The Club es una de las más interesantes reformulaciones del género de acción de los últimos años. Se trata de matar más rápido, a más gente y de las formas más espectaculares que los rivales, todo en el marco de un siniestro concurso para medir las habilidades mortales de sus ocho protagonistas.
Bizarre Creations es un reputado estudio que tan rápido es capaz de sentar cátedra con Project Gotham Racing, como de sorprender con Geometry Wars. Por eso teníamos tantas ganas de poner nuestras manos sobre The Club, su primera y sorprendente incursión en el género de la acción en tercera persona.
Y lo cierto es que si algo es The Club es sorprendente, pues trastoca suficientes características de los títulos de acción como para considerarlo una revisión única y perturbadora de los clásicos patrones. La muerte como deporte, como angustiosa carrera para conseguir más puntos que los demás, enlazando un asesinato detrás de otro con la siempre frenética y asfixiante carrera en contra del reloj. Un juego que decididamente no dejará indiferente a nadie.
Los Ocho del Patíbulo
Es difícil ir más directo al grano que The Club. Tras el rótulo de SEGA y Bizarre una espectacular cinemática realizada con grandes recursos nos presenta a los diferentes personajes que protagonizarán el juego, en una fastuosa sucesión de cortes en los que aparecen estos matones en acción, y se nos explica como llegan a formar parte del club, casi todos por obligación o coacción.
El golem siberiano Dragov es un peligroso criminal ruso y es el primero de los antihéroes en aparecer en escena, escapando de un helicóptero en su helada madre patria. En cuanto a sus características, su fuerza, y resistencia tienen como contrapartida la de ser el personaje más lento de cuantos se ofertan en The Club.
Killen es el siguiente en ser presentado, y es una suerte de “pijo” con instintos homicidas, que ostenta el record de muertes en The Club. El equilibrio de sus parámetros de velocidad, fuerza y resistencia le convierten en una muy interesante alternativa.
También muy igualados en cuanto a sus condiciones resultan Renwick y Finn. El primero es un policía negro que patrulla en Nueva York, y que tiene más de 30 años de servicio a sus espaldas. Finn, por su parte, se dedica a las apuestas, y tiene la cara llena de golpes, probablemente por deudas impagadas.
Dos personajes tienen al máximo su valor de velocidad, se trata del espía encubierto Kuren, un oriental con un oscuro pasado; y Nemo, un ex bombero trastornado hasta el límite.
Seager es el amante de los deportes de riesgo, es el joven rubio de chaleco rojo abundantemente empleado en las campañas publicitarias del programa. No hay deporte extremo que no haya probado, y según el propio juego está descrito como un “Yonqui de la adrenalina”. La velocidad y resistencia son sus fuertes.
Por último encontramos a Adjo, un gigante africano que es el personaje con más fuerza del juego. Un animal de ébano con unos músculos muy desarrollados y con un ansia de redención que pretende encontrar en The Club.
Prepara tu inscripción –Los Combates-
Hay numerosos modos de juego en The Club, y todos ellos fundamentan su dinámica en ser rápido y preciso llegando en algunos momentos a ser una experiencia verdaderamente agotadora. Por eso es sencillo que el nuevo título de Bizarre Creations entusiasme y desagrade a partes iguales, se trata de una jugabilidad muy concreta y muy exigente que puede fácilmente crear divisiones del tipo amor-odio en el público.
En esencia se trata de enlazar combos de muertes tratando de prolongarlos lo más posible, si pasamos mucho tiempo sin matar el combo se desactiva bajando lentamente y deberemos empezarlo de nuevo. Cada muerte aumentará en una unidad el multiplicador, y algunas acciones como acabar con un enemigo tras dar una voltereta, acertar a alguien en la cabeza, o tumbar a un rival con la última bala del cargador nos darán más puntos que los asesinatos normales.
Los cargadores, de hecho, tienen una capacidad muy limitada de modo que una de las principales estrategias de The Club será la de escoger el momento más pertinente para recargar, pues proceder a cambiarlo en un momento equivocado podría provocar la ruptura del combo o incluso nuestra muerte.
Los modos de juego son Sprint, en el que deberemos llegar de un punto a otro cumpliendo con las puntuaciones que se nos pidan; Asedio en la que deberemos defender contrareloj una posición muy concreta de oleadas de enemigos sin poder abandonarla; Corre por tu Vida donde deberemos llegar a la salida antes de que se acabe el tiempo; Contrarreloj también incluye un cronómetro pero está orientado a dar vueltas en un mapa y tratar de ganar tiempo destruyendo objetos concretos y asesinando enemigos; por último Supervivencia es el estilo de juego al que no hemos tenido acceso.
Por otra parte los niveles de dificultad más que repercutir en la resistencia o comportamiento del enemigo, lo que hacen es aumentar el baremo de puntos necesario para superar las pruebas. Preocupado, Temerario, Real y Demente son los cuatro disponibles.
En los mapas no hay apenas elementos que se presten a la interacción, y los enemigos a menudo están apostados tras objetos para cubrirse. No hay un sistema de coberturas para el programa, de modo que nuestras labores a la hora de poneros a salvo de las balas enemigas serán única y exclusivamente manuales.
Los controles, por su parte, son los clásicos de un juego de acción. Gatillo superior izquierdo apuntar, derecho disparar; botón superior izquierdo ataque cuerpo a cuerpo y derecho sprint; un botón para acciones contextuales –generalmente volteretas o movimientos de agilidad-; otro para lanzar granadas; un tercero para recargar y por último uno para girarse 180º de golpe.
The Shooting Club
Los escenarios del juego son bastante impactantes, aunque quizá pequen de una sobreabundancia del componente lúgubre que pueden hacerlos un tanto repetitivos.
En la versión a la que hemos tenido acceso hemos podido probar ocho niveles. El primero es Stahlwerk, una fábrica de metalurgia abandonada; Venezia está ambientado en las sucias calles de Venecia; Prison Cells, por su parte, es el sorprendentemente luminoso nivel ambientado en una cárcel; Ocean Limbo se sitúa en un transatlántico; Warehouse pese a su traducción literal por “almacén” es en realidad un conjunto de ruinosas calles; Manor House es la igualmente destartalada mansión; Bunker, como su propio nombre indica, está emplazado en un oscuro bunker y, por último, Bojiste está localizado en una ciudad del este de Europa devastada por la guerra.
El mapeado por lo que hemos podido observar está muy bien planificado, alternando con brillantez secciones “pasilleras” con la igualmente fuerte presencia de grandes estancias. Todo ello con un ritmo rápido y ágil que fomente el lograr combos de forma continuada.
Hay ocho localizaciones, pero cada una de ellas tiene unas secciones según el modo de juego que escojamos, lo cual empareja a The Club claramente con la serie Project Gotham Racing.
No resultan demasiados los lugares donde liarse a tiros, pero es que ese es precisamente parte del encanto del juego. Se trata de memorizar cada esquina y cada pasillo de los mapas para mejorar nuestras puntuaciones, y que nuestros movimientos a través de ellos sean fluidos e intuitivos.
Lucha por la Supervivencia -Conclusiones-
Gráficamente nos ha agradado el excelente diseño y ejecución de los personajes principales, aunque también nos ha sorprendido negativamente una cierta pobreza en el modelado de los enemigos. Los escenarios sin duda lucen a un gran nivel, sobre todo en lo artístico, con un estilo muy oscuro y apocalíptico; heredero sin duda de Gears of War.
En lo sonoro destaca una brillante banda sonora marcada por un fuerte componente industrial y electrónico; sin embargo los efectos sonoros nos han parecido carentes de fuerza y fiereza, especialmente los disparos.
The Club se perfila como una de las propuestas más interesantes para el próximo año 2008, sobre todo por su propuesta jugable destinada a arrojar algo de luz e innovación en los anquilosados estándares del género de la acción. Un juego a seguir.