Con llegada de la nueva generación, sobre todo la calidad de los gráficos en los videojuegos es tal, que pueden verse hasta los poros de la piel de los personajes que aparecen en pantalla. Esto supone para los diseñadores un nivel de detalle extremo, y en ocasiones es más sencillo coger como modelo a un actor de carne y hueso, que crear un personaje desde cero. Pero, ¿no nos acerca demasiado esta práctica a un campo que no es el nuestro?
Uno de los actores de doblaje que más me gustan en la actualidad es Troy Baker. Y a quién no, este muchacho está hasta en la sopa. Troy Baker como Joel en The Last of Us, como Booker DeWitt en Bioshock Infinite, como Kanji Tatsumi en Persona 4, Talion en Sombras de Mordor, Pagan Min en Far Cry 4, Ocelot en Metal Gear Solid V: The Phantom Pain... Sólo tenéis que echar un vistazo a su Wikipedia para ver cuánto trabaja este señor. Incluso, como es un guaperas, puedes ver su cara también en Infamous Second Son. Esos son muchos videojuegos en muy poco tiempo. Vaya, que es como Tomás Rubio, pero bien.
Sin embargo, una de las características que más me han atraído siempre en los videojuegos es su capacidad para crear personajes únicos, que no tienen correspondencia en la vida real. Puede que te guste el personaje de Tyler Durden en El Club de la Lucha, pero para llevarlo a la gran pantalla necesitas un actor real, en este caso Brad Pitt. De hecho, esta es una de las razones por la que la audiencia se enamora de los actores: extrapolan los sentimientos que tienen hacia sus personajes en las propias personas de carne y hueso, y por ello se creó el "Star System" hollywoodiense.
Una de las cosas que más me gusta de Snake es que es único. Vale que Kojima se inspirara en actores como Kurt Russell en Rescate en Nueva York o incluso Clint Eastwood para crearle, pero cuando ves una imagen de Snake no puedes pensar en ningún actor, sencillamente porque no existe. Luego podemos debatir quién quedaría bien en una película de Metal Gear, pero no es el caso. Cuando juegas al último Call of Duty: Advanced Warfare puedes quedar impactado por la calidad de sus vídeos entre misión y misión, pero como sus personajes están basados en actores como Kevin Spacey o, de nuevo, Troy Baker, le quita un poco la magia al asunto.
De hecho, creo que esta fue una de las razones por las que Miranda y yo tuvimos siempre un "tira y afloja" extraño en Mass Effect 2. Por muy cañón que estuviera y todo su trasfondo, siempre veía detrás a la actriz Yvonne Strahovski, que por aquél momento estaba bastante de moda además gracias a la serie Chuck. Lo mismo ocurre con L.A. Noire, donde sus personajes son todos actores de renombre como Aaron Staton o John Noble, por lo que no podía evitar pensar en su personaje de Mad Men cuando Staton aparecía en pantalla y en… yo qué sé, el Senescal de Gondor cuando hacía lo propio Noble.
No digo que no me agrade, pero a veces esta práctica me saca un poco de la escena, como si me encontrara a un actor real fielmente dibujado en mi cómic de superhéroes favorito. ¿Es raro, verdad? El cine es el cine, y eso está bien, pero los videojuegos deben ser también videojuegos, con sus propias reglas y construcciones. La razón por la que esto sucede tanto últimamente es, sencillamente, porque hemos llegado a un punto en la tecnología y el modelado de polígonos que es más fácil, incluso a veces necesario, basarse en un modelo real.
Si es necesario escoger a actores, optaría por que estos fueran desconocidos. Es lo que hace David Cage con juegos como Heavy Rain y hasta cierto punto resultan algo más creíbles que en Beyond usando a Willem DaFoe o Ellen Page. Rockstar ha hecho lo propio con el trío de protagonistas de GTA V, que tienen un look muy similar a sus homólogos reales y clavan a sus personajes sin necesidad de tener nombre. Claro que al contar con nombres muy conocidos entran en práctica estrategias de marketing para publicitar tu juego.
Aun así, adoro a esos estudios que buscan diferenciarse de otras artes creando personajes únicos, que no son un avatar de alguien en la vida real. Pensadlo: ¿por qué creéis que Morrigan de Dragon Age es un personaje tan popular? ¿O Nathan Drake? ¿O Lara Croft? ¿O Geralt de Rivia (bueno, lo de Geralt es un poco trampa)? ¿O Samus, Link y Mario aunque tengan un aspecto más cartoon? Porque son todos personajes irrepetibles. No son Brad Pitt. O Troy Baker. Y a día de hoy son los juegos más exitosos del año pasado y los más esperados de este.
Yendo más allá de la cuestión, está bien que los creadores elaboren personajes interesantes, originales y bien construidos, pero siendo una de las máximas en los videojuegos el hecho de interactuar, la creación de nuestros propios avatares también ha mejorado muchísimo en los últimos años. A todos nos gusta hacernos nuestro propio personaje en títulos como Mass Effect, Dragon Age o Skyrim, pero sólo en esta generación y en las venideras podremos explotar la creación de identidades virtuales que nos representen fielmente. No hay más que echar un vistazo a títulos deportivos como los diversos juegos de EA Sports o NBA 2K, en los cuales podemos escanear una foto nuestra para convertirla en un modelo 3D con mucho parecido. ¿Soy el único que no entiende por qué esto no es condición sine qua non en los juegos de rol? En Dragon Age Inquisition he conseguido crearme un personaje con el cual más o menos me identifico, pero actualmente no hay ningún título de acción, aventura o rol que nos convierta a nosotros en los actores principales.
Y este sería el único caso donde preferiría a un actor por delante de un personaje: a mi mismo. Porque de eso se trata, ¿no? De crear una conexión cada vez más fuerte con el propio videojuego, y siempre hablaríamos de una opción no obligatoria, porque hay jugadores que prefieren hacerse a un caballero fuertote y con barba o incluso probar el género opuesto. Utilizar las convenciones de otros medios como el cine pueden enriquecer la experiencia, pero habría que cuidar de no inspirarse demasiado en ellas, no vayamos a perder nuestra identidad como medio.
Llegados a este punto, ¿qué preferís vosotros? ¿Os gusta ver a actores de renombre en vuestros títulos favoritos? ¿Preferís personajes inventados cuya cara no haya sido prestada por alguien real? O, por el contrario, ¿sois más de construir vuestro personaje desde cero? Como siempre, podéis dejar vuestro opinión más abajo para abrir el debate.