Pacific Drive es un videojuego muy especial. No me gusta nada conducir, ni en la vida real ni en los videojuegos, pero sí lo he disfrutado en este título. La razón es que Pacific Drive se esfuerza muchísimo en crear un vínculo muy poderoso entre tú y tu vehículo. A las pocas horas de juego, sentirás que tu coche es tu hijo, tu hermano, una extensión más de tu cuerpo. Para lograrlo, recurre a mecánicas de crafteo y de reparación en lo jugable, y también a una excusa narrativa muy chula.
Pacific Drive te cuenta que tu coche no es solo tu coche, sino un vestigio, un elemento que se transforma para adaptarse a ti. Es decir, es algo así como una extensión de tu alma, lo que lo convierte en algo único. Eso te anima a querer mimarlo. Si se avería, querrás repararlo. Si cuentas con recursos suficientes, querrás mejorar su carrocería, ponerle nuevos faros, antenas y hasta súper poderes.
Precisamente por eso, Pacific Drive no tiene una jugabilidad 100% ágil, la diseña ligeramente torpe y con más pasos intermedios de la cuenta para que sientas que eres tú el que está cuidando a tu coche. La pasta para tapar agujeros hay que ponerla en la mano y dar un brochazo, el parachoques nuevos ha de ser sujetado con firmeza y colocado con mimo en su sitio.
Pacific Drive te hace amar tu coche
Y lo chulísimo de este juego es que es un ‘survival’ con bastante de ‘horror’, pero tu coche no te protege, sino que tú temes por él. Eres tú el que lo protege a él. El juego tiene una base central, un garaje al que regresas y del que partes de aventura. Desde él, seleccionas una zona y el título te transporta a ella. Algunas de estas áreas hacen avanzar la historia, otras son opcionales. Tu misión es recolectar recursos, obtener piezas nuevas y bienes para arreglar tu coche, el garaje y lo que se preste. Quizás, con toda esa ayuda, seas capaz de escapar de La Zona. No siempre vas subido a él, también tienes que bajar, rebuscar entre taquillas, conseguir gasolina o partir televisores para extraer sus mecanismos.
Estas áreas son carreteras sin salida por las que nos movemos. Bajamos del coche para recoger lo que necesitemos y para fabricar cosas, y sufrimos cuando lo hacemos porque lo echamos de menos. Nos volvemos a subir y seguimos adelante. Pero nuestro vehículo lo pasa mal con cada obstáculo, con cada elemento flotante de ciencia ficción que aparece a nuestro paso, o con unos puñeteros maniquíes a los que les encanta explotar al acercarte a ellos.
Lo pasas mal por tu coche, porque cada cosa nueva que aparece en cada zona se presenta sin ofrecer información de para lo que sirve. ¿Se podrá transformar en partes útiles? ¿Me explotará en la cara y me destrozará los cristales del coche? ¿Me llenará el capó de radioactividad? Esto genera un loop de juego muy divertido y tenso. Te apetece explorarlo todo, saber más del lugar al que has ido a parar, construir partes nuevas y proteger a tu querido coche.
Todo parece tu enemigo, hay que tener cuidado
Yo no me había preocupado tanto por mi vehículo en mi vida. Solo me pasó una vez algo similar y eso fue con la nave de Outer Wilds. Las sensaciones son muy similares. Tanto el cohete de Outer Wilds como el coche de Pacific Drive son débiles, pero los necesitamos para ser felices. Hay algo más que conecta ambos juegos, la sensación de apacible soledad. Los dos títulos van de explorar. Aunque Pacific Drive parezca un juego de crafteo y supervivencia, en realidad es un título de explorar, de aprender y de seguir adelante.
Cada área a la que se llega es inhóspita y solitaria. Los mundos de Outer Wilds tenían reglas incomprensibles, a priori. Tenías que recorrerlos una y otra vez hasta entender cómo el tiempo les afectaba, cómo funcionaba su gravedad o qué hacían los seres que vivían en ellos. Con Pacific Drive sucede más o menos lo mismo, toca explorar y experimentar para entender cómo funciona la magia cuántica y pseudocientífica de su espacio de juego.
A mí el juego me ha ganado por esto que os he explicado. Es de esos títulos que se te meten muy adentro. También tiene toques de Dredge, el estupendo juego lovecraftiano de pesca que salió el año pasado. Ambos comparten su forma de expresarse. Pacific Drive es silencioso, y sus personajes se ocultan tras la radio. Las incursiones que hacemos nos estropean nuestro vehículo, y todo se vuelve más y más raro a medida que avanzamos y llegamos a sitios nuevos.
Pacific Drive tiene toques de Dredge y de Outer Wilds
Pero todo esto no quiere decir que el título sea perfecto. Es más, creo que está un par de peldaños por debajo de Dredge y tres por debajo de Outer Wilds. Las mecánicas de crafteo y recolección hacen que cada incursión se haga algo más lenta de la cuenta. Lo que voy a decir puede parecer una obviedad, pero te tiene que gustar recolectar recursos para que Pacific Drive no te agote, y también construir cosas. Si no, la densidad de su trama, lo cuidadosos que hemos de ser al avanzar por cada área, o lo parco en explicaciones que es, te puede echar para atrás. A mí me pasó que, tras unas horas jugando, dejé de ir a las zonas secundarias si no era sumamente imprescindible
Su estilo gráfico y sonoro están más que bien, pero tiene algunos problemillas en la traducción que pueden liarte y confundirte. Tampoco es excesivamente variado a la hora de proponer espacios nuevos. Se las apaña bien para hacer mucho con muy poco, pero más de una vez he sentido cierta repetición en las tareas o en los sitios a los que debía ir. Y las mecánicas, alto torponas, tampoco ayudan cuando quieres agilizar los procesos.
Con lo bueno y con lo malo, Pacific Drive me parece un videojuego a recomendar. Creo que si te gustaron Dredge y Outer Wilds, este también te entrará bien. Es un título extraño que no viene a hacer amigos ni a regalar lo que viene a ofrecer. Tiene las ideas claras y quiere que te amoldes a ellas para disfrutarlo. En caso de que aceptes, disfrutarás de uno de esos indies que seguro se recordarán al hacer las listas de mejores indies de 2024. A mí me ha gustado, y ha puesto contento a mi corazón gafapastero.
Pacific Drive es toda una experiencia a reivindicar. Es un juego que te puede llegar a obsesionar, pero que también tiene motivos más que suficientes para que quieras dejarlo de lado tras dos partidas. Personalmente, a mí me ha gustado y me tenido enganchado hasta llegar al final. La relación que construye en torno al jugador y a su coche, su mundo tan extraño y sus personajes, hacen que tanta recolección y crafteo merezcan la pena.
Comprar Pacific Drive- Tanto crafting y recolección pueden echarte para atrás.
- Aunque haya coches, es un juego de ritmo lento y sosegado.
- El survival está muy bien llevado.
- Su estructura tiene toques de rogue, pero sobre todo es un juego de cumplir misiones.
- Su historia es sencilla, pero engancha.
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