Análisis de Ridge Racer 7

Análisis de Ridge Racer 7
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La afamada saga de conducción acompaña al fastuoso lanzamiento de PlayStation 3 con otra entrega de su espectacular serie. Ridge Racer 7 no entiende de simulación, desperfectos o realismo; Ridge Racer sólo entiende de frenetismo, derrapes y sobre todo, velocidad.

En pleno siglo XXI los juegos de velocidad viven en una constante “carrera” por acercarse lo más posible a la realidad para ofrecer reacciones de vehículos estudiadas al milímetro, y que responden a la perfección a diferentes terrenos, suspensiones, neumáticos, etc. En esta vorágine de cuidadosos simuladores siempre ha destacado Ridge Racer por su trepidante apuesta por la conducción más arcade, sin más preocupaciones que las de pisar el acelerador.

O lo Adoras o lo Odias
Si por algo destaca Ridge Racer es por su peculiar sistema de conducción y por su total despreocupación por términos tales como el realismo o la simulación. RR7 apuesta por la descuidada “escuela de conducción” de pisar el acelerador a fondo y tratar de soltarlo lo menos posible.

En el juego de Namco pocas veces levantaremos “el pie del acelerador”, básicamente se trata de perfeccionar nuestro conocimiento sobre un limitado número de circuitos para dejar de acelerar lo menos posible y tener un control profundo sobre cada curva y cada recta.

La conducción de Ridge Racer es totalmente exagerada y no responde a ningún convencionalismo de juego de velocidad. El mapeado de controles no es el más acertado y resulta chocante que no podamos emplear los gatillos para acelerar y frenar, cuando es un contrastado sistema de control de gran acierto.

La velocidad y los derrapes marca de la casa no faltan en la séptima entrega de Ridge Racer en PS3, al igual que las sutiles diferencias de conducción entre los cerca de 40 coches ficticios que incluye.
La velocidad y los derrapes marca de la casa no faltan en la séptima entrega de Ridge Racer en PS3, al igual que las sutiles diferencias de conducción entre los cerca de 40 coches ficticios que incluye.

A lo largo de las carreras podremos realizar las más inverosímiles maniobras, inclusive trompos de 360º (totalmente inútiles pero bastante habituales en las primeras partidas hasta que logremos controlar el vehículo), sin salirnos de la pista y volviendo a retomar el control sin apenas haber perdido velocidad. También estaremos en disposición de llevar a cabo espectaculares derrapes sin inmutarnos, y de tomar cerradísimas curvas sin apenas pisar freno. El realismo no es pues su fuerte, sin embargo la diversión si gana muchos enteros.

Disponemos también de un turbo que se rellena con nuestras espectaculares trazadas a alta velocidad, y también deberemos hacer un uso inteligente del rebufo, que en este juego está totalmente exagerado y que nos dará una ventaja brutal al colocarnos a la estela de un vehículo que nos preceda.

Modos de Juego
Lamentablemente como ya hemos señalado el número de circuitos es algo limitado, y la peculiar mecánica de juego de RR7 puede acabar con el entretenimiento y transformarlo en una experiencia repetitiva y algo vacua, sensación acentuada por la rutinaria inteligencia artificial. Para tratar de evitar esta espiral de monotonía el juego presenta diferentes modos de juego. Para empezar el más interesante es Grand Prix, y es al que más tiempo dedicaremos. En éste emularemos a un piloto profesional y trataremos de seguir su carrera escogiendo entre diferentes torneos a disputar y ganando prestigio y fama.

El juego cuenta también con las clásicas carreras rápidas, con interesantes torneos y con un divertido multijugador para hasta 14 jugadores, repleto de apasionantes desafíos y carreras. RR7 por desgracia no soporta conversación por voz a través de internet, y pese a que hay una serie de frases predeterminadas para repetir y para ponernos en contacto con nuestros compañeros, la comunicación se ve severamente entorpecida, y eso que en algunas pruebas concretas es imprescindible.

Carreras rápidas, competiciones de fabricantes, Grand Prix y multijugador para 14 pilotos. Estos son los diferentes modos de juego de RR7, cuya acción se desarrolla en 20 grandes y detallados circuitos.
Carreras rápidas, competiciones de fabricantes, Grand Prix y multijugador para 14 pilotos. Estos son los diferentes modos de juego de RR7, cuya acción se desarrolla en 20 grandes y detallados circuitos.

La personalización es uno de los factores más característicos de este Ridge Racer 7. Disponemos de un gran abanico de piezas para adquirir y modificar el aspecto y rendimiento de nuestro vehículo. Los añadidos a nivel de motor no resultan especialmente relevantes para la conducción, pero los estéticos nos permitirán crear modelos totalmente a nuestro gusto. En el modo Grand Prix las obtendremos mediante puntos al ganar diferentes torneos, que se multiplicarán si somos fieles a determinadas marcas de accesorios. Estas empresas son marcas ficticias, y los vehículos no son licenciados además de que no sufren daños con las colisiones, pero sus asombrosos diseños con estilizadas formas a caballo entre lo clásico y lo futurista resultan realmente vistosos.

Tecnología
Contra todo pronóstico Ridge Racer 7 ofrece un producto gráficamente muy similar a la anterior entrega de Xbox 360. Si bien es cierto que el juego funciona a 1080p y tiene un aspecto algo más limpio y definido que en su sexta versión, también hay que señalar que presenta algunos aspectos en los que es sensiblemente inferior, tales como los efectos de iluminación, la calidad de las sombras y algunas texturas. Ambas versiones comparten un problema serio con el escaso alisado de dientes de sierra, presentando en líneas generales un aspecto claramente perjudicado en este sentido.

El juego, no obstante, tiene uno de sus grandes logros en la espectacular sensación de velocidad que transmite, gracias sobre todo al elevado número de frames al que funciona en todo momento. Lamentablemente en algunos modos como el multijugador de pantalla dividida, las caídas en la tasa de imágenes por segundo son tan notorias que desaconsejan su uso.

El sonoro es un apartado que cumple pero que no brilla. La música acompaña de forma correcta a la acción, y presenta una interesante selección de partituras marcadas por su inclinación hacia la música electrónica. Los efectos de sonido tampoco destacan pero hacen su cometido, pese a que las mezclas quizá no sean las más acertadas, y a que algunos motores no rugen con la fiereza que se les presupone.

Discreto

Sin sello

Ridge Racer 7

Por: El equipo de 3DJuegos
Sin sello

Ridge Racer 7 es un competente juego de conducción que acusa en exceso sus pocas diferencias con la sexta edición del mismo. Resulta complicado recomendarlo si ya disponemos de la entrega de Xbox 360, pero en caso contrario estamos ante un correcto arcade, caracterizado por su peculiar estilo de juego y por su gran capacidad de personalización.

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