Seguro que los más forofos del género de la simulación submarina alguna vez habríais deseado que esos destructores que escoltan los convoyes de suministros desde EE.UU. hasta Europa no estuvieran ahí, y que su función es mucho más segura y reconocida que la de los buques del servicio silencioso de la Kriegsmarine. Bien, pues si ya estáis hartos de ser la presa y queréis convertiros en cazador de los “lobos del Atlántico” para saber cómo se sienten esas batallas entre buques de superficie y sumergibles de la segunda guerra mundial, estáis de enhorabuena. Desde hace no mucho, Destroyer the U-Boat Hunter ya se encuentra disponible en acceso anticipado en Steam, y tras haberlo probado puedo afirmar con rotundidad que es una experiencia tan intensa, exigente y divertida como la que viví hace poco repasando Silent Hunter 3.
Invirtiendo los papeles de Silent Hunter 3
No son pocos los juegos de simulación de guerra naval que he probado, pero debo reconocer que nunca había experimentado con uno que me ofreciese la posibilidad de hacer una inversión de estos roles, pese a que ya conocía de la existencia de Destroyer Command de Ubisoft. En Destroyer the U-Boat Hunter se nos pone al mando de un destructor norteamericano de la clase Fletcher, y como su capitán y líder del grupo de escolta, debemos asegurarnos que los sumergibles alemanes no hundan ninguno o demasiados buques de carga que están a nuestro cargo durante una travesía a través del Atlántico rumbo a Europa.
Me he sentido como Tom Hanks en la película Greyhound
Lo primero que me ha llamado la atención de este simulador es lo cuidada que está la forma de representar la tensión a la que se enfrenta un capitán de estos navíos durante un servicio de escolta. A mi disposición tenía el radar y el sonar, más la estación de control de armas y de cargas de profundidad. Puede que no sea una experiencia tan detallista en mecánicas como la de los juegos de simulación submarina, pero no por ello es menos completa y ni que decir desafiante o con toneladas de suspense. El primer reto al que tuve que enfrentarme fue ese, el de filtrar la gran cantidad de información y datos que llegaban de mis aliados, mis vigías, y los puestos de radar y del sonar de mi buque.
Pero mucho más incierto y enervante -en el buen sentido- es el momento de pasar al ataque de un enemigo que no puedes ver. ¿Recordáis la tensión que se siente en los momentos previos a lanzar un torpedo desde un submarino en los juegos en los que dirigimos uno? Pues aquí se multiplica por 10, ya que no sólo hemos de tener en cuenta la posición del sumergible -o sumergibles, pues nunca ataca un solo submarino-, sino la del convoy para no chocar contra ninguno de ellos mientras rastreamos el U-boat, posicionar a los otros buques de escolta para que nos ayuden con la caza o vigilen a otros ‘’lobos’’ que haya en el área, determinar la profundidad a la que detonarán nuestras cargas, su patrón de dispersión... Vamos, todo un ejercicio de pensamiento rápido y adaptabilidad a la hora de saber leer e interpretar la avalancha de datos que me llegaban casi constantemente. Es estresante, no os voy a engañar, pero es una simulación tan condenadamente bien construida y representada, pese a su ''sencillez'' comparada con la realidad, que me he sentido como Tom Hanks en la película Greyhound, o Robert Mitchum en Duelo en el Atlántico.
Por exponeros mi primera experiencia fuera del tutorial -imprescindible, pero muy bien explicado y nada tedioso-, mi oficial de radar captó un contacto en superficie a 3.500 yardas (poco más de tres km.). Inmediatamente ordeno poner rumbo a las coordenadas del contacto y doy órdenes a mis escoltas para que cubran el hueco que acabo de dejar en la formación. Compruebo los instrumentos de seguimiento para intentar averiguar qué rumbo de ataque tomará; si para venir a por nosotros o a por el convoy. Casi a la vez le indico al radar que pase los datos a las torretas para que vayan apuntando en la dirección por la que debería estar. ¡Lo avistamos por fin!, pero no pasa mucho tiempo antes de que pueda dispararle más de un par de salvas, ya que se sumerge.
La gracia de Destroyer está en que no te puedes distraer o dejar de hacer cálculos en ningún momento
Y aquí empezamos ese juego del gato y el ratón que tantas veces he vivido pero bajo la superficie. Mi oficial de sonar me informa de la distancia y profundidad aproximada, y en consecuencia voy haciendo los cambios de rumbo apropiados, reduciendo la velocidad para no perderlo o dejarlo atrás; paralelamente configuro las cargas de profundidad. El medidor recibe los datos del sonar, ajusto la plantilla de lanzamiento y ordeno que comience el ataque. Desde el puesto de vigia de popa observo las explosiones, pero ninguna mancha de aceite, y perdemos el contacto. Mis escoltas no consiguen captar nada y empiezo a temer lo peor: que ya haya disparado un torpedo hacia el convoy y mis vigías no hayan podido captarlo para avisarles.
Por no extenderme más en esta recapitulación de los hechos - tan frenéticos y divertidos en partida como estresantes os puedan sonar aquí-, os diré que estuve comprobando pantallas de datos y cavilando cuál era el próximo paso. Y es que a pesar de los momentos de relativa “inactividad”, la gracia de Destroyer está en que no te puedes distraer o dejar de hacer cálculos en ningún momento. Al final, mi inexperiencia salió a flote de una manera catastrófica aunque hilarante: no sólo hundieron uno de los transportes. Yo mismo, por no estar al tanto de nuestro rumbo casi embestí a uno de los escoltas que nos estaba ayudando a cazar al primer contacto, sólo para luego estamparme contra uno de los buques que escoltábamos. Pese a que pueda parecer frustrante, lo que engancha de este juego es lo que ya os he comentado de pensar rápido y procesar lo mejor que podáis todos los datos que os llegan de vuestros oficiales; es un ejercicio que gustará a los que sean fans de las simulaciones más exigentes.
La pena es que aún le falta algo de contenido al estar en acceso anticipado. Por el momento sólo se pueden jugar tres tipos de batalla: pequeña, mediana y grande, cada una de mayor dificultad y duración (se pueden salvar las partidas), y hay una cuarta opción para configurarnos una al gusto. También he notado que a veces los submarinos podían hacer algunos giros irreales, pero no ha sido siempre, y los desarrolladores de Iron Wolf Studio ya están trabajando para pulir esos aspectos. Además, ya han confirmado que el juego contará con una campaña dinámica, y habrá nuevos tipos de misiones en el futuro aparte de la escolta. Si queréis probar a poneros en la piel de un tipo de barco que ha sido vuestra cruz en los juegos de simulación submarina de este periodo histórico, podéis encontrar el juego en Steam por menos de 30 euros.