Harry y sus amigos Hermione y Ron comienzan un nuevo año en Hogwarts en el que aprenderán nuevos hechizos y encantamientos. Una nueva adaptación de sus aventuras que recrea lo visto en el cine de manera sencilla y atractiva.
Cada vez que estamos ante un nuevo juego basado en una super producción cinematográfica muy taquillera es razonable recibirlo con reservas, muchas reservas, porque la mayoría de las adaptaciones cinematográficas a videojuego suelen salir aprovechando el tirón comercial de la película y se preocupan más bien poco por hacer un juego que realmente sea vendido por su calidad, pues la mayoría de los que lo comprarán son fans de la película que han sido atraídos únicamente por el título del videojuego. En realidad no se puede culpar demasiado a las desarrolladoras, casi siempre dan a los fans de una película lo que quieren: un juego que cumpla unos requisitos mínimos aceptables de calidad y jugabilidad con el valor añadido de poder encarnar a sus héroes en las mismas aventuras que han visto en la gran pantalla. Harry Potter y el Cáliz de Fuego no sólo concuerda perfectamente con esta descripción, sino que la sobrepasa.
Vuelta a Hogwarts, un año más
Para los que hayan estado los últimos años en alguna isla desierta, Harry Potter es un famoso aprendiz de mago que estudia en la escuela para brujos de Hogwarts. Más que estudiar y aprobar exámenes, cada nuevo curso representa vivir nuevas aventuras y enfrentarse a su peor enemigo, Lord Voldemort. En su cuarta aventura, Harry se verá metido en tres duras pruebas y alguna que otra escapada por los exteriores de Hogwarts con sus dos amigos: Hermione y Ron.
Unas cinemáticas relativamente estáticas pero bastante explicativas nos pondrán en situación desde primer momento, por lo que podremos seguir más o menos el argumento de la película – y por extensión, del libro – hasta la última misión. Empezaremos teniendo que escapar de un ataque de los brujos sirvientes de Voldemort en la final del mundial de Quidditch, un nivel que junto con el siguiente – ya en el interior de Hogwarts –, nos servirá de tutorial para conocer el uso de las teclas para invocar los tres tipos de hechizo y para mover nuestro personaje. El control es sencillo pero la cámara es automática y puede que nos juegue alguna mala pasada, no mostrando a veces la parte crítica del escenario donde se encuentran los enemigos que nos están atacando, por ejemplo.
En la mayoría de niveles podremos elegir cuál de los tres protagonistas queremos controlar directamente y los otros dos le irán siguiendo y ayudándole a ejecutar algunos hechizos y a enfrentarse a los enemigos, en la medida de las posibilidades de una inteligencia artifical bastante tosca. Será posible en muchas ocasiones hacer lanzamientos combinados de hechizos, como immovilizar a un enemigo para que otro pueda atacarle o levantar obstáculos demasiado pesados.
Los tres personajes disponen exactamente de las mismas características al comienzo del juego – nivel de salud, de resistencia o de poder – y es necesario coleccionar las grajeas para intercambiarlas después por unas “cartas coleccionables” que sirven para aumentar esas características de cada personaje. Cada uno tiene su número de grajeas recogidas y en realidad el personaje que controlemos será el que se llevará la mayor parte de los puntos en grajeas, siendo conveniente priorizar a Harry cuando elijamos qué protagonista controlar, ya que es quién estará solo en algunas misiones. La idea de las cartas es buena y da profundidad pero sin duda podría haberse explotado más.
Variable, lineal y entretenido
La forma de jugar la mayoría de los niveles es bastante similar, pero estos serán de todo tipo, como los obstáculos y bichos que se opondrán a nuestro paso, así como las formas por las que los abatiremos. A pesar de tener tres tipos de hechizo – cada uno asociado a una tecla – hay dos que varían mucho en función de con qué los utilicemos. Una misma tecla puede servir para apagar un fuego, levantar una piedra o catapultar plantas pegadas al suelo.
El objetivo principal será recoger los escudos necesarios esparcidos por el terreno para poder avanzar a niveles posteriores. Más de una vez esto se convierte en la principal dificultad de la fase ya que tanto el nivel de vida y como el número de las mismas que tendremos es bastante elevado, y en cambio algunos escudos pueden ser difíciles de encontrar. Una dificultad innecesaria quizás, y que no aporta un gran valor de jugabilidad. Por el modo de jugar simple pero adictivo y la relativa linealidad de las misiones podemos definir el juego de no muy dificil y entretenido, pensado muy posiblemente por los más jóvenes – como la propia saga de libros y películas – que no echarán en falta la sofisticación de otros juegos de ese estilo.
Claras influencias cinematográficas
Puede sonar exagerado calificar de cinematográfico el apartado audiovisual del juego, pero no lo es si sólo nos referimos al sonido. La música de los menús y de ambientación, las voces de los personajes y los efectos de sonido parecen sacados directamente de los estudios de sonido que se encargaron de la película, y puede que así lo sea en parte. De hecho los juegos basados en superproducciones de cine siempre han jugado con ventaja en este sentido, una banda sonora que para la película ya es muy buena, en el videojuego resulta excelente. Se han ocupado de caracterizar a los personajes con frases que les son propias y que soltarán en momentos concretos de los niveles.
El juego no explota lo último en tecnología gráfica, sin embargo el apartado visual es mucho más que aceptable. Aunque no se utilice una gran definición de polígonos, con la perspectiva de la cámara y la distancia a la que está del suelo, los escenarios y los personajes se ven bien acabados y con detalles agradables a la vista. Ausencia de sombras y reflejos pero luces muy resultonas, modelos muy correctos, terreno bien texturizado, escenarios bien diseñados... todo suma para conseguir un aspecto visual correcto y a veces realmente bonito. Sólo cuando se acerca la cámara por eventos muy concretos del juego – recordamos que nosotros no podemos controlar la cámara – se pone de manifiesto esa limitada definición de polígonos, sobre todo en los modelos. En cuanto a la cámara sí que se echa de menos mayor control para poder verlo todo desde una perspectiva más plana y cercana.
Harry Potter y la Piedra Filosofal es un juego entretenido, sencillo y directo, que podría haber conseguido un poco más de profundidad con las ideas de las cartas coleccionables o el juego cooperativo, pero que deja un buen sabor de boca audiovisual y cumple en jugabilidad.
