Tras cuatro entregas seguidas en Nintendo DS, ya era hora de que los puzles del profesor Layton se pasaran a una nueva plataforma. La portátil estereoscópica de la Gran N recibe su primer videojuego dentro de la serie, uno que convierte personajes y escenarios a las tres dimensiones mientras mantiene intacta la fórmula puzlera original. ¿El mejor título de la serie hasta la fecha? Os lo descubrimos.
Llevábamos bastante tiempo esperando este momento: el debut de la serie Layton en Nintendo 3DS. Como ya comentamos en el análisis de la última entrega (La Llamada del Espectro), la saga empezaba a presentar ciertos síntomas de agotamiento, así que era de gran interés comprobar si El Profesor Layton y la Máscara de los Prodigios iba a ser capaz de insuflar aire fresco a la reconocida serie. Y así ha sido. Pero no sólo eso: probablemente nos encontremos también ante uno de los mejores exponentes de la saga.
La pareja formada por la desarrolladora Level-5 y el profesor Akira Tago ha funcionado bien una vez más, con una quinta entrega que presenta un nuevo argumento, por supuesto, pero también 150 puzles diseñados para la ocasión. Asimismo, cuenta con una diferencia especialmente llamativa, y es que nos hallamos ante el primer videojuego de Layton renderizado en completas 3D, algo que dota al conjunto de un renovado "look", más animado, sin que ello implique perder las señas de identidad originales.
En definitiva, una entrega muy atractiva que nos sitúa un año después de los eventos ocurridos en La Llamada del Espectro. Nuestro querido Layton Hershel ha recibido una misteriosa carta procedente de una vieja amiga de instituto. La villa de Montedore está en peligro, y nuestro grupo de intrépidos amigos, donde se cuentan Luke y Emmy, acudirán al lugar para descubrir que un hombre está asolando a la ciudad. Su identidad es desconocida, más que nada porque lleva una máscara, y hasta es capaz de volar. ¿De dónde emanan sus extraños poderes? A nosotros nos tocará descubrirlo una vez más.
La nueva lupa de Layton
Tenéis razón, tal vez no nos encontremos ante el guión más original de la saga, pero tendrá su interés, ya que nos descubrirá buena parte del pasado del profesor Layton. Todo mientras hacemos uso de las mecánicas de juego tan clásicas ya en la franquicia, con una combinación entre exploración, puzles y diversos minijuegos (además de muchos elementos accesorios) que dan para cerca de 20 horas de juego, lo habitual en la serie.
Ahora bien, tenemos múltiples novedades. Para empezar, la exploración, aunque se mantenga fiel al concepto inicial (con un mapeado sobre el que podemos desplazarnos), recibe una nueva forma de interactuar con los decorados. Se acabó aquello de pulsar indefinidamente sobre la pantalla para hablar con personajes, recibir puzles o recabar monedas. Ahora todo es más al estilo aventura gráfica, con un puntero que manejamos con el stick, el cual cambia de color cuando encuentra algún elemento interactivo.
Una solución que resulta más elegante y también más atractiva. Pero no sólo por eso. Además, la lupa tiene la capacidad de realizar "zoom" sobre determinadas regiones del decorado, algo que nos permite hallar rincones secretos que de otra forma sería imposible visitar. Con ello, se aporta un grado de profundidad extra a unos contenidos que ya de por sí resultan bastante extensos, con decenas de habitantes con los que mantener conversación (seguirán siendo tan insistentes como siempre) y cantidad de espacios que visitar.
Más de 500 puzles en los que pensar
Todo con un noble fin: encontrar y resolver los 150 puzles presentes en el programa. No se trata del número más elevado que hayamos contado en un videojuego de Layton, pero a esto debemos añadir la sorprendente cifra de 365 puzles descargables que podremos obtener a lo largo de todo el año (para que tengamos un puzle por día). Sólo hay que conectar nuestra consola a Internet, o bien activar la función SpotPass para descargarlos automáticamente.
En resumen, un conjunto extenso y variado de puzles que vuelven a estar valorados en "picarats". Cuantos más sean, más difícil será descifrar el acertijo. Unos enigmas que, en lo que respecta a su naturaleza, mantienen la esencia de pasadas entregas, sin grandes sorpresas. Los tenemos de lógica, de cálculo, de observación... Hay alguno que se sale de la tónica (como un minijuego en el que hemos de guiar a una mariquita dentro de un laberinto), pero por norma general no nos encontramos ante nada realmente revolucionario.
Están de vuelta las cuatro pistas (que se compran con monedas) y el cuaderno para realizar anotaciones, el cual resulta especialmente útil. De regreso están igualmente los minijuegos, aunque con un grado de profundidad aún mayor. Planteados de modo accesorio a la aventura, tenemos tres en total, desde "La tienda para todo" (consistente en colocar productos en una estantería para incitar la compra de los clientes, siguiendo una cierta lógica) hasta "El robot de juguete" (muy similar a pruebas presentes en otros títulos de la franquicia, y que nos plantea dirigir a un robot desde un punto A hasta uno B siguiendo unas normas).
Elemental, y en 3D, querido Luke
Lo más interesante es que cada minijuego, con esta entrega, se convierte prácticamente en un juego en sí mismo, al disponer de varias fases desbloqueables. Lo mismo ocurre con la tercera de las propuestas, "El teatro de conejo", donde dirigiremos a nuestro animal en diversas obras de teatro, haciendo que salte, muestre tristeza o se alegre según el momento. Sin duda, atractivos planteamientos que se completan con cerca de 50 objetos a coleccionar y las ya típicas contraseñas para recibir contenidos adicionales (en este caso, podremos obtener los pases de La Llamada del Espectro y del próximo Layton cuando tengamos el juego).
Otro aspecto muy importante que no podemos olvidar es que se incorporan interludios en la aventura, algo que nunca se había visto en la serie Layton, con secuencias donde se nos propone manejar a un caballo (esquivando barriles mediante la pantalla táctil) y explorar unas ruinas. No son experiencias sobresalientes, pero ayudan a romper un poco la tónica habitual, una que se inyecta de un potentísimo apartado audiovisual, marcado por el uso de gráficos renderizados en 3D. Los personajes ahora se muestran más vivos que nunca -con cantidad de gestos-, mientras que los escenarios destilan un volumen desconocido hasta ahora.
El efecto estereoscópico de Nintendo 3DS ayuda definitivamente al resultado final. Merece la pena activarlo. Así como el sonido. Existe la curiosa opción de subir el volumen predeterminado, consecuencia tal vez de la notable mejoría en la calidad que ha motivado la portátil, la cual se encarga de emitir las brillantes composiciones de Tomohito Nishiura, que vuelve a demostrar su talento y personalidad, el cual ralla a un nivel muy similar al de pasadas entregas.
La saga del profesor Layton necesitaba un soplo de aire fresco, y es una auténtica alegría que lo haya encontrado con Nintendo 3DS. Con esta entrega, la saga se renueva no sólo gráficamente con diseños completamente tridimensionales, sino también en lo jugable con pequeños añadidos que ayudan a continuar mejorando la fórmula original. Tal vez los puzles, el verdadero núcleo del título, mantenga una senda algo tradicional, sin grandes revoluciones, pero lo importante es que el tándem guión-enigmas sigue funcionando a la perfección. Sin duda, uno de los mejores exponentes, sino el mejor, de la saga hasta la fecha.
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