A rebufo del lanzamiento de Street Fighter II en plataformas domésticas, el título de Capcom disfrutó de una popularidad desmesurada que se extendía más allá de las recreativas, bares y salones de arcade. De aquella época es heredera la terrible (desde el cariño) película de Van Damme, o la línea de figuras de G.I.Joe dedicada a los famosos luchadores del juego. Reconozcámoslo, no todo era buen material, ni siquiera para los coleccionistas. En realidad, y siendo justo, la mayoría eran adaptaciones muy malas. El título de Capcom merecía más, desde luego. Pero lo que sí que no merecía, y sus fans tampoco, era la serie de cómic editada por Malibu Comics, que bien puede ostentar el dudoso honor de ser la peor de todas.
La historia tras un cómic terrible
Tal vez tenga sus fans pero a estas alturas resulta difícil defender el trabajo a cargo de Len Strazewski y Don Hillsman II para Malibu, que cerró sus puertas editoriales al poco tiempo. La editorial fue casa de títulos bastante interesantes antes de ser adquirida por Marvel, pero el bajísimo nivel de este cómic no logró que la serie llegara más allá de su tercer número. Street Fighter fue cancelada, y con razón.
Seguramente se debió en parte a la pobre recepción, pero especialmente a que Capcom tampoco quedó contenta. La desarrolladora pidió que no se siguiera con la publicación de los restantes número de la serie. El nivel de dibujo resultaba bajísimo y poco competitivo, incluso en un momento de la industria de la viñeta americana en el que se publicaban cosas que a día de hoy no servirían ni para forrar el suelo de la jaula de un periquito. Pero donde este cómic destacaba, con una desvergüenza deslumbrante, es en la reescritura de la mitología de Street Fighter.
La trama nos llevaba a los años posteriores al primer torneo de Street Fighter: Ruy dedica su tiempo a entrenarse para convertirse en el mejor luchador del mundo, Chun-Li se une a la Interpol, y Ken disfruta de la vida de casado. Bison por su parte refuerza su organización criminal sumando a sus filas a Sagat, Vega y Balrog, y bueno, hasta ahí bien. Pero el cómic, hasta su cancelación, narraba que Sagat (aparentemente) asesina a Ken a sangre fría apuñalándole después de propinarle una tremenda paliza, Ryu y Chu-Li inician una relación romántica (besuqueo incluido), y Bison creaba dobles malvados de los luchadores del torneo Street Fighter.
El cómic incluía además todo tipo de despropósitos, como añadir a uno de los personajes de la editorial, The Ferret, como personaje secundario en una poco brillante estrategia promocional; también se menciona a un campeón de lucha libre llamado "Mike Hagar" (con una sola "g") supuestamente sustituido por un clon; Blanka utiliza gafas para leer, y se deja entrever que Bison tiene una hija, ya que tiene una foto suya sobre la mesa de su despacho. Una detrás de otra.
Todo eso a pesar de que Capcom, al parecer, ofreció todo su apoyo a la editorial durante los meses de preparación del proyecto, facilitando todo tipo de documentación narrativa sobre los personajes y el universo Street Fighter desarrollado hasta la fecha. Pero la relación debió degradarse tanto, y tan deprisa, que en el último número Malibú publicó el contacto de Capcom para que los lectores se dirigieran a la propia desarrolladora si tenían alguna queja (o crítica constructiva, entendemos), alegando que ellos no tenían la capacidad de hacerse cargo del correo de los lectores.
Imagino que tampoco tendrían ya demasiadas ganas a esas alturas. A día de hoy el guionista de la serie afirma que sigue recibiendo mensajes pidiendo explicaciones por las libertades creativas que se tomó. Pero fueron pocos los lectores que la lloraron. Sin embargo hay que ser justos y admitir que ni podemos echarle toda la culpa a él, ni es la primera vez que la mitología de Street Fighter se ve seriamente modificada al saltar a otro medio que no sean los juego. Tampoco sería la última.
A pesar de todo, estos tres números forman, para bien o para mal, parte de la mitología de una de las mejores y más conocidas franquicias del mundo de los videojuegos. Si bien su baja calidad es evidente, a lo largo de los años los fans han logrado encontrar alguna pepita de oro entre sus páginas: en su defensa podemos decir que en este cómic es la primera vez en la que vemos a Chun-Li realizar su bola de fuego, antes de que ese movimiento especial se incluyera en el juego; o que ofreció la primera versión de Sheng Long cuando en el canon oficial del momento apenas era una mención en una caja de diálogo mal traducida del juego (la famosa "Debes derrotar a Sheng Long para tener una oportunidad"), y una broma del April Fools de la revista especializada EGM. El que se no se conforma….
Y por si alguien se lo está preguntando, Ryu y Chun-Li no llegarían a mayores y no pasarían del contacto labial.
Ver 2 comentarios