Nippon Ichi da sus últimas pinceladas en PlayStation 2 con un título que recorre el género RPG tradicional y lo adereza con el carisma inherente de la compañía japonesa. Todo ello nos da como resultado un buen juego, aunque excesivamente particular, que encandilará a un cierto tipo de jugadores con amplia experiencia en los RPG.
Para comprender mejor ante qué clase de juego nos encontramos hay que mirar fijamente la compañía que se encarga de darle vida. Nippon Ichi Software (NIS) nació en Japón en el año 1994 desarrollando casi exclusivamente para consolas Sony, obviando ciertos títulos que sacara en el final de vida de Super Famicom en Japón. En el año 2003 se estableció en California NIS América, creada para facilitar la llegada de los títulos de la compañía a territorio norteamericano, lo que facilitó posteriormente que llegaran a Europa títulos de la propia compañía. Quizás esto no diga demasiado, pero si contamos que son los creadores de juegos como Disgaea, Phantom Brave o GrimGrimoire seguro que cambia la percepción.
La particularidad de un buen título
Como la mayoría de los juegos que crea NIS estamos ante un concepto de juego que requiere gran experiencia en los RPG por parte del jugador para comprender los entresijos y las posibilidades que derivan de su estilo. Su gran rejugabilidad, sus enormes posibilidades de edición o sus constantes variaciones argumentales lo hace un título importante dentro de su género. Aun así esa fidelidad de la que hace gala NIS también afecta a su tecnología, y en este aspecto no puede presumir, básicamente porque el presente título permanece anclado en tiempos pasados. Hemos visto en PS2 títulos del mismo género que han explotado las capacidades de la consola bastante más y que evidentemente han demostrado que se pueden obtener mejores resultados en la exposición gráfica. Pero lejos de las innovaciones que trae o de la tecnología que abrace, nos encontramos con que estas particularidades se encuentran también en su estilo de juego. Cierto, estamos ante un RPG de estrategia por turnos, que hereda bastante de Disgaea, pero que a su vez trae consigo otros aspectos que innovan pero que traen confusión a los jugadores.
Dispondremos así a nuestros personajes en el mapeado, un mapeado que como es habitual viene definido por cuadrículas donde nos iremos moviendo y ejecutando los comandos disponibles. La diferencia es que cada personaje representa un escuadrón que está compuesto por otras unidades. Esto hace que las cosas sean diferentes respecto a otros títulos más populares y es que estos escuadrones están situados en unas habitaciones donde podremos colocar a nuestras unidades en distintos lugares de la misma, sea en la mitad del grupo, en la retaguardia o en el ataque. Dependiendo de la clase de unidad irá mejor posicionarlos en un lugar u otro.
Estas habitaciones también soportan elementos decorativos. Estos elementos decorativos nos ayudarán en combate pudiendo ser un gran apoyo en el desarrollo de las batallas. Igualmente conviene hacer énfasis en que no tomaremos control de los personajes de forma individual, sino que atacarán de forma automática. En sí solo podremos controlar al escuadrón, representado por un personaje en el mapeado, y después de forma automática todos ejecutarán sus golpes, aunque nosotros podremos elegir si deseamos hacer un ataque, el tipo del mismo, utilizar defensas o cambiar las tácticas de comportamiento.
Nuestro mejor aliado o nuestro mayor enemigo
Y es que el personaje de Gig tendrá quizás más importancia que el propio protagonista. El juego nos dará la oportunidad de elegir el género del personaje principal y eso hará que cambien ligeramente ciertos puntos de la historia. Será el demonio de la destrucción Gig, espíritu que vive en la espada que nos dan al inicio de la aventura, quién lleve casi el peso argumental de la historia. Su participación le conducirá al estrellato, y de hecho en toda la aventura intentará corroer nuestra alma para ocuparla. Así que si aceptamos convertirnos y otorgarle nuestra alma podremos vivir una historia diferente en la aventura. Esto hace que el juego posea distintos finales para acabarlo y que la rejugabilidad sea altísima.
La participación de Gig se limitará a las sucesivas conversaciones que tengamos con el mismo, aunque en ciertas ocasiones nos prestará su poder y ciertos comandos no muy de buena voluntad para tomar ciertas ventajas. La interacción en la aventura hará que el jugador pueda tomar decisiones en las distintas conversaciones que se sucedan pudiendo así variar el camino a seguir y parte de la historia. También la edición en la aventura será mayúscula permitiéndonos editar cada una de las habitaciones donde situar a los personajes y conseguir un buen ejército con más de 25 unidades diferentes a nuestra disposición.
Descompensación
Entrando de lleno en los aspectos técnicos del juego nos encontramos con que hay algo que no funciona, algo que deja un apartado lejos de una estabilidad que hubiera ayudado a que se posicionara como un título realmente importante. Los gráficos del juego permanecen anclados en el tiempo, como con miedo de madurar y aceptar la realidad existente. En PlayStation 2 se han visto obras mucho mejor elaboradas. Quizás NIS ha preferido mantenerse fiel a un estilo, pero es un estilo que como todo debe adaptarse a los tiempos que le ha tocado vivir. Evidente que puede funcionar, pero cerrando la proyección y el éxito.
Los gráficos en 2D con pocos detalles y excesivamente estáticos no ayudan demasiado. Este tipo de juegos necesitan mayor dinamismo gráfico para profundizar mejor en las historias que se sucedan. Sin prácticamente videos de introducción de escenas, sólo optando por conversaciones estáticas, con diálogos largos y sin incluir una ambientación gráfica portentosa, no puede definirse como un apartado bien compensado. A su vez el juego básicamente se compone de menús, con lo que no podremos manejar a nuestro personaje por las ciudades o por los distintos escenarios, sino que iremos seleccionando del menú de la ciudad a dónde ir y allí se desarrollarán los diálogos y acciones.
Obviando lo anterior tenemos que hablar de la jugabilidad del título. No solo las posibilidades de edición harán que podamos realizar cualquier virguería con los personajes en los combates, sino que las tácticas y elementos de ataque harán que podamos reflejar nuestras personalidades en las acciones que recaigan en los combates. Y es que además de ello la rejugabilidad será enorme, no sólo por los distintos finales, sino también por los caminos alternativos y por la variación al inicio de la aventura del género del personaje que hará que cambien ligeramente las cosas.
Lamentablemente el juego esta totalmente en inglés (con posibilidad de seleccionar el original japonés), tanto en voces como en textos, lo que elevará la curva de aprendizaje y dificultad excesivamente. Lo anterior, y que los tutoriales no son excesivamente profundos, hará que para jugadores poco experimentados en estos títulos o que no dominen el idioma inglés se vean ligeramente perdidos en sus menús, por otra parte no muy intuitivos.
Soul Nomad & the World Eaters es un clásico RPG estratégico que llega a Europa con algo de retraso tras su lanzamiento en Japón y Norteamérica. Es clásico por su concepto y por su naturaleza y eso puede convertirse más en un defecto que en una baza. Un título ideado para un tipo de jugadores en particular que adorarán su mecánica y su exposición, pero que será muy difícil de aceptar por otro tipo de jugadores. A su vez no tiene una buena compensación en sus apartados lo que deja al título entre dos fronteras irreconciliables. En todo caso si no te importan sus gráficos y eres un experimentado jugador de RPG posiblemente encuentres en este título unas grandísimas posibilidades de juego.
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