La fama le precede. En PlayStation 4 ha sido un éxito pero... ¿qué hace de Salt and Sanctuary un videojuego tan especial? De la mano de los padres de The Dishwasher, esta aventura de acción adapta con gran éxito la esencia de la saga Souls a un nuevo mundo en dos dimensiones, conservando los valores de desafío, dificultad y exploración que siempre la ha caracterizado. Nos adentramos con este análisis en su misteriosa isla para descubriros sus virtudes. ¿Saldréis con vida de esta?
Nada hay mejor para un apasionado de la saga Souls que encontrar un videojuego del estilo que le haga sorprenderse de nuevo; que le permita recuperar ese miedo a lo desconocido, al "qué maldito bicho me espera tras esa puerta". Salt and Sanctuary lo consigue; con creces además. Hemos caído en sus trampas; hemos terminado llegando a un jefe sin estar todo lo preparados que debiéramos. Hemos vuelto a tener que aprender a jugar desde el principio y aprender sus propias tácticas. Una maravilla que tras su exitoso paso por PlayStation 4, donde se estrenó en marzo de este mismo año, aterriza en PC sin novedades más allá de las pertinentes mejoras técnicas para poner a prueba a los más valientes; a aquellos dispuestos a aceptar el reto que plantea este Dark Souls en 2D.
Lo definimos así porque es imposible hablar de esta obra sin mencionar la franquicia de From Software. Forma parte de su ADN y ska Studios no tiene ningún problema en reconocerlo. También se dejan ver ciertas inspiraciones a los Metroidvania, que fomenta un poco los saltos y las plataformas, el backtracking con nuevas habilidades y esa manera de despejar nuevos caminos gracias a ellas.
Las referencias no terminan. La sal sirve aquí como las almas, la forma de subir de nivel. Los santuarios y refugios son nuestras hogueras y el peso del equipo y la energía determina mucho nuestro tipo de personaje. Pero, por mucho que se parezca a otras cosas, Salt and Sanctuary conserva cierto ingenio y originalidad. Aquí también disponemos de dinero como forma de diferenciar la experiencia y la compra de objetos. La diferencia entre santuarios y refugios logra que en algunas podamos invertir nuestra sal y en otras únicamente generar un nuevo punto de control. El sistema de juramentos diferencia cada santuario, haciendo que no podamos acceder a algunos tenderos por no pertenecer al mismo dios.
Nacidos de la sal
Pero es en el combate y en la exploración donde más diferencias encontramos. No es lo mismo enfrentarse a un entorno en tres dimensiones que hacerlo en dos. Las tácticas varían. El salto y la agilidad por el escenario cobra una importancia capital y, si bien esto limita algunos enfrentamientos y tácticas, el resultado es más que satisfactorio. Puedes enfrentar a cada oponente y cada jefe final de muchas formas distintas: confiar en tu velocidad para atacar por la espalda repetidas veces; hacerlo en la fuerza mientras te refugias detrás de tu escudo; hacer buen uso de las habilidades mágicas o de rezo e incluso apoyarte en el arco y las rápidas dagas para moverte de la forma más ágil por el escenario. Todas las tácticas son muy efectivas y dependerán de nuestro estilo de juego para superar el enorme mapeado que presenta Salt and Sanctuary.
Todo conectado entre sí y de una forma bastante eficiente. Existe la posibilidad de teletransportarse, aunque para ello es necesario tener el objeto adecuado o desbloquear el tendero correcto, dándose la situación de poder transportarnos a una zona, pero no poder regresar. Y cuando el juego parece que se está quedando sin ideas, se empiezan a desbloquear las marcas: habilidades únicas que nos permitirán caminar por el techo, rebotar en la pared o hacer sólidas ciertas plataformas antes inaccesibles.
Así, SKA Studios ha conseguido interpretar esta fórmula y crear un sólido juego en 2D. Uno que además se beneficia del particular estilo artístico del equipo, mientras visitamos enormes y laberínticos escenarios. Resulta sin embargo un poco extraño el abuso de filtros de color que parecen empañar la imagen. Si bien funciona la oscuridad en zonas donde necesitamos antorchas, brilla mucho menos en zonas bien iluminadas donde se ha apostado por un estilo en blanco y negro que no termina de venir a cuento u otros escenarios tan saturados que parecen querer esconder artificialmente sus entornos pintados a mano.
La regla ya la conoces. Enemigos duros y jefes finales que te harán sudar la gota gorda. Los hay que más y los hay que menos, pero Salt and Sanctuary empieza fuerte y sufrirás en los primeros compases hasta adaptarse a su estilo de combate. De hecho, su semejanza con la saga Souls hace que cojas algunos “vicios” de las obras de Miyazaki e incluso equivoques los botones de ataque y uso de objetos, por ejemplo. Menos mal que se pueden reajustar las teclas para adaptarlas a nuestro estilo. Dicho lo cual, todos sus jefes logran esa primera impresión descomunal, un desafío a la altura y una estrategia a desarrollar mientras investigamos cuáles son sus debilidades y qué golpes les dejan más vendidos.
Es difícil no continuar con la comparación. Su historia pretende contarse de la misma forma; sus personajes secundarios aparecen y desaparecen bajo el mismo patrón; y la sensación de haber perdido una gigantesca cantidad de sal por haberte topado con un jefe de forma inesperada es demasiado familiar. Ayuda, no obstante, que el sistema de progresión sea muy profundo, original y bien elaborado. Al ofrecer sal a nuestro dios, conseguiremos perlas negras, las cuales podremos intercambiar por puntos de fuerza, destreza, voluntad, resistencia, magia… Pero también nos servirán para desbloquear nuestras propias habilidades de clase. Así, si queremos equiparnos una armadura de nivel 4, por ejemplo, tendremos que llegar antes a dicha rama del árbol de habilidades para desbloquearlas. Existen además otras perlas que nos permitirán desaprender una habilidad para poder realizar algunos cambios en este curioso sistema de progresión.
Parece haber salido de la nada, pero Salt and Sanctuary ha sido uno de los juegos digitales que más hemos disfrutado de lo que va de año. Claro que no lo consigue del todo por méritos propios, pues bebe de fuentes muy claras y sin miramientos. Pero puestos a inspirarse, ayuda mucho hacerlo en algunas de las fórmulas más exitosas de los últimos tiempos y mezclarlas con otras que tan bien han funcionado en el estilo 2D. Si sabes a lo que vas, tendrás mucho más que un aperitivo. Un título largo y bien construido que te ofrecerá el desafío que estás buscando de una forma insospechada. Y gracias a ello, será como volver a empezar. Bendita sea la sa
Salt and Sanctuary no busca innovar y no reniega de sus inspiraciones. Pero una vez las aceptas, encontrarás un título más que sólido, lleno de desafíos, que traslada la fórmula Souls a las dos dimensiones, mezclándolo todo con el género Metroidvania. Un título largo que se presenta como una de las grandes sorpresas en cuanto a juegos digitales de lo que va de año.
- Sistema de progresión profundo y bien construido
- Diseño de niveles laberíntico y bien conectado
- Profundo y desafiante
- Algunos filtros de color empañan demasiado la imagen
- Problemas puntuales al encarar en combate y durante los saltos en plataformas
- En algunas ocasiones, la “inspiración” a los Souls es DEMASIADO evidente