Creo que, visto lo que he escrito a lo largo de los años en esta casa, ha quedado claro que Starship Troopers me gusta. La obra de Paul Verhoeven, quien venía de convertirse en un titán de la ciencia ficción con RoboCop y Total Recall, fue una sátira de la Guerra de Vietnam, pero en última instancia lo fue de su propia obra base. Aquella novela de Robert A. Heinlein, mucho más seria y condicionada por su tiempo, fue parodiada por Verhoeven hasta el hastío, y aunque quizá es reducirlo al extremo, dio vida a la licencia hasta el día de hoy. Por fin, tras un año en acceso anticipado, el último juego de Starship Troopers, Extermination, ha salido al mercado en su versión 1.0 y, tras dos semanas jugándolo, lo cierto es que apenas he cambiado mi parecer en relación con aquella ya añeja versión 0.4 del juego que pude probar hace exactamente doce meses, tanto para bien como para mal. ¿Es recomendable? Veámoslo en su análisis pertinente.
Un modo multijugador masivo, arcade y con un estudio veterano
Tras el lanzamiento de Starship Troopers: Extermination en 2023, muchos, entre ellos yo, pensábamos que el proyecto de Offworld tendría el camino libre para conseguir hacerse con un importante hueco en el mercado siendo la obra magna de Starship Troopers, hasta que llegó su primo hermano: Helldivers 2. Ahora, con la llegada de su versión 1.0, y con Helldivers 2 en un momento complejo de su corta vida, muchos pensaban que quizá Extermination podría hacerse con el trono, pero jamás anheló la competencia. El motivo es simple: aunque beben de la misma fuente, abogan por un concepto shooter diferente, en este caso uno más arcade.
Al igual que aquellas versiones previas al estreno, el núcleo duro de la experiencia está en su multijugador PvE. Este modo para 16 jugadores y con una media de 300 enemigos por partida, Extermination es la mejor carta de presentación de lo que es el proyecto. En lugar de ser partidas a vida o muerte o con un contador en la nuca como aquel Helldivers 2, la idea es cumplir objetivos encadenados en un mapa de tamaño variable y partidas de 30 a 40 minutos. Esto implica que apenas son una serie de comandas —defender A, luego recoger el cargamento en B, llevarlo a C y extraer en D— que se intercalan y mutan con ciertas misiones o tareas secundarias, y donde el espíritu de SQUAD brilla con luz propia, donde todo está pensado para que el movimiento por el mapa genere pequeñas micro-narrativas a lo largo y ancho del escenario.
El juego aboga por un concepto arcade y vive y muere para él
En este caso, uno de los detalles que más me ha gustado de cara a aquello que ha mantenido o desechado el estudio de desarrollo del early access a la versión 1.0, es que el gameplay es poco pulido, tosco, con ráfagas de disparos que elevan el cañón del arma hasta las nubes, y me encanta; Offworld enfatiza el hecho mismo de que no somo soldados, sino pobres desgraciados reclutados sin experiencia para una guerra absurda. Disparar en y moverse en Extermination es duro, y no porque, como aquel Helldivers 2, el juego busque ser realista, sino porque el juego aboga por un concepto arcade y vive y muere para él. Esto hace que matar a 10 bichos en una ronda no se considere como un logro competitivo sino personal, pues has demostrado que tienes lo que hay que tener para sobrevivir.
Los combates contra los bichos no son una experiencia de hombría y testosterona al estilo Warhammer 40K, está hecho para que ver la pantalla que clama por la victoria al final de la partida se sienta como un alivio, pues con apenas un trío de golpes puedes acabar muerto en el suelo. Con el ingeniero, por ejemplo, cuya gracia radica en el uso de un lanzallamas, puedes llegar a gastar un bidón entero de gas para matar a uno de los bichos medianos, un guerrero, —hay una tipología simple de arácnidos, desde pequeños minions, guerreros o élites, hasta auténticas moles que disparan proyectiles a distancia espacial— dejándome a merced del resto mientras recargaba.
De hecho, el cómo gestiona Extermination la aparición de los bichos del escenario es tan endiabladamente inteligente que me sorprende no haberme dado cuenta durante el early access. A mayor tiempo en el planeta, un entorno hostil que no nos pertenece, mayor será el número de bichos, algo que va ligado, a su misma vez, a nuestro progreso. Esto genera un cóctel donde el número de enemigos escala conforme pasa el tiempo y llegamos al final, en lugar de basarse en puntos de spawn predeterminados. Eso sí, no es del todo perfecto y es que hay veces que muchas de las muertes son muy frustrantes porque este sistema de aparición es aleatorio, y genera hitboxes con las que chocaremos apenas unos segundos antes de brotar el bicho del suelo, dejándonos vendido.
Para hacer que vivir un día más sea algo más sencillo, Extermination ha pulido horizontalmente su sistema de clases y ha abogado por ciertos ajustes que antes no estaban de cara a delimitar mucho mejor las actividades de cada una de éstas. Tenemos seis clases, desde la simple avanzadilla o francotiradores, hasta los tanques. No es un hero shooter, aunque algo de aroma al subgénero sí desprende. Cada una de las seis clases disponible tiene sus propias mecánicas jugables y ventajas/desventajas útiles para la batalla. El problema es que, heredado del early access, Extermination sigue sin dejar cambiar de clase durante la partida, por lo que es bastante poco afable con aquellos que quieran probar clases sin decantarse por el modo tutorial.
Offworld sabe dar a cada una de las seis clases su peso en la partida, y lo hace en base a la individualización
Si bien es cierto que, sobre el papel, son el mismo soldado atemorizado frente a una horda de arañas espaciales, Offworld sabe dar a cada una de las seis clases su peso en la partida, y lo hace en base a la individualización. La progresión depende de cada clase, algo que ha permeado a las armas con un sistema de maestría independiente de cada ítem, donde cada tipo de soldado tendrá unas habilidades y acceso a un tipo de armamento diferente. Esto, en otras palabras, busca que el juego en equipo sea crucial, pero Offworld sabe que eso es un paraíso, un edén que no todos pueden alcanzar, por lo que aunque individuales, las clases funcionan con una autonomía pasmosa. El equipo de desarrollo ha trabajado Extermination para que el caos de cada partida se sienta natural sin que esa locura acabe por afectar lo jugable.
Lo mejor, sin duda, sigue siendo la extracción en una nave. Este es el examen final para pasar de curso, donde debes aplicar todo lo que has aprendido. Aquí se habilita la construcción de estructuras, donde deberemos erigir apenas cuatro paredes y un par de ametralladoras para contener a decenas de bichos. Ver a tantos enemigos agolpados en las puertas mientras tratan de entrar, mientras las ametralladoras sueltan ráfagas violentas que esparcen los trocitos de estos seres por los aires, es de una magnificencia impresionante. Sin embargo, haber aumentado en escala este momento jugable tiene sus peros, y es que los ataques son muy situacionales y menos comunes, con apenas unos minutos de combate. ¡Pero qué minutos!
Un modo campaña flojo y que no aporta
Sin embargo, uno de esos aspectos nuevos y recién salidos del horno para Extermination es su pseudo modo campaña. Esta opción no estuvo disponible durante los 12 meses del acceso anticipado, por lo que hablamos de uno de los contenidos abanderados de esta nueva versión, y aunque tiene su encanto lanzarse a la batalla escuchando al mismo Rico en tu oído —sí, vuelve Casper Van Dien a interpretar a su personaje más reconocible—, la idea no está del todo bien estructurada.
Como un modo heredado del multijugador, estas operaciones militares individuales no son sino lo que en aquellos Call of Duty de la era de PS3 y Xbox 360, cuando la saga de Activision no estaba en su mejor momento en cuanto a la narrativa se refiere, podríamos considerar como el "tutorial del juego". Hablamos de 25 misiones (de entre 90 minutos a 2 horas de duración) con mecánicas extraídas del multiplayer mientras mejoramos nuestro armamento, encontramos nuevas armas o perks. Eso sí, y como son expediciones bajo tierra en mapas encorsetados, es algo algo que juega en contra del propio Extermination, y es que mientras la licencia destaca por su masividad, limitar la experiencia a mapas pequeños y con pocos enemigos por oleadas es un tiro en el pie.
Una versión 1.0 con problemas que necesitan pronta solución
No es que me haya limitado a buenas palabras a lo largo del análisis. Creo haber dado con una buena línea de cosas positivas donde he podido ser puntilloso, pero aquí no hay medias tintas: el juego sigue verde, quizá menos que en su early access, pero preocupantemente verde. Mientras Extermination hace gala de un sistema de emparejamiento y un crossplay envidiable, donde apenas he podido contar un par de problemas en las más de 15 horas jugadas, no puedo decir lo mismo del rendimiento y los bugs.
Sin frame generation de AMD, aunque con DLSS y FSR para paliar la bajada de FPS, los momentos más épicos de Extermination suponen un mazazo al rendimiento preocupante, algo marca de la casa de Unreal Engine 5. Con una RTX 3060 Ti, 32 GB de RAM y un i5 12400 —el juego requiere 16 GB, una GTX 1070 y un Intel i7-8700K—, los FPS oscilan entre los 60 en los momentos menos estresantes, hasta apenas 25 FPS en los más concurridos. Gran parte de la culpa se la llevan Nanite y Lumen. El juego, aunque en algunos momentos no lo parezca, usa virtualización para geometría e iluminación global dinámica para crear entornos menos planos y vívidos, y se nota. Si bien se puede desactivar Lumen, algo que recomiendo, la tasa de FPS es difícilmente equilibrable desde nuestro lado.
La idea de tener un juego de gran prespuesto de Starshipe Troopers siempre fue un sueño, y aunque este no es el caso, el equipo de Offworld ha sabido trabajar bien con su material. La parodia y la sátira no tienen cabida en un juego tan poco narrativo como Extermination, pero sí el caos, el descontrol y la poca experiencia de los soldados que controlamos. Una experiencia tan divertida y épica que es difícil no recomendar, aunque no lo pone fácil con un rendimiento muy mejorable.
- El juego cuenta con un sistema de clases individuales, perfecto para dedicar horas a subir de nivel.
- Hay 3 planetas, pero los mapas son suficientemente grandes.
- El modo multijugador sigue siendo la mejor apuesta dentro del shooter.
- El modo campaña podría haber dado más de sí, y es fácilmente olvidable.
- Sigue arrastrando problemas importantes de optimización en PC.
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