Análisis de Dragon Quest Builders. Dame un martillo y cambiaré el mundo

Análisis de Dragon Quest Builders. Dame un martillo y cambiaré el mundo
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El martillo puede más que la espada. ¿No era así? Pues Dragon Quest Builders demuestra lo contrario. Juntar bloques para reconstruir el mundo es también una hazaña épica, a la altura de los juegos de la saga principal. Os contamos en qué consiste eso de ser un héroe constructor en este análisis.

Cogerlo y no soltarlo. Esto ha sido lo que he hecho con Dragon Quest Builders desde que el juego entró en la redacción. Son pocos los videojuegos que acaban logrando esto, que cuando dejas de jugar, sientas la llamada de la consola para echar otra partida. Es de locos, pero ocurre, y al final sacas tiempo de donde sea para volver a su fantástico mundo. Y claro, volver al mundo de Dragon Quest no es nada difícil, sobre todo si siempre te han gustado los diseños de Akira Toriyama o las partituras de Koichi Sugiyama. Es una maravilla.

Pero el éxito de Builders no se mide sólo por esto, sino por su talento a la hora de unir la licencia a una idea: la de crear un juego inspirado en Minecraft. El resultado tiene forma de trampa, pero es inevitable caer en ella. Llegas atraído por el cebo que supone esa licencia que tanto te gusta, y acabas atrapado sin remedio por la increíble adicción que provoca durante más de 50 horas.

Ahora bien, no os dejéis engañar. Esto no es Minecraft, es un Dragon Quest, y como tal no renuncia a sus bases, a su ADN. Por eso tenemos una historia, por eso contamos con un montón de "quests" y por eso existen hasta jefes finales. De hecho, las sorpresas llegan una tras otra a medida que pasan las horas. Es puro vicio. Es dejar los mandos y estar deseando que llegue otro día para poder hacer más cosas, para convertirte en el héroe que reconstruirá el mundo.


El héroe de los bloques

A poco de comenzar el juego alguien nos dice que no nos equivoquemos, que aquí no somos unos héroes. Al principio lo acatas, pero luego te das cuenta de que no es verdad. Levantamos una ciudad desde cero. Salvamos a personas que se convierten en sus habitantes. Los protegemos de los peligros de un mundo desbordado por el mal. Salimos fuera y nos jugamos la vida para obtener recursos. ¿De verdad que no somos héroes?

El sistema de control es realmente ágil y fácil de usar. A los pocos minutos ya habréis dominado el arte de colocar bloques.
El sistema de control es realmente ágil y fácil de usar. A los pocos minutos ya habréis dominado el arte de colocar bloques.


De hecho, seguimos siendo los elegidos. Somos la única persona con la habilidad de construir, y nuestra es la épica tarea de reconstruir un mundo sumido en las tinieblas, de crear una civilización. Detrás hay alguien muy malvado, ya lo veréis, pero lo que importa en realidad es la travesía que nos lleva hasta el "final". Y recordad que esto es un Dragon Quest con forma de Lego, no al revés.

Por ello, hay una narrativa que nos propone rescatar una ciudad de su hecatombe, que nos invita a crear nuestra primera habitación y que nos lleva más tarde a encontrar a un personaje moribundo en los confines de nuestra isla. Poco a poco y sin darnos cuenta seremos los artífices de una gran ciudad, con su muralla, una decoración exquisita, cofres con innumerables materiales, una cocina, un taller o un vestidor. Lo más satisfactorio es ver cómo se levanta tu gran obra, cómo cambia de la noche a la mañana en base a tu trabajo.

Dame un martillo y cambiaré el mundo


Esto no es Minecraft, es un Dragon Quest, y como tal no renuncia a sus bases, a su ADN

El videojuego se divide en varios capítulos que nos invitan a descubrir nuevas islas, con materiales inéditos a "craftear" que abren nuevas posibilidades de construcción. La sensación de descubrimiento es elevada y supone otra de las razones para quedarse en Dragon Quest Builders. Cuando no estás construyendo una torre, te encuentras adquiriendo trozos de cobre. Cuando no estás luchando con unos limos, te pones simplemente a explorar esa cueva que ves en el horizonte. Siempre hay algo que hacer.

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Hay enfrentamientos más difíciles de lo normal, con la presencia de un jefe. Es necesario equiparse bien para triunfar.
Hay enfrentamientos más difíciles de lo normal, con la presencia de un jefe. Es necesario equiparse bien para triunfar.


Rara vez te aburres, pero si lo consigues es tal vez porque no has dado con la tarea adecuada. Los desarrolladores de Square Enix quieren que sigamos la historia, que diseñemos edificios basándonos en los planos que nos dan, que leamos instrucciones para crear instrumentos. El juego premia que cumplamos las reglas, pero no nos impide que seamos rebeldes, que nos perdamos y diseñemos nuestras propias edificaciones. La libertad es enorme, y se respalda en un sistema de control que puede resultar poco preciso en ocasiones, pero al que se le acaba cogiendo el truco.

El videojuego ha llegado a PS4 y PS Vita. Me esperaba algún tipo de interconexión entre plataformas, un "cross-save" que me hubiese permitido continuar mi partida mientras viajo. Hubieses sido magnífico, pero en Square Enix se han olvidado de esa importante opción. ¿Qué plataforma recomendaría si hay que elegir? Indudablemente, el juego brilla mucho más en la consola de sobremesa, sobre todo a nivel visual. Sin embargo, la opción portátil es muy aceptable, a pesar de poseer una menor tasa de imágenes por segundo (nada grave) y no haber sacado provecho alguno de las funciones táctiles.

Dame un martillo y cambiaré el mundo


Visualmente es encantador, coherente con un planteamiento único, fiel a los principios de la saga

Lo que sí sé es que un juego divertido y al que pocas cosas le han faltado. Su mapeado trata de ser una recreación del que se usó en Dragon Quest (NES, 1986). Se ven sus entornos, su estilo artístico, su aura con bloques en lugar de píxeles. Visualmente es encantador, coherente con un planteamiento único, fiel a los principios de la saga. Musicalmente es una delicia, y eso a pesar de que algunas veces las melodías pueden acabar haciéndose algo repetitivas.

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¿Defectos? Más que eso, la sensación de que podrían haber existido más misiones, o al menos más interesantes. Pero siempre partiendo de la idea de que estamos acostumbrados a Dragon Quest, y esto en realidad no es un Dragon Quest canónico. Aquí no hay batallas por turnos, son dinámicas (aunque algo simples). Aquí no contamos con puzles más allá de los relacionados con obtener los materiales que necesitamos. Aquí no hay niveles de experiencia para nuestro personaje, sino para nuestra ciudad, que al final se acaba convirtiendo en la verdadera protagonista del juego.

Y esa es la clave. Puede que mi personaje no subiera de nivel durante la partida, pero yo sí que sentía una progresión a medida que crecía mi población, que mi ciudad se iba haciendo cada vez más grande y hermosa. Era el constructor de mi propio mundo, encerrado en un videojuego que guardaba cada pequeño cambio que hacía sobre el terreno. Y por eso, por ser mío y único me ha gustado todavía más. Me ha hecho sentir que cada vez que llegaba un nuevo habitante y se alegraba de mis hazañas constructoras, sonaba esta mítica melodía. Y era como si se llenara mi barra de experiencia y subiera de nivel.

Excelente

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Por: El equipo de 3DJuegos
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Cuando no quedas encantado por su encanto como licencia, acabas atrapado por la adicción de su planteamiento, y viceversa, en un ciclo que se retroalimenta y no cesa hasta que sobrepasas las más de 50 horas de juego. Así es Dragon Quest Builders, pura adicción que respeta las claves de la serie al tiempo que experimenta con una libertad tremenda basada en la construcción de tu propio mundo. Un "spin-off" en el que sentirte como un héroe de martillo (no de espada), pero que justamente por eso puede gustarte todavía más, aunque no seas fan de Dragon Quest.

Comprar Dragon Quest: Builders
  • La adicción es tremenda, así como la duración y rejugabilidad
  • Tiene una historia que nos ayuda a progresar
  • Mantiene muchas claves de la saga, sigue siendo un Dragon Quest
  • Encantador a nivel audiovisual
  • Podrían existir más y mejores misiones
  • Los combates son algo simples
Jugadores: 1
Idioma: Textos en español
Duración: 40-50 horas (mínimo)
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