Una de las mayores sorpresas en cuanto a nuevos anuncios que nos deparó el E3 fue la de Child of Eden, un título que recoge el testigo espiritual del genial Rez de 2002. Los creadores del original y de Lumines nos traen otra aventura inclasificable que fusiona como pocas veces hemos visto el sonido y la imagen.
Tetsuya Mizuguchi es un reputado creativo nipón con dilatada experiencia en el mundo del desarrollo de videojuegos y con trabajos en su historial que incluyen grandes sagas como SEGA Rally o Lumines, entre otros. ¿Por qué comenzamos con él? Porque es el cerebro que se esconde tras Child of Eden, la que promete ser su nueva obra maestra.
El Sinestesia-Shooter
"Esta es una nueva frontera para mí", declara el mismísimo Mizuguchi sobre Child of Eden; antes de definir el título como un Sinestesia-Shooter basado en un tema completamente universal: "la vida". ¿Cómo se muestra esto en el videojuego? Con diseños orgánicos de criaturas a las que disparar, todas ellas de aspecto marino incluyendo anémonas, mantas y demás fauna submarina.
A pesar de que el videojuego está firmemente planteado para utilizar Kinect, lo cierto es que Mizuguchi ha llevado a cabo las presentaciones del videojuego con un pad normal y corriente de Xbox 360. Los controles son los lógicos en un título de estas características en su traslado al mando de consola, aunque al hilo del tema de los sensores de movimiento no se ha especificado todavía si el título utilizará las capacidades de PlayStation Move en la consola de Sony.
A pesar de que no pudimos verlo en la presentación del E3, sí sabemos que con la mano izquierda controlaremos la retícula en el videojuego si usamos Kinect, mientras que con la derecha ejerceremos de gatillo físico pudiendo disparar sobre las figuras que queramos destruir. La idea es la de construir una suerte de danza con nuestro cuerpo, un baile mortal con nuestros dos brazos que se complementa con algunas otras acciones como las de dar una palmada, que servirá para cambiar el tipo de arma que estemos empleando.
No obstante, y por importante que sea el control, Child of Eden es una experiencia tan sensorial como en su momento lo fue Rez, y para construirla ayuda mucho tanto la imagen como el sonido. Para la faceta del audio el creativo nipón se aparta de la línea de su predecesor y opta por recurrir a su propia banda -Genki Rockets- que se ocupa de una banda sonora mucho más tranquila y atmosférica.
Las imágenes son el otro aspecto responsable de las sensaciones que provoca este Child of Eden. Muchas de las partes que hemos podido ver tienen una ambientación aparentemente submarina, pero en otras partes hemos visto niveles que aparentemente parecen sacados de imágenes por satélite del espacio.
De momento hay pocos datos sobre Child of Eden, pero todo lo que sabe de él apunta a ser nuevamente un shooter psicodélico de lo más apasionante. Está claro que no va a estar destinado a todo tipo de públicos, pero con los que consiga esa comunión perfecta entre imagen, sonido y actitud por parte del jugador tendrán una experiencia maravillosa ante sí.