Octopath Traveler es una rareza dentro de la evolución actual que han seguido los J-RPG. Es un retorno a las raíces al género, un tributo a los usuarios que disfrutaron antaño de los primeros Final Fantasy. Los desarrolladores no lo ocultan. Esa ha sido la intención. Os contamos si se está haciendo realidad tras haberlo jugado en profundidad.
Llevamos más de diez horas jugadas a Octopath Traveler… y las sensaciones no pueden ser más positivas, sobre todo si lo que esperas es un J-RPG como los de antaño. Esos en que el ritmo es lento pero gratificante, con infinidad de líneas de conversación, cantidad de horas de exploración y otras muchas librando combates para subir de nivel y seguir adelante. Esquema clásico, sabor añejo, pero resultado adaptado a las posibilidades de Nintendo Switch, y que los más veteranos sabrán agradecer.
Hace poco leí una entrevista en Game Informer, en que los desarrolladores admitían que querían crear un RPG de la vieja escuela, que nos trasladara a principios de los noventa, pero sin renunciar a los nuevos tiempos. En esa delgada línea se mueven los trabajadores de Acquire, los otrora responsables de sagas como Tenchu o Shinobido. Sin embargo, el J-RPG no lo trataron demasiado. Por eso, es aún más sorprendente que Octopath Traveler haya alcanzado unas cotas de calidad tan elevadas.
Efectivamente. Ya podemos decirlo sin miedo a equivocarnos: estamos ante un gran exponente dentro del género y uno de los mejores títulos de Switch para este 2018. Mientras jugaba, venían a mi mente recuerdos de cuando descubrí clásicos como Breath of Fire, Ilusion of Time, Secret of Mana… El aura de esa época, con historias grandilocuentes, ambientaciones sensacionales y melodías increíbles se manifiesta con nostalgia en este videojuego. Sensaciones de otra época recuperados en una aventura muy duradera, de gran calidad y que se nota que está realizado con mimo y mucha pasión.
Un guiño a los clásicos J-RPG
La mejor conclusión que nos llevamos es que Octopath Traveler hace justo lo que persigue: satisfacer a los veteranos que esperaban un J-RPG clásico. Aquí no hay acción a raudales ni secuencias cinemáticas de alto presupuesto. Se parece más a un Final Fantasy clásico, como ya defendimos en un artículo. Esto es: combates por turnos, aleatorios, con una dificultad bastante ajustada, una gran necesidad de subir de nivel, sistema de equipamiento y habilidades simples pero eficaces. Por supuesto, también la capacidad de llevarnos entre una buena variedad de situaciones con bastante talento.
LO QUE DESTACAMOS… es cómo se ha rescatado la esencia de la época de SNES. Los propios desarrolladores han llegado a afirmar que el videojuego ha sido desarrollado como un sucesor espiritual de Final Fantasy VI.
Alta capacidad de elección
Hemos descubierto la clave diferenciadora de Octopath Traveler. Consiste en que podemos escoger entre ocho protagonistas al comienzo de nuestro periplo, para después ir visitando y reclutando al resto para seguir adelante. Lo sorprendente es que podemos trazar la ruta que queramos en el mapa, puesto que en realidad está abierto. ¿Quieres seguir adelante con Olberic y completar sus capítulos, o detenerte para conocer Primrose o el resto de personajes? Tal vez desees perderte por algún camino alternativo, en busca de una gruta o tesoros ocultos. Todo esto es posible.
LO QUE DESTACAMOS… es que cada personaje posee distintos capítulos, los cuales debemos completar para avanzar en la aventura. Lo mejor es que podemos hacerlo en el orden que deseemos. ¿Olberic, Primrose, Therion, Cyrus…? Tú eliges.
Dificultad ajustada
¿Cómo hace Octopath Traveler para ajustar su dificultad? Digamos que el juego, a medida que avanzas, establece zonas de peligro en función de tu nivel de experiencia. Cuanto más progresas en la historia de un personaje, más feroz es el desafío, pero siempre manteniendo el equilibrio. Hasta donde hemos llegado, el ajuste es satisfactorio, ofreciendo jefes finales especialmente complicados. Por supuesto, siempre existe la opción de levear, pero la aventura está diseñada para que no tengas que detenerte demasiado en ello. El hecho de que los combates aleatorios sean bastante frecuentes ayuda bastante.
LO QUE DESTACAMOS… es el subidón que provocan los jefes finales. Son complicados, y requieren una táctica para ganar. Nos ha ocurrido en un caso, por ejemplo, que no sólo es importante atacar, sino saber defendernos.
Una historia elaborada
Primrose es una bailarina maltratada por su patrón. Olberic un caballero oculto tras un pasado perturbador. Tressa una comerciante con ganas de aventuras. Así hasta ocho protagonistas con distintas personalidades, trasfondos y motivaciones. Esto provoca un arranque algo lento, hasta conocer a todos ellos, pero también ingenioso, porque pocas veces se realiza una aproximación tan pormenorizada. Lo bueno de Octopath Traveler es que nos da el tiempo suficiente como para comprender a cada uno de ellos, y además con pasajes en los que no faltan temas como la muerte, la alta traición o la prostitución. Es bastante adulto y profundo.
LO QUE DESTACAMOS… es la elevadísima cantidad de diálogos. Si venís aquí, estáis avisados: hay mucha historia. Está inundado de clichés del género J-RPG, pero son más a modo de homenaje que de falta de ideas.
Combates tácticos y desafiantes
¿Qué diferencia a Octopath Traveler de otros J-RPG con batallas por turnos? La respuesta está en dos estrategias esenciales. Una es la ruptura, consistente en atacar las debilidades de los enemigos. Podría ser a las espadas, hachas, puñales, lanzas… o también alguna magia de oscuridad, viento, fuego o electricidad. Provocar una rotura significa dejar al rival sin su turno, y esto es importantísimo para ganar batallas, especialmente las más complicadas. La otra estrategia es el impulso, que se recarga con cada turno y nos permite realizar una especie de ataque cargado con poderosas implicaciones, siempre que se use en el momento oportuno.
LO QUE DESTACAMOS… es la simpleza pero efectividad del sistema combativo. Lo aprendemos al principio del juego y aguanta durante muchísimas horas, confiando en la adquisición de nuevas habilidades para los personajes.
Profundo pero sencillo
Como veis, tampoco es que Octopath Traveler se pierda en complejos esquemas de juego. Es otro gran punto a favor. Huye de complicaciones y se asoma a la simpleza pero eficacia de los clásicos. El equipamiento es extenso (armas, cascos, armaduras…) pero fácil de optimizar. Incluso hay una opción para que la CPU lo haga por nosotros. Luego existe un sistema de habilidades desbloqueable, compra de items, muchísimos puntos de guardado (tenemos nueve slots) y un diario que es útil para consultar en qué punto de la partida nos encontramos. Siempre es fácil despistarse, sobre todo si llevas varios días sin jugar.
LO QUE DESTACAMOS… es la facilidad con la que nos equipamos. Vamos a la tienda, miramos, comparamos y equipamos nada más realizar la transacción, sin entrar en ningún menú. Se agradece lo rápido e intuitivo que es.
Cada protagonista es un mundo
Otro de los rasgos distintivos de este J-RPG es que cada uno de los personajes dispone de su conocida como acción de senda. ¿En qué consiste? En que, por ejemplo, la bailarina Primrose puede acercarse a cualquier NPC para seducirlo y así permitir que nos acompañe en las batallas de forma temporal. La mercader Tressa puede comprar artículos a pueblerinos, el caballero Olberic desafiarlos a un combate y el ladrón Cyrus robarles sus pertenencias. El detalle es que si fallamos al robar o vamos por ahí dañando a gente, nuestra reputación bajará y dejarán de interactuar con nosotros.
LO QUE DESTACAMOS… es que a cada personaje se le dedica prácticamente una hora de presentación, para explicar de dónde viene, así como sus mecánicas principales. Existe un gran respeto de los trabajadores con respecto a la historia que están contando.
Una belleza pixel-art
La capacidad para ambientar situaciones de Octopath Traveler es asombrosa. Merece mucho la pena concentrarse para jugar. Encontrar vuestro momento, focalizaros en la pantalla y poneros unos auriculares. La experiencia audiovisual es fantástica. En primer lugar, por esa exquisita combinación entre sprites 2D y perspectiva 3D, que rememora a otra época, pero sin perder de vista al presente. En segundo lugar, pero no menos importante, por una banda sonora para el recuerdo, compuesta por Yasunori Nishiki, que se adapta con talento a las temáticas y situaciones abordadas.
LO QUE DESTACAMOS… especialmente es la música. Nishiki comentó que su trabajo está influenciado por la series SaGa y Final Fantasy. También por la música clásica, y cita a Bach. Lo cierto es que todo esto se nota, porque ha creado temas para el recuerdo.
Lo jugamos en directo