Queda muy poco para tener en nuestras manos el remake de Resident Evil 4. Uno que pensábamos que quizá no necesitábamos tanto... hasta que hemos empezado a ver lo que Capcom tenía preparado. Con este último vídeo de 12 minutos que ha presentado Game Informer, yo ya tengo muchísimas ganas de hincarle el diente. Más aún, porque creo que la editora japonesa está afinando mucho la puntería con su tipo de remakes, como comentaré en un próximo artículo.
Sin embargo, y aunque el juego está convenciendo a muchos jugadores, ha habido un elemento que no lo ha hecho tanto: la lluvia. El juego muestra el capítulo 5. El mítico momento en que Leon tiene que escapar de la iglesia con Ashley y huir del ganado hasta refugiarse en una cabaña con Luis Sera. Pasan muchas cosas interesantes aquí, pero hay una que, como se dice, "se ha robado el show": la lluvia destaca demasiado.
Sí, es un chaparrón constante que tiene mucha presencia en pantalla. Tanto que no pude evitar reírme con los goterones que le caían a Leon en esos pectorales que me lleva. Hay zonas en la demostración que no lo parece tanto, cuando estamos en zonas algo más oscuras. Pero en el momento en que la tormenta se aviva y los relámpagos iluminan la acción, la lluvia se muestra con un efecto de contraluz muy marcado y constante.
La verdad es que, visto en el vídeo, podría ser cuestión de gustos, pero lo cierto es que, con un mando en las manos, la cosa puede cambiar mucho. Resident Evil 4 es un juego que ya de por sí crea situaciones tensas, en las que tenemos que ofrecer respuestas rápidas para evitar los ataques del ganado, que rapten a la hija del presidente y variar nuestro arsenal según las circunstancias. Pero la lluvia es tan omnipresente que... bueno, distrae. A simple vista, ya tiene pinta de ser capaz de disminuir nuestra puntería y capacidad de concentración.
Y eso es lo que está generando duda entre los jugadores. De hecho, los propios miembros de Game Informer que jugaron a la demo lo comentan en el vídeo, estando de acuerdo en que quizá el efecto es demasiado "dramático" y que Capcom quizá podría suavizar un poco la lluvia de cara al juego final. Incluso bromean con la opción de poner una "barra de intensidad" para el efecto de la lluvia.
Y ya que estamos… ¿dónde está mi láser?
Y esto último lo digo porque, puestos a hacer demandas, yo también tengo una, que considero hasta más importante: QUIERO MI LÁSER DE VUELTA. Vamos a ver, el láser de Resident Evil 4 es uno de los elementos más míticos del juego. Ver ese puntito rojo que indica que el objetivo es disparable es tan satisfactorio hoy como lo fue antaño. La retícula estándar por la que ha sido sustituida es la moderna que han provisto a todos sus remakes, sí. Seguro que es funcional, pero el láser tenía personalidad. ¿Recordáis ese momento en que te lanzaban un hachazo y el láser aparecía marcado en el arma que volaba hacia nosotros? La podíamos disparar en el aire y pocas cosas había más satisfactorias que eso.
Y sí, soy consciente de que la mira láser la podremos comprar en el buhonero. Pero, primero, no viene por defecto; segundo, si este accesorio funciona como la pistola láser de Resident Evil 2 Remake, entonces no es exactamente lo mismo. Es curiosa esta tendencia a hacer desaparecer la mecánica del láser. Lo vimos también en Dead Space Remake, que decidió hacer desaparecer las líneas de nuestras armas para dejar visible solo los puntitos.
Pese a estos cambios, lo cierto es que estoy encantado con lo que he visto de Resident Evil 4 Remake. Puestos a hablar de los efectos del juego, la noche cerrada que muestra el juego le sienta muy bien y seguro que logrará hacer aún más tenebrosa nuestra entrada a la famosa aldea de la primera parte. Además, hay otros fenómenos climatológicos que sí me parecen muy conseguidos. Tanto la bruma a nuestros pies como los efectos del viento mantienen la escena en constante movimiento. Creo que esto es, en última instancia, lo que quería Capcom a nivel de diseño. Reforzar la sensación de movimiento y peligro apoyándose no solo en los enemigos, sino en la lluvia, el viento, la niebla y el fuego.
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