Quise instaurar un régimen de humanos perfectos en este juego de gestión, y acabé conquistando el mundo con unos patanes que no sabían ni disparar en One Military Camp

Quise instaurar un régimen de humanos perfectos en este juego de gestión, y acabé conquistando el mundo con unos patanes que no sabían ni disparar en One Military Camp

He usado el juego del estudio patrio de Abylight Barcelona para satisfacer mis ansias de gobierno mundial

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Imagen de One Military Camp (Abylight Studios)

Yo no nací para gobernar. Tampoco para liderar a nadie en la búsqueda de la gloria. Y, sin embargo, aquí estoy, a punto de guiar al mayor grupo de patanes que ha visto la historia en la conquista del globo. No sé qué tienen los juegos de gestión y estrategia que me gustan mucho. No tengo nociones de lógica, arte o siquiera visión estructural, y aun así me lanzo de cabeza a los Cities Skylines, cualquier juego con un "tycoon" al final, y similares. Pero aquí estoy, una vez más para hablar de uno. En este caso de One Military Camp y cómo lo usé para canalizar mis supuestas ínfulas de general y crear el mayor ejército que nuestra raza haya visto.

Ya pude probar el juego hace un tiempo, cuando estaba en early access, por lo que volver ahora con su versión 1.0 tiene algo de nostálgico. El juego de los españoles de Abylight ha evolucionado mucho. Aun así, las bases siguen siendo las mismas: enfúndate las botas y tus medallas que es hora de gestionar un campamento militar en la conquista del mundo o en tu más simple defensa frente al enemigo.

Llego algo tarde al lanzamiento del juego, así que he querido jugar con sus mecánicas. Mi idea, de base, fue crear a los Ultramarines, el grupo militar más aguerrido, fuerte y decidido del planeta. Quizá es una tarea titánica, incluso absurdamente exagerada. Pero he acabado siendo el peor militar posible, o quizá el mejor, ya que he conquistado todo el planeta valiéndome de los soldados más absurdos que hayan visto vuestros ojos. Unos que ni siquiera saben disparar.

La gestión intramuros y el aprendizaje del futuro soldado de élite

Así llegué a mi base militar, con la fuerza y el paso firme del Sargento Hartman de la Chaqueta Metálica, solo para darme cuenta de que estaba en un erial sin muchas expectativas de salir adelante. Pero no quise desanimarme, mis ideas y convicciones estaban claras. Como ya había probado la versión previa del juego, conocía algunos detalles de la lógica de la gestión del campamento. El ruido de las zonas de entrenamiento, el área de disparos o la cantina afecta a los militares guarecidos en sus pabellones, por lo que dividí el terreno con una lógica aplastante. A la derecha, barracones y zonas de descanso. A la izquierda, el resto de edificios para formar a mis hombres y mujeres.

One Military Camp 6

Si no has jugado a One Military Camp, debes saber que las bases fundacionales del juego son típicas en este tipo de juegos, tanto que para los que han jugado a uno similar, como para los que no, todo se coge al vuelo. Abylight ha recogido las opciones de construcción de edificios más básicas, desde los antes mencionados a helipuertos, cantinas, gimnasios u hospitales. Todo ello conectado con una serie de caminos y bien adaptados energéticamente gracias a los postes eléctricos que suministran luz a los edificios. Además, hay una capa de microgestión en la que se pueden ajustar los horarios de sueño, la salud o las especializaciones de los soldados. Y aquí llegamos a lo importante.

No hay que hacer nada. Literalmente, sentarse a esperar que lleguen candidatos. También se pueden reclutar soldados en su opción propia del menú, pero cada cierto tiempo pasará, como un autobús de línea, un vehículo que nos dejará carnaza que convertiremos en soldados de élite. Así dispuse yo mis fichas en la mesa. Como se pueden aceptar o declinar las peticiones de los futuros reclutas en base a nuestros intereses o sus estadísticas, limité el acceso a los menos capacitados. Quise auténticas bestias. Recluté soldados con buenos datos de fuerza, inteligencia, precisión y agilidad, los 4 pilares estadísticos de los NPC. También hay algunos debuffs o buffs inherentes a ellos y que no podemos moldear, como el hambre voraz o el sueño ligero, pero no todo va a ser perfecto.

One Military Camp 2

Mi idea fue que todos pasaran por las pruebas técnicas, médicas y físicas que necesitaran para mejorar sus valores estadísticos más pobres. Todos los soldados pueden mejorar hasta el extremo con las preparaciones especiales en los edificios de aprendizaje o body-building. Con esto tenemos la posibilidad de conseguir pilotos, expertos tácticos o mecánicos, todo lo necesario para dar guerra. Si los Ultramarines son conocedores de todos los campos, ¿por qué no nosotros?

“Aquí mi fusil, aquí mi pistola”, y un planeta que conquistar

La gestión de One Military Camp no se limita al lugar donde tienes tu base. La experiencia se ha expandido fuera de estos marcos, a todo el planeta. Hay dos modos de juego disponibles: conquista y guerra, pero aquí me centraré en el primero. Básicamente, es la conjunción de ambos modos. Aquí lo importante es expandir la gestión del campamento y aplicarla en misiones a lo largo y ancho del mundo para reconquistar territorio o conseguir dinero para financiar tu campaña de conquista.

One Military Camp 3

Después de invertir alrededor de 5 horas en la gestión única del campamento y los soldados, las misiones se cumplían rápidamente. No son combates como en Company of Heroes 3, por ejemplo. Son encargos para los que seleccionas un grupo de soldados, mínimo 3, y esperas que vuelvan sanos y salvos. El riesgo-recompensa se diluye, pero el dinero siempre viene bien y perder soldados, aunque es difícil, ayuda a contratar nuevos por un sueldo algo más bajo. No me juzguéis, en el amor y la guerra todo vale, ¿no?

Con cada misión sentía que estaba liberando un país. Hay conversaciones con NPCs en diálogos simples donde nos agradecen nuestros esfuerzos y cada cierto tiempo aparecía algún evento aleatorio para mantener la novedad. Además, no hay política o gestión económica a gran escala, por lo que todo era un pasillo que empezaba en el campamento y acababa en una misión completa, sin ramificaciones.

One Military Camp 4

El problema en este tipo de juegos es que la curva de dificultad se vuelve más empinada cuanto más tiempo le dedicas. Es contrario a otros juegos y el motivo es que el abanico se amplía. Primero hay que mirar la salud y el sueldo de los soldados; luego las peticiones de cada uno; las necesidades del campamento; los arreglos; las conquistas… Y aquí tomé la decisión de sacrificar a mis Ultramarines, mis mejores soldados, por un atajo de inútiles.

La guerra la ganan los valientes, y en este caso los más tontos

La razón por la que cambié de opinión fue porque tener soldados más preparados implica un mayor gasto de recursos, dinero y salud mental. Sin embargo, la vía de la especialización seguía abierta. Pensé: "¿Puedo centrarme en especializar a cada uno y no tener ningún soldado raso o entrenamiento militar más allá del indicado?" Y sí, pude hacerlo. Reduje el número de empleados al mínimo y los que llegaron después ya estaban inmersos en la guerra. Todos iban a ser futuros cocineros, médicos, pilotos o técnicos de radio, pero ninguno sabía disparar.

One Military Camp 5

A pesar de que las habilidades son importantes, al menos una estadística personal estaba por las nubes, lo que era suficiente para enviarlos al combate. Es cierto que ninguno sabía disparar y aun así las misiones se completaban. ¿Es un problema del juego? Ni de lejos, es la permisividad del género. Te permite moldear sus opciones jugables y vaya que son disfrutables. Con eso en mente, enviaba soldados a la guerra a mansalva y volvían sanos y salvos. Todos ellos aguerridos asesinos sin saber apretar un gatillo. Todo esto hasta que conseguí la paz mundial después de una guerra en la que, supongo, no se dispararon balas.

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