A la pregunta "señor, cree usted que ha hecho algo malo" respondió "me atengo a la quinta enmienda, que evita la autoincriminación, y elijo respetuosamente no contestar". El nombre de Martin Shkreli está relacionado con muchas cosas, aunque quizá a nuestros amigos al otro lado del Atlántico les suene más por sus múltiples apodos. Hay quien lo llama "pharma bro" y otros que lo conocen como "El Hombre más Odiado de América". Antes de pasar casi diez años en la cárcel, en el mundo de League of Legends su pseudónimo era mucho menos rimbombante. Las pocas veces que se le mencionaba, simplemente se le llamaba "Cerebral".
El hombre que avergüenza al competitivo de League of Legends
La relación de Martin Shkreli con League of Legends era simple. Le gustaba mucho el juego, se interesó por el competitivo y tenía una salvajada de dinero. Así, decidió fundar su propio club de esports. Tropezó unas cuantas veces con esta organización hasta que le cambió el nombre a Team Imagine y comenzó a competir en la segunda división de Norteamérica. Por entonces todavía se podía ascender gracias al mérito deportivo, y a punto estuvo de hacerlo tras invertir mucho dinero en el equipo. Fichó a grandes figuras y su club llegó a jugar una fase de ascenso que afortunadamente perdió.
Decimos afortunadamente porque la que se le podría haber venido encima a Riot Games no era precisamente pequeña. El partido por el ascenso de Team Imagine se jugó en septiembre de 2015. Unos tres meses después, en diciembre de ese mismo año, fue arrestado por el FBI. El motivo era que cada una de las empresas fundadas por Martin había fracasado, creando un círculo vicioso de estafas. "Las compañías de Shkreli funcionaban esencialmente como un esquema Ponzi en el que cada nueva empresa fundada pagaba a los inversores estafados de la anterior", decían los responsables de presentar cargos.
Finalmente fue condenado por todas sus malas prácticas financieras, aunque el juicio social fue por otra parte. Uno de los pocos negocios donde Shkreli conseguía beneficios era la industria farmacéutica. En ella tenía una estrategia de negocio repugnante. Básicamente, compraba los derechos de medicinas que ya no estaban bajo patente. Lo suficientemente poco consumidas como para que no hubiera más de una marca fabricándolas, pero tan importantes como para que fueran imprescindibles para salvar la vida a un buen número de pacientes. Tras ello, subía los precios. En ocasiones, hasta 50 veces por encima de su valor original. Todo sea dicho, esto no era ilegal en Estados Unidos.
Obtener permisos para destruir nuevas medicinas es muy caro, y en ese ambiente se movía Martin. Nadie podía plantarle cara a una estrategia de negocio que hizo que todo el mundo le odiase, porque podía causar de forma indirecta la muerte de personas que no se podían permitir el medicamento. De 13,50 a 750 dólares de la noche a la mañana no es poco decir. Menos todavía cuando, aunque fundamental para cualquier paciente, podía ser especialmente relevante para enfermos con VIH. Esa era el tipo de persona del que, gracias a su ingreso en prisión, se había librado la escena competitiva de League of Legends.
El regreso de pharma bro al League of Legends competitivo
La estancia en la cárcel de Martin Shkreli, sin embargo, finalizó en verano del pasado año. Fue casi como si la suerte le mirase a los ojos, porque no tardó en volver al que sigue siendo su gran hobby. Con la temporada competitiva de League of Legends todavía por arrancar, fundó de nuevo un equipo. Esta vez las cosas son mucho más complicadas a la hora de ascender y no dudamos de que Riot Games jamás aceptaría su aparición en la liga de franquicias del MOBA. Sin embargo, sí es dueño de un club en Norteamérica que estuvo a punto de subir al equivalente a la segunda división y pronto lo intentará de nuevo.
Para más inri, utiliza con orgullo el pseudónimo pharmabro en referencia al apodo que recibió tras subir de precio los medicamentos. Puede haber un problema muy serio para la compañía como su equipo alcance alguna competición verdaderamente relevante. Sin embargo, la verdadera pregunta es por qué no fue sancionado oficialmente en su momento. La compañía tiene cláusulas para expulsar a los dueños de los equipos, al menos en sus grandes competiciones. Ocelote, por ejemplo, llegó a ser inhabilitado por Riot Games durante meses tras la polémica que protagonizó en redes. También otro dueño infame de la época, Chris Badawi, fue incapacitado de forma permanente de formar parte de cualquier organización vinculada a las competiciones de Riot Games.
Sin embargo y aunque existe una página recopilatoria con todas las sanciones llevadas a cabo a los involucrados en la escena competitiva de League of Legends, el nombre de Martin Shkreli no aparece por ningún lado. Quizá una falta de previsión en su momento que la compañía tendrá que pagar más adelante.
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