Es indudable que el RPG se encuentra en uno de sus momentos más dulces. A la vez que no paran de salir obras nuevas e interesantes, como Shin Megami Tensei V: Vengeance , también tenemos bellas odas a tiempos pasados, como los próximos Dragon Quest III HD-2D Remake o el título que nos ocupa. Y es que Romancing SaGa 2: Revenge of the Seven es un juego que sorprende que saliera en 1993 en Super Famicom, pues a nivel conceptual parece un juego de 2030.
Hace unos días pudimos jugar a una pequeña demo de Romancing SaGa 2: Revenge of the Seven, pero fue suficiente para demostrarnos que la ambición y la creatividad no entienden de generaciones de máquinas, sino de talento.
Una misión de varias vidas
A ver cómo os suena esta pequeña presentación de Romancing SaGa 2: Revenge of the Seven. Es un RPG centrado en las decisiones del jugador de una forma no tradicional, pensado para que cada uno tenga una experiencia totalmente diferente. Estas decisiones, no solo tendrán una repercusión en la historia, sino también de forma directa en la jugabilidad, teniendo consecuencias en la expansión de nuestro reino o incluso en la formación de nuestro grupo.
Controlamos, no solo a un protagonista, sino a toda una dinastía de ellos. Siete malogrados héroes de la antigüedad han regresado para conquistar el mundo. La dinastía del reino de Avalon tiene el poder para enfrentarse a ellos, pero son demasiado poderosos como para poder derrotarlos en una sola vida: tendremos, no solo que decidir el destino del reino como su monarca, sino también enfrentarnos a los Siete Héroes y sus huestes, así como traspasar la labor y nuestros conocimientos a la siguiente generación. No estaremos solos, pues tendremos decenas de compañeros entre los que elegir, con más de 30 clases distintas con diferentes habilidades y sinergias. Si, como me pasó a mí, os cuesta creer que esta maravilla proceda de un juego de hace 30 años, seguid leyendo, porque a los mandos es incluso mejor.
En la versión de prueba que jugamos pudimos ver el paso de testigo de un padre a su hijo en la lucha contra los Siete Héroes; Gerard, que así se llamaba el príncipe, debía ganarse el favor de la corte de su padre cumpliendo un par de misiones y enfrentándose al asesino de su padre. Aunque la mayor parte de tiempo de juego la pasamos en sus fascinantes combates, también pudimos ver pinceladas de cómo será la progresión de la historia; comprobamos que incluso el orden en el que elijamos las mismas tendrá ciertas consecuencias, ya que tiene su relevancia a nivel argumental.
Uno de los puntos más prometedores de Romancing SaGa 2: Revenge of the Seven lo encontramos en su desafiante y profundo sistema de combate
Romancing SaGa 2: Revenge of the Seven cuenta con un complejo sistema de combates por turnos, donde la línea temporal que marca los turnos de los combatientes será de vital importancia. Manejaremos a una party de un máximo de cinco miembros; será necesario contar con todos ellos para desplegar todo el poder del sistema de formaciones. Desde un menú, podemos elegir varios tipos de formaciones para nuestro grupo, donde la localización de cada miembro (teniendo en cuenta también su clase), desencadenará una serie de ventajas; por supuesto, aquí empiezan las primeras capas de estrategia, ya que los luchadores más adelantados serán los que reciban ataques con mayor frecuencia y probabilidad.
Antes de entrar en combate, pues no son aleatorios, podemos intentar atacar al grupo de rivales con sigilo para ganar ventaja sobre ellos, sin embargo, cuidado, porque el juego también tiene muy mala baba, y serán frecuentes las emboscadas si no nos fijamos bien en el escenario. Una vez comienza la pelea, tendremos muchas posibilidades: podremos defendernos, hacer ataques simples, de clase o magias. Cada clase tiene unas características y un arma propias, que determinarán los movimientos del personaje.
Aquí entra en juego uno de los aspectos más curiosos de Romancing SaGa 2: Revenge of the Seven, y es la progresión de habilidades, ya que han adoptado sistemas muy similares a los de Skyrim y títulos similares. Al final de las refriegas, obtendremos experiencia global, pero solo subirán de nivel los ataques que hayamos usado, ya sean de arma o mágicos; de esta forma, podremos especializar enormemente cada miembro de la party. No solo eso, sino que, para aprender nuevas capacidades, tenemos una mecánica que pretende emular una improvisación en mitad del combate de forma orgánica, llamada Atisbar.
Especialmente si luchamos contra enemigos más fuertes que nosotros, y apuntando a sus debilidades, habrá ciertos movimientos que en el menú tendrán una bombilla al lado; según la intensidad de la bombilla y el número de veces que la usemos, tendremos más posibilidades de desbloquear de forma permanente nuevos ataques relacionados con esa disciplina. Así, si usamos muchas veces un ataque de arco en varios combates seguidos, puede que en un momento el personaje atisbe un ataque de flechas en ráfaga, quedándoselo en su repertorio tras usarlo por suerte esa primera vez. Falta por ver cómo se comportará este original sistema al largo plazo, pero en el rato que estuvimos jugando hacía muy emocionantes las contiendas.
Las luchas en Romancing SaGa 2: Revenge of the Seven son muy difíciles, especialmente si jugamos en la dificultad pensada para el juego, donde cada lucha puede costarnos la derrota total. Habrá tres niveles: uno fácil para centrarse en la historia, uno normal asociado a RPGs estándar, y el difícil, pensado para replicar la exigencia propia de la serie SaGa. No solo los enemigos pegarán aún más fuerte, siendo fundamental dominar las debilidades y los turnos, sino que superar las mazmorras será una tarea titánica, al no recuperarse los puntos de salud entre combates. El proceso para buscar y encontrar las múltiples debilidades de los rivales también será tan entretenido como necesario, ya que solo atacando a sus puntos débiles podremos rellenar una barra para realizar un devastador ataque conjunto. Muchos de nuestros movimientos tienen asociados cambios de estado que retrasan los turnos de los enemigos, por lo que reservar este ataque unido para un momento en el que vengan muchos turnos de nuestro equipo es una buena estrategia.
Hay muchos otros elementos, como la posibilidad de defenderse o los cambios de reglas que conllevan los combates con jefes finales, que conforman una gran cantidad de posibilidades estratégicas. Sin duda, uno de los puntos más prometedores de Romancing SaGa 2: Revenge of the Seven lo encontramos en este desafiante sistema de combate, que se siente fresco y adictivo, y conforma el núcleo jugable de la experiencia.
Una narrativa que debe probar su valía
Aunque su argumento y narrativa también suenan extremadamente ilusionantes sobre el papel, lo cierto es que en esta demo aún no hemos podido ver todo su potencial. Los diálogos, a pesar de plantear conflictos interesantes, suelen tener el desenlace típico de los shonen, directo y sencillo; tampoco hemos podido tomar elecciones que hayan tenido una consecuencia visible durante la prueba, aunque sí que vemos distintas opciones en las conversaciones. El desplazamiento entre regiones, a priori parece que se hará a través de un menú que conecta nuestra base con las mazmorras o lugares en los que transcurran las misiones.
La mecánica de traspaso de conocimientos y habilidades de padres a hijo hemos podido verla en una ocasión, pero enmarcada dentro de un script narrativo conveniente, por lo que no sentimos que hayamos construido ese legado pretendido. Antes de las misiones, podíamos reclutar a los miembros del grupo paseando por el castillo; si bien hay mucha variedad de personajes y clases, falta por ver la relevancia que tendrán en el argumento global, además de haber algunos que son simplemente versiones de diferente género de una misma clase. Como comentaba antes, es una prueba demasiado breve para un juego con las pretensiones narrativas como el que nos ocupa.
Si jugaste al original, Romancing SaGa 2: Revenge of the Seven presenta muchas novedades de peso. Para empezar, su apartado técnico se ha rehecho por completo, pasando de sus gráficos de 16 bits a entornos y personajes tridimensionales de estética anime; por momentos, se echa de menos el tratamiento HD que tuvo el original, ya que estamos ante un juego bastante justito a nivel gráfico. Por fortuna, cuenta con un diseño de personajes con la encantadora firma de Tomomi Kobayashi muy resultón y reminiscente de la estética del manganime noventero. Por otra parte, su banda sonora es fantástica, así como su doblaje en inglés (aunque también contará con voces en japonés). También se han añadido eventos de historia, clases y minijuegos con respecto a su versión de 1993.
Romancing SaGa 2: Revenge of the Seven es un juego que sorprende que saliera en 1993 en Super Famicom, pues a nivel conceptual parece un juego de 2030
En definitiva, a pesar de la enorme ambición que presenta Romancing SaGa 2: Revenge of the Seven, en esta prueba ha dado muchos motivos para estar ilusionados. Su narrativa promete una historia a través de generaciones, con uniones tanto a nivel argumental como jugable; eso sí, no hemos podido ver hasta dónde llegarán las posibilidades de gestión del reino. Lo que sí podemos confirmar es la excelencia de su sistema de combate, con el que no importaban cuantos enemigos derrotáramos, siempre apetecía una lucha más para seguir probando todas sus posibilidades.
Puede que no estemos ante un candidato a GOTY, pero desde luego Romancing SaGa 2: Revenge of the Seven se presenta como uno de los JRPGs más especiales del año, así como una maravillosa muestra de los tesoros que han quedado olvidados, capaces de seguir aportando experiencias significativas al jugador tantísimos años después. Ojalá cada vez menos joyas queden relegadas a un enlace de Wikipedia, y puedan seguir disfrutándose de forma accesible por jugadores de todas las generaciones, al igual que esta dinastía de héroes de Avalon. Romancing SaGa 2: Revenge of the Seven llegará a Switch, PS5 y Steam el próximo 24 de octubre.
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