Si te lo dicen antes del E3 2015 no te lo habrías creído. El tercer episodio de Shenmue es una realidad, y con el objetivo de traer de vuelta las sensaciones jugables de la añorada saga del maestro Yu Suzuki, se ha realizado un título al que cuesta pasarle por alto sus muchas taras y su malentendida anacronía. Te lo contamos en el análisis de Shenmue 3.
Como seguidor y entusiasta de la obra de Yu Suzuki, Shenmue ocupa un lugar privilegiado en mi corazón. Vibré como todos con el anuncio de Shenmue III en el legendario E3 de la Sagrada Trinidad, pagué mi juego en el Kickstarter cuatro años antes de su lanzamiento sin rechistar (aún no me ha llegado mi copia, por cierto) y he disfrutado del viaje hasta su estreno con toda la comunidad y amantes de la saga. Sin embargo, y como venía temiendo en los meses previos al estreno, la amarga sensación de haber disfrutado más la romántica historia de su regreso, resurrección y reconocimiento a la figura de Suzuki que el propio videojuego en sí se hacía cada vez más patente. Tras acabarlo, puedo confirmar que, en mi caso, así ha sido.
Siempre he considerado al seguidor de Shenmue (entre los que me incluyo) como el más exigente de los aficionados del sector. Por eso, cuando veía que se celebraba con inexplicable optimismo cada nuevo contenido pensé que había algo que no cuadraba. ¿Por qué se defendía lo que, a todas luces, era indefendible? ¿Por qué tras 20 años explicando a propios y extraños la grandeza de obras como Shenmue 1 y 2 nos valía cualquier cosa si llevaba el nombre de Shenmue 3 en la portada? Tras darle muchas vueltas llegué a una conclusión: los usuarios se han contaminado del relato épico del regreso de la saga y la tenaz batalla de Suzuki por hacer realidad un nuevo episodio.
¿Sabéis cuál es la única verdad entre las muchas opiniones que ya hay sobre el título que nos ocupa? Que pase lo que pase y se opine lo que se opine del software, Yu Suzuki seguirá siendo uno de los más grandes artistas de la historia. Lo que os puedo garantizar es que, cuando se revisen sus hitos, Shenmue 3 no estará entre ellos. Hay más sombras que luces en el nuevo trabajo del genio, y se ocultan deficiencias injustificables en lo que muchas veces se intenta camuflar con un implacable sentido de pertenencia a un modo de hacer las cosas "como antes". Puede que la intención sea genuinamente buena, pero es difícil omitir tanta mediocridad en el que para mí ya es, sin duda alguna, el capítulo más intrascendente de la trilogía.
Shenmue 3, un episodio inane
Shenmue 3 nos deja justo donde las cosas quedaron en Shenmue 2: con Ryo llegando a la aldea de Bailu con Shenhua y dando nuevos pasos en la búsqueda de los Chi You Men, Lan Di y los misterios tras los espejos del fénix y el dragón. Pronto te pondrás a buscar pistas sobre el paradero del padre de la coprotagonista, y lo que parece una mera misión de persecución a un par de maleantes que están causando el caos en el pequeño pueblo, se convertirá, casi, en el leit motiv de la primera mitad del software. Se salpica la insulsa trama con retazos que ayudarán a Ryo a construir el rompecabezas tras el feudo de su padre y maestro con Lan Di, pero la realidad es que hay poco ritmo en la historia, lo que se repite en las localizaciones restantes y su apresurado final.
La comparación con Shenmue 1 y 2 acaba siendo inevitable, y dudo que alguien pueda discutir que lo explicado en Shenmue 3 sea la historia más vacía e inane de la saga. Sin personajes memorables en el campo de los secundarios o los olvidables enemigos, la mayor decepción de la entrega es, sin duda alguna, Shenhua. Mitificada tras su aparición cuasi mística en los sueños de Shenmue y su presentación al final de Shenmue 2, es una protagonista que no aporta nada, siendo incapaz de sumar algo interesante al periplo de Ryo, convertiéndose en una pésima compañera de aventura. Da la sensación que su presencia en Niaowu no estaba prevista, lo que explicaría su prácticamente testimonial participación en los acontecimientos del software. Una pena.
Fracasa Shenmue 3 en la comparación con las dos entregas anteriores con sus localizaciones, ya que acaba siendo inevitable caer en la nostalgia a las pocas horas de juego. Siendo Bailu una aldea tan pequeña, cuesta entender que el equipo no haya sido capaz de emular uno de los elementos que hizo grande a la primera entrega en su día: vivir la realidad de una ciudad como la de Yokosuka. Allí, muchos personajes tenían su propia rutina creada, con horarios que respetaban y cambios en su conducta dictados de forma artesana por los desarrolladores de uno en uno. Aquí apenas hay personajes que paseen o tengan una rutina diaria creíble: se han limitado a sentarlos y colocarlos en lugares concretos del mapa para permanecer allí, haga sol o llueve, durante toda la partida, convirtiendo lo que un día pareció un calco de la realidad en otro videojuego más.
Puede que la intención sea genuinamente buena, pero es difícil omitir tanta mediocridad
A Niaowu le pasa algo similar. Siendo una ciudad enorme e interesante, la comparación con Hong Kong acabará llegando a tu mente tarde o temprano. El equipo de Suzuki sacrificó en Shenmue 2 el encanto de una ciudad completamente conectada como Yokosuka, recreada personaje a personaje, para mostrar una gran urbe, con docenas de personas caminando por sus calles. Niaowu, por su parte, parece una ciudad muerta, en la que nadie visita los puestos que hay en el puerto y en el que solo Ren juega en su lujoso casino. Parece obvio que es una limitación técnica del juego: en la versión de PS4 Pro, que es la que hemos jugado para la reseña, el software no es todo lo estable que nos gustaría, y la única forma de evitar que la cosa se complique, seguramente, ha estado en vaciar de transeúntes sus avenidas. ¿El resultado? Algo irreal, un adjetivo que es pura antonimia para una saga como Shenmue.
¿Nostalgia o ineficacia?
Shenmue 3, al contrario que sus antecesores, se siente como una obra acartonada, sin salidas ocurrentes para una experiencia que lo pide a gritos. Uno de los casos que más me apenó fue en el primer encuentro con uno de los jefes finales del juego en Niaowu. Lo lógico, por la experiencia que se tiene en el lance de la partida, es que pierdas, lo que se traduce en una animación de derrota de Ryo, llegando al hotel totalmente vencido y herido. Sin embargo, quise probar a vencer al monstruo cargando partida y ver qué pasaba. Me sorprendió para mal dar con la misma animación que si te derrotaba. ¿Por qué engañar al jugador y castigarlo si juega bien? Es un error que te lleva a recordar los problemas de épocas pasadas, ya jubilados en muchos de los juegos actuales, a los que Shenmue enseñó mucho y de los que Shenmue 3 también podría haber aprendido otro tanto.
Y no me malinterpretéis: el problema no es que Shenmue 3 obvie los avances realizados en el género en los últimos 20 años, puesto que podría haber sido un muy buen videojuego si se hubiese respetado a sí mismo y hubiese seguido el esquema de sus entregas anteriores; el problema es que su ejecución, en muchos casos, es pésima. Prueba de ello, el nuevo sistema RPG, que traiciona todo lo que creíamos de Ryo Hazuki hasta ahora. Entrenado por Iwao Hazuki desde su más tierna infancia, cualquiera pensaría que, a pesar de su juventud, Ryo Hazuki es ya un excepcional artista marcial. ¿Por qué necesita entrenar a Ryo para vencer a dos granujas al principio del juego? ¿Por qué se repite el mismo esquema al llegar a Niawou y toca entrenar, de nuevo, para acabar con otros dos facinerosos?
No es una cuestión tan simple como que Shenmue 3 se sienta antiguo; es una cuestión de repetición de patrones de mal gusto y poca creatividad por parte de los artistas. Para mejorar la vida y fuerza de Ryo tendrás que entrenar con tres minijuegos de artes marciales y acceder a pergaminos con técnicas que tendremos que entrenar hasta amaestrar. Una vez se acaben los rollos que tenemos al principio del juego tocará buscar o comprar más, lo que acaba teniendo un impacto directo sobre la economía de Ryo. Otro elemento que afecta al bolsillo del héroe es la comida, otra grotesca novedad de la nueva entrega. El protagonista se cansará y deberá alimentarse comprando distintos productos en los puestos de venta. Una vez el hambre acecha, tendrá tres puntos de vida y será incapaz de correr, por lo que siempre es recomendable tener algo de comida por si a Ryo le da la tenia.
En lo meramente visual, destacaría los bellos escenarios del software
Shenmue 1 y 2 fueron dos juegos legendarios sin sistema de estamina y sin un modo RPG de baratillo. Su añadido aquí no tiene un cometido claro, lo que acaba llevando a malpensar… ¿estarán ahí para alargar la obra artificialmente? En lo que sí han logrado mantener el tipo dando un cambio total es en el sistema de batalla. Se han cambiado las órdenes ejecutadas con direcciones y botones de ataque por ejecuciones mediante pulsación de ataque. No es el mejor sistema del universo, pero resulta más óptimo que en las entregas pasadas. La parte negativa está en que el reto acaba estando más en la cantidad de enemigos a los que te enfrentas a la vez que en el propio desafío en sí. Hablamos de Hazuki, un tipo que se cargó a 100 en el puerto de Yokosuka, ¿de verdad que tres rufianes a la vez son un problema?
Las pequeñas cosas que definen a Shenmue
¿Qué sería de un Shenmue sin trabajos y minijuegos? Ryo tendrá que pagarse su estricta dieta y entrenamiento buscando empleos por los escenarios. Destaca el regreso del montacargas o la simpleza de cortar leña, pero no son los únicos: ¿Has pensado alguna vez a dedicar tu futuro laboral a la caza de patos? En su defecto, siempre te quedará la apacible pesca. En el territorio de los minijuegos, los típicos juegos de azar como la ruleta o los dados se unen al ya legendario Lucky Hit (que, por cierto, la bola tiene una física peor que la de Dreamcast, lo cual resulta inexplicable). En tu mano queda ganar dinero de forma honrada o pasar la tarde en el casino para amasar dinero. Spoiler: te hará falta.
¿Y qué hay de los salones arcade y el entretenimiento meramente recreativo? Desgraciadamente, son un erial: algunas máquinas electromecánicos de los que te aburrirás al instante, una suerte de parodia de Virtua Fighter con pollos y distintos puestos de lanzamiento de bolas, un Whac-A-Mole, QTE Title 2 y un Excite QTE 3. Se nota que Sega se ha independizado del desarrollo de Shenmue 3, pero habría sido estupendo que desde la firma del erizo se hubiese hecho alguna concesión en el presente campo. También salen perdiendo las bolas de Gashapon, que sin las licencias de la marca azul se limitan a colecciones aburridísimas de cebos de pesca, raquetas de colores, vehículos y otros objetos cotidianos que no coleccionarías nunca. Hay una serie de muñecos SD de Shenmue, pero sale perdiendo al cambio con respecto a anteriores entregas.
En lo meramente visual, destacaría los bellos escenarios del videojuego. La iluminación, eso sí, se ha limitado a poner luz a lo que vemos, generando efectos del todo antinaturales en escenarios marítimos. Su mayor problema gráfico lo tiene en las cargas de elementos, un problema constante que era comprensible en Dreamcast, cuando Shenmue tenía una factura técnica superior a casi cualquier cosa vista en la época, pero no lo es en absoluto en los tiempos que corren con el discretito apartado visual de Shenmue 3. Entrarás a las tiendas y nunca habrá tenderos que te atiendan; tendrás que esperar a que el juego cargue el contenido. Eso sí, hemos ganado un mundo abierto sin pantallazos de carga, y que los locales estén abierto ahorra tiempo de espera a los jugadores si lo comparamos con las dos entregas anteriores.
Aunque la expresión de los personajes no es la de la Gamescom de 2017, tampoco es que gocen de una animación facial excelsa. La máxima expresión de Ryo se limita a entrecerrar los ojos, lo que sumado a la voz de Corey Marshall subraya el carácter sosito de nuestro héroe, al que le puedes cambiar la ropa, por cierto, ¿pero quién querría hacerlo? ¿Son todos los elementos jugables y técnicos justificables por el corto presupuesto de la obra? Es un tanto crédulo pensar que Shenmue 3 se ha financiado exclusivamente con el dinero de los mecenas: no hay una cifra oficial de lo que ha costado, pero es obvio que Shibuya Productions, Deep Silver y la exclusividad con la Epic Games Store ha ayudado a agrandar la bolsa. Pensar, además, que con las facilidades y tecnología actual hacer Shenmue 3 puede costar lo que Shenmue 1 y 2 en su día es, como poco, osado.
Y sin embargo, se siente Shenmue
A pesar de todos los problemas jugables y técnicos, me acabo sintiendo cómodo a los mandos de Shenmue 3, y es lo que salvará al título para muchos seguidores. Sí, me habría gustado que la historia hubiese avanzado por otros fueros, que sus enemigos estuviesen a la altura de los visto en el pasado y que se hubiesen tomado decisiones coherentes en el diseño jugable de la producción, pero me gusta preguntar a la gente para conocer nuevas pistas de mi misión, echar el rato tirando bolas en el Lucky Hit o luchando con los monjes de los templos. ¿Justifica esa sensación lo incapaz del resto de apartados? Puede que algunos seguidores de la obra sí, pero a mí me sabe a rayos que el título haya terminado siendo tan conformista.
Lo que nadie le va a poder echar en cara a Yu Suzuki es su valentía como artista. Creo que cualquiera, dada la situación de la saga y lo milagrosa que ha sido la mera existencia de la tercera entrega, habría pensado en cambiar los planes originales de la saga para finiquitar de una forma más o menos digna la saga en una trilogía. ¿Qué ha hecho Suzuki? Tirarse al toro con una historia intrascendente que, más allá de la ausencia de Baisha en el producto final, seguro que se ha mantenido muy fiel a la idea que tenía Suzuki en su cabeza y que exploró en el memorable Post Mortem de la GDC 2014. Eso es tan temerario como valiente, y solo un genio como él sería capaz de tomar una decisión tan inadecuada y egoísta para el futuro de la franquicia. No lo digo irónicamente: admiro su fe en que Shenmue 4 llegue a existir algún día y ojalá así sea.
Me sabe a rayos que el título haya terminado siendo tan conformista
En definitiva: los dos manidos mantras utilizados para defender al título es que “Shenmue 3 no es para todos” y “mientras Shenmue guste a los fanáticos de la saga, nos vale”. A mi parecer son declaraciones elitistas y ridículas que deberían avergonzarnos a todos los fans de Shenmue. Si la tercera entrega hubiese sido fiel a sí misma, incluso con un apartado visual humilde y unas pretensiones adecuadas a las condiciones de un desarrollo tan poco habitual, no estaríamos buscando excusas para defender algo que amamos tanto. El tiempo lo pondrá en su lugar.
Debería aspirar a mucho más, pero ha preferido poner el foco en el seguidor más complaciente. Un videojuego voluntariamente anacrónico, nada amable con la nueva generación de jugadores que puedan venir y que al entusiasta de la saga ofrece una trama decepcionante basada en la persecución de maleantes de poca monta, conseguir grandes sumas de dinero para avanzar y un insulso sistema RPG y de alimentación que alarga artificialmente la duración del juego. A pesar de ello, Shenmue 3 se siente un genuino Shenmue por sus mecánicas y entorno, con un Suzuki orgulloso de que se le haya parado el reloj en 2001 para bien y para mal, pero sus buenas intenciones no ocultan sus defectos, condenando a la intrascendencia al tercer capítulo de la trilogía.
Comprar Shenmue III- Shenmue y Yu Suzuki están de vuelta, una buena noticia para el sector
- Niaowu, aunque poco transitada, es una buena localización
- Cambios coherentes en el sistema de batalla
- Se sigue sintiendo como un auténtico Shenmue...
- … aunque eso no le evita convertirse en el peor Shenmue de la trilogía
- Problemas técnicos constantes, especialmente con la carga de contenido
- Se escuda en la nostalgia para camuflar decisiones cuestionables en lo jugable
- La trama y nuevos personajes son del todo insulsos. Suman poco a la saga