30 años de Final Fantasy

30 años de Final Fantasy
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Hironobu Sakaguchi siempre decía que no estaba haciendo un producto, sino una creación. El equipo tras el primer Final Fantasy puso todo su empeño en sacar adelante la que se planteaba como una última esperanza, dándolo todo, sin guardar nada para una secuela. Así fue "la última fantasía" de Sakaguchi.

Años 80, los albores de la industria del videojuego doméstico en Japón. Reacio a seguir los pasos de su padre en una compañía eléctrica, Masafumi Miyamoto decidió abrir un local en Yokohama con varios ordenadores. En una época en que los desarrollos de juegos estaban conducidos por un único programador, su idea era la de reunir a expertos en varios campos (narrativa, gráficos, sonido...) para que colaborasen en un mismo proyecto. Uno de los primeros en llegar fue Hironobu Sakaguchi, que abandonó sus estudios en ingeniería eléctrica para adentrarse en la incipiente industria del videojuego.

Este fue el germen de Square, una compañía en principio ligada a la empresa del padre de Miyamoto y que luchó videojuego a videojuego hasta hacerse independiente. Lo tuvo difícil. Títulos como The Death Trap (1984), King's Knight (1986) o Rad Racer (1987) no lo hicieron mal. Sin embargo, el éxito no acababa de llegar. Sakaguchi tendría la clave. Llevaba tiempo queriendo crear un RPG, pero en la compañía no confiaban en que algo así pudiera sorprender. Eso hasta que salió Dragon Quest y vieron que, a escasos kilómetros, sus vecinos de Enix se frotaban las manos.

Fue un momento decisivo. Se dice que la compañía estaba al borde de la quiebra, pero lo cierto es que el que peor estaba era Sakaguchi. Se encontraba a punto de dejarlo: "Tenía la sensación de que si este proyecto no vendía, dejaría la industria de los videojuegos y volvería a la universidad". Podría sonar a broma, pero el único condicionante que le pusieron fue que el videojuego tuviera las iniciales FF, porque sonaba mejor. Se barajó el nombre de Fighting Fantasy, pero finalmente se optó por el de Final Fantasy porque expresaba a la perfección el último esfuerzo que estaban realizando, la fantasía final de aquellos japoneses con más pasión que dinero.


Historia de un éxito

Final Fantasy siempre se ha caracterizado por el drama. Su desarrollo no iba a serlo menos. Poco le faltaba para ser el patito feo dentro de Square, un proyecto conducido por un señor considerado como poco afable y al que casi nadie quería aproximarse: "El otro equipo en Square contaba con 20 trabajadores, mientras que para el nuestro sólo tres personas se presentaron voluntariamente. Era imposible que el proyecto saliera adelante con un equipo tan pequeño", cuenta Sakaguchi.

Yoshitaka Amano es toda una leyenda en el campo de la ilustración de videojuegos. Comenzó su carrera en anime antes de lanzarse a trabajar en el primer Final Fantasy. Con el tiempo se ha convertido en un icono, hasta el día de hoy.
Yoshitaka Amano es toda una leyenda en el campo de la ilustración de videojuegos. Comenzó su carrera en anime antes de lanzarse a trabajar en el primer Final Fantasy. Con el tiempo se ha convertido en un icono, hasta el día de hoy.


Sin embargo, acabó rodeado de grandes talentos. Uno de los más sorprendentes fue Nasir Gebelli, un programador de origen iraní ampliamente conocido en los 80 por su trabajo con el Apple II, al contribuir a popularizarla como máquina de videojuegos. Jamás había trabajado en un juego de rol, algo a lo que se sumaba la dificultad de que no hablaba japonés. No obstante, Sakaguchi lo consideraba algo así como la estrella del equipo, y juntos trabajaron para sacar buen partido de NES, la plataforma de 8 bits de Nintendo.

Dentro de ese reducido pero talentoso equipo se encontraban otros nombres como Yoshitaka Amano (artista) y Nobuo Uematsu (compositor), ejes vertebradores de la experiencia audiovisual Final Fantasy, y sin los cuales no podría entenderse esta saga. Otro personaje imprescindible fue Koichi Ishii, que aparte de trabajar intensamente en este primer Final Fantasy, fue el artífice de la temática de los cristales como fuente de poder y causa de conflictos. A Sakaguchi le fascinaba este creador, porque detrás de su aspecto personal, algo áspero y siempre con chaqueta de cuero, se escondía alguien con la sensibilidad para diseñar criaturas como los chocobos o moogles, auténticos iconos de la serie.

Final Fantasy VI está considerado por la comunidad de fans como una de las mejores entregas de la saga.
Final Fantasy VI está considerado por la comunidad de fans como una de las mejores entregas de la saga.


Si Dragon Quest ayudó a comprender lo que era un RPG, Final Fantasy contribuyó a popularizarlo

A pesar de las dificultades, Sakaguchi se las ingenió para crear un equipo de producción más grande del habitual. El objetivo era crear algo que compitiese con Dragon Quest, pero sin imitarlo. Las mayores inspiraciones fueron Ultima o Wizardry, en aspectos como la exploración o los combates. Sin embargo, en Square querían poner su granito de arena, y lo cierto es que Final Fantasy acabó siendo un punto de inflexión por la presencia de clases y, según los críticos de la época, una historia más profunda y absorbente.

Hironobu Sakaguchi es el padre de Final Fantasy. No hace demasiado contó que sigue considerando a la serie como un hijo, y a pesar de la distancia (dejó Square Enix en 2003) sigue vinculado a sus antiguos compañeros de trabajo.
Hironobu Sakaguchi es el padre de Final Fantasy. No hace demasiado contó que sigue considerando a la serie como un hijo, y a pesar de la distancia (dejó Square Enix en 2003) sigue vinculado a sus antiguos compañeros de trabajo.


Sakaguchi nunca ocultó sus intenciones: "Quería contar una historia. Trato a los personajes como si fuesen reales, gente que ríe y llora". La verdadera motivación siempre fue esa, la de sumergirnos en una trama épica. Ese primer videojuego establecía las bases: cuatro guerreros de la luz destinados a salvar el mundo. Se diseñó primero el mundo y luego la narrativa. Sin embargo, para posteriores entregas entendieron que se debía hacer al revés, porque Final Fantasy era el drama personal de unos héroes en que cabrían grandes temas como la amistad, el dolor o el sacrificio. Contarlo sin limitaciones era prioridad indiscutible.

En cualquier caso, uno de los grandes éxitos de Final Fantasy fue distanciarse de Dragon Quest ya desde esta primera entrega. Los diseños de Amano eran muy diferentes de los de Akira Toriyama. Gráficamente, sin ser un videojuego puntero, lograba una identidad propia, principalmente a través de combates que apostaban por mostrar a los dos bandos en disputa (algo inédito en el género y que serviría como inspiración futura). De hecho, era un título innovador y ambicioso, al introducir viaje en el tiempo y transporte por tierra, mar y aire.

Final Fantasy VII es tal vez la entrega más revolucionaria de toda la saga. Su combinación entre escenarios prerrenderizados y personajes 3D, junto a sus cuidadas intros e historia, marcaron un importantísimo punto de inflexión para el género J-RPG.
Final Fantasy VII es tal vez la entrega más revolucionaria de toda la saga. Su combinación entre escenarios prerrenderizados y personajes 3D, junto a sus cuidadas intros e historia, marcaron un importantísimo punto de inflexión para el género J-RPG.


Podríamos decir que si Dragon Quest ayudó a comprender lo que era un RPG, Final Fantasy contribuyó a popularizarlo. Por eso no es exagerado hablar tanto de Hironobu Sakaguchi. Tuvo que sufrir las consecuencias de un entorno hostil, en que iba a redacciones de videojuegos y no aceptaban hablar de su creación, en que tuvo que convencer a sus propios jefes de que doblaran la producción para el lanzamiento. Esto nos da la lección que no sólo importa que tu juego sea interesante, sino que también hay que saber venderlo. Sakaguchi hoy se muestra agradecido por el apoyo brindado por la publicación Famitsu en su día, y también a la propia Square por aceptar que lanzaran 400.000 videojuegos, en lugar de los 200.000 previstos.

El japonés actualmente bromea diciendo que no cree que pudiera subirse otra vez en una montaña rusa como aquella: "Estoy algo viejo para eso". Sin embargo, es necesario recordar la entrega depositada. Seguramente, sin esa convicción hoy tendríamos un panorama muy diferente. El videojuego ejerció un papel crucial a la hora de demostrar la valía del género RPG en NES, y contribuyó de forma definitiva a que se popularizara fuera de Japón con el paso de los años.

30 años de Final Fantasy


Más de 130 millones de videojuegos lo han convertido en una de las franquicias más exitosas

Por avatares del destino, Square y Enix, antaño rivales por la supremacía RPG, acabaron fusionándose en 2003. Poco después, Sakaguchi abandonó el barco para emprender su propia aventura. La serie siguió creciendo, con más entregas y todo tipo de productos que expandieron su universo. Hasta la fecha, ha vendido más de 130 millones de videojuegos, convirtiéndose en una de las franquicias más exitosas. Sin embargo, nunca hay que olvidar de dónde vienes, quiénes estuvieron contigo y cómo lo lograste. Que sirva este texto para recordar el espíritu que erigió Final Fantasy, el de esforzarse y darlo todo en cada juego, como si fuese el último. Es algo que siempre debería persistir, aunque pasen 30 años.

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