El pasado fin de semana, Nintendo presentó oficialmente a Gimmighoul, una de las criaturas que debutan en Pokémon Escarlata y Púrpura. Si estuviste atento a la actualidad, sabrás que es de tipo fantasma, que tiene dos apariencias (forma andante más forma cofre) y que adora coleccionar monedas. Como es habitual en estos casos, la comunidad no tardó en rendirle homenaje a través de fan-art e impresiones de toda clase; pero debo reconocer que me llamó la atención ver que había mucho material en Twitter describiendo los orígenes tras el diseño artístico de este duendecillo.
Y es que, de acuerdo con las averiguaciones de numerosos aficionados —los desarrolladores de Game Freak no acostumbran a publicar sus comentarios e historias en internet— para entender a Gimmighoul uno tiene que remontarse a los proverbios españoles, la conquista de América del siglo XVI, las leyendas budistas e incluso al universo Dungeons & Dragons.
Una hormiga con un zahorí
A grandes rasgos, Gimmighoul es una hormiguita (de 30 centímetros de alto, eso sí) cuyas antenas funcionan como un rastreador de bronce u oro. Después de reunir 999 monedas, cambia a su forma cofre, desde la que maldice a humanos cercanos, obligándoles a buscar más dinero. Hagamos un paréntesis en este momento, ¿te parece? Ya tenemos varias cosas de las que hablar solo con esta información, y te prometo que no es moco de pavo.
Explica el tuitero Eteri (@SitheachE) que el dicho "ahorrar como una hormiga", legado cervantesco de las fábulas de Esopo, bien podría colocarnos en la casilla de salida de este viaje. Otras culturas también han encontrado sus propias maneras de relacionar los insectos con el ahorro, validando la idea hasta cierto punto. Pokémon es un producto internacional.
Una clave que también pone sobre la mesa ese usuario es que algunas culturas antiguas acuñaban monedas con insectos en una cara. Investigando un poco, encuentro a través de Pests.org que entre otras tribus, los efesios (tal vez el pueblo más rico del Mediterráneo, y agente en la romanización de la Península Ibérica) pasaron casi seiscientos años colocando abejas en las suyas, pues eran un símbolo sagrado en honor a Artemisa.
Más cosillas:
- Se dice que ver una hormiga cerca de tu joyero atrae la fortuna.
- Existen teorías que vinculan a los Anunnaki y su antigua tecnología de las minas de oro con "la gente hormiga".
Las monedas del más allá
Habiendo comprendido cómo Gimmighoul estaba moralmente condenado a tener antenas, ahora la cosa se pone fea: no es un bicho, es un fantasma. El hecho de que sus ojos parezcan monedas podría ser una referencia a la costumbre helénica de cerrar los párpados de los difuntos con estas para que paguen a Caronte, el barquero del Hades, el viaje a través del río Aqueronte. Las buenas intenciones de este duende terminan ahí.
La moneda que lleva a la espalda recuerda sospechosamente a Bronzor, un Pokémon (junto a su evolución Bronzong) inspirado por la leyenda japonesa del espejo y la campana, respectivamente. Según esa historia, una mujer desafió a su pueblo a romper la campana hecha a partir de un espejo suyo antes de suicidarse, con la promesa de que traería riquezas a quien lo lograse.
Lookalike.
— 🦑uminotami🚀 (@DeltaUminotami) November 6, 2022
It could be bronze. pic.twitter.com/SD5wPRaMFU
En Twitter, Amartyesh World (@amartyesh) comenta que el número 999 —el mismo que Nintendo acumuló antes de abrir el cofre del teaser— simboliza el final de una etapa y el paso a otra nueva, una evolución. O en un caso como este, el descubrimiento de la forma alternativa de nuestro curioso Pokémon. Como decía más arriba, Gimmighoul maldice a la gente en ese estado, doblegando su voluntad y alimentando su propia codicia.
En inglés, suena al diminutivo de "give me" es un fantasma pidiendo oro
Ya hemos visto tropos de ese estilo en la literatura o el cine de piratas, por ejemplo. España y Portugal tuvieron algunos de los puertos más influyentes de toda Europa a la hora de importar el oro y las riquezas americanas, de modo que el siglo XVII está bañado en historias (tanto reales como ficticias) sobre lobos de mar enloquecidos, decididos a proteger sus tesoros robados incluso después de morir. La isla del tesoro de R.L. Stevenson, Piratas del Caribe e incluso Sea of Thieves coquetean con esta idea.
48 años de fantasía y rol
Personalmente, sin embargo, diría que es aún más interesante la fantasía del mímico: el monstruo del cofre. PC Gamer atribuye la creación del mímico a Gary Gygax, cocreador de Dungeons & Dragons, en 1974. Desde entonces, este monstruo no ha dejado de aparecer en Occidente mediante RPG como Ultima, de Richard Garriott (1980) o novelas como Discworld, de Terry Pratchett (1983). Por supuesto, los japoneses abrazaron felizmente ese concepto; existen cofres malvados en Dragon Quest desde 1988 y el mismísimo Hidetaka Miyazaki nos la ha dado desde King's Field (1994).
Que Pokémon se lleve la idea del mímico a su universo no me sorprende en absoluto. Game Freak demuestra haberse apoyado en JRPG clásicos en muchas ocasiones: piensa en el trío de Greninja-Chesnaught-Delphox, por ejemplo; son, en ese mismo orden, un especialista/DPS, un caballero/tanque y un mago/apoyo que podrían haber salido de Final Fantasy. Como has visto hasta ahora, existen muchísimas referencias del estilo en la cultura popular impresas en la IP. No es para menos, pues a medida que se ha consolidado como una marca de alcance internacional también ha absorbido parte de los países en los que se ambienta.
A menudo leo comentarios del tipo "los Pokémon de la primera generación eran más originales" o "ya no saben qué hacer, así que hacen objetos" pero creo que la nostalgia a menudo nos juega una mala pasada: les tenemos mucho cariño, pero la mayoría de ellos no dejan de ser traducciones literales del folklore nipón —los yōkai, vamos. Ninetales y el kitsune, Drowzee y el baku, Gastly y el sogenbi, Gyrarados y el wani, Exeggutor y el ninmenju, Magmar y el basan, Jynx y la yamanba. Eso no lo hace inferior, pero seamos realistas: aunque no siempre atine, Game Freak no está falto de inspiración.
Ver 6 comentarios