La segunda parte de Secret Files ya está entre nosotros, y con ella un nuevo caso de intrigas, asesinatos, conspiraciones y sociedades secretas. Una aventura gráfica de las de antes que lo tiene difícil para hacer las delicias de los aficionados a lo añejo.
En 2007 llegaba a nuestro país Secret Files: Tunguska, avalado por un más que razonable éxito de crítica y público en el extranjero. La crítica valoró positivamente el hecho de que el juego incidiera en un género tan abandonado como este, y premió un juego que en términos de calidad era francamente razonable.
Un año después contamos con una segunda parte que apenas evoluciona en términos tecnológicos y de planteamiento; pero en la que, sin embargo, se echa en falta algo de la chispa del original. Los rompecabezas son buenos en esencia, pero algo sencillos en su ejecución, y la pobreza del hilo argumental unido al no menos irregular tratamiento de la faceta gráfica no acaban por dotar al título del gancho que necesitaba.
Vacaciones Traumáticas
Como cualquier película de suspense que se precie, Secret Files 2: Puritas Cordis comienza muy lejos de donde se encuentra nuestro protagonista. Un misterioso asesinato abre el videojuego, y comenzaremos la aventura con un breve prólogo de apenas unos minutos en el que deberemos esconder unos preciados documentos de unos sofisticados criminales.
El videojuego se desarrolla con la clásica confusión de equipajes que cabría esperarse de cualquier comedia romántica, pero que en esta ocasión acaba mezclando a nuestra heroína, Nina, en una nueva conspiración cuando ella únicamente trataba de disfrutar de un relajante crucero con el que olvidar la ruptura con su ya ex-pareja, Max.
Así pues Secret Files 2 es una aventura gráfica clásica en su planteamiento, que utiliza el tradicional procedimiento del Point and Click para avanzar. Lamentablemente al guión le falta un punto de trabajo y chispa para resultar atrayente, y la historia de las catástrofes naturales, las profecías y las sociedades secretas es bastante vacua, no tanto por vista hasta la saciedad como por carente de interés.
El juego trata de lograr el sentido de la variedad que le faltan a sus retos con el empleo de cuatro personajes diferentes sobre los que tendremos control en diferentes momentos de la aventura, aunque lo cierto es que en líneas generales los desafíos son muy similares.
Así simultanearemos los clásicos rompecabezas de la recogida y el empleo de objetos que han caracterizado al género desde sus inicios a finales de los 80, con otros algo más atípicos que entroncan con la reciente tradición de incluir puzles más puros, en los que abandonamos la clásica perspectiva en tercera persona para adoptar una más subjetiva. En cualquier caso unos y otros no tienen demasiada dificultad. Los primeros porque el número de objetos y posibilidades es algo reducido, y los segundos porque no terminan de ofrecer el desafío que cabría esperarse de un título de estas características. Los pocos lances que ofrecen una dificultad real parecen más derivados de un planteamiento confuso que de una oposición compleja.
En la faceta visual y sonora el videojuego hace los deberes, aunque su nota no puede pasar del aprobado. En primer lugar porque en lo que respecta a gráficos y tecnología el título presenta un aspecto adecuado para el género, pero que no ofrece un dispendio en ninguna de sus características. Las animaciones son flojas, y el modelado y rostro de los personajes, muy irregular; pero el conjunto se beneficia de una paleta de colores acertada y de una dirección artística razonablemente buena. En el aspecto del audio el título llega a nuestro país con doblaje total a nuestro idioma y un nivel aceptable con voces ya oídas cientos de veces. Por su parte la banda sonora hace su papel sin estridencias pero, al mismo tiempo, sin carisma alguno.
Secret Files 2: Puritas Cordis acusa una alarmante falta de personalidad, lo que lo hace no destacar en ningún aspecto. No es aburrido, pero tampoco engancha; los rompecabezas, por su parte, son excesivamente sencillos, y los realmente dificultosos deben su desafío a su confusa exposición. Recomendable para los seguidores de la primera parte que se quedaron con ganas de continuar.
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