Hay cierta sensación de que después de un gran episodio en una serie, no puede venir otro tan grande. Los humanos somos así: después de la tormenta, la calma; la descompresión tras el shock. El capítulo 3 de The Last of Us bien podría ser ese hito, ese episodio que, aunque bastante independiente de la trama de Joel y Ellie, más relevante ha sido para los espectadores.
Podríamos estar entonces frente a un fenómeno similar, e incluso empezar a ver el cuarto episodio casi mirándolo por encima del hombro. "Será de transición, no puede ser tan emotivo como el anterior, y tiene que centrarse en avanzar la trama", podemos entonar en nuestros adentros al darle al play en HBO Max. Pero cometeríamos un grave error.
Hasta ahora el único momento en el que Joel había conectado con Ellie, había sido de una forma dolorosa. Ese momento en el que el militar de FEDRA le ciega con la luz de su arma, le recordó a lo sucedido con su hija. Ellie, por su parte, aún no es capaz de romper el cascarón de Joel. Pues bien, todo cambia en este capítulo.
Tenemos los primeros momentos de inocencia que rompen esa barrera de Joel. Está la revista de Bill, pero sobre todo ese libro de chistes. A nosotros no nos haría gracia ninguno de ellos, y menos en ese contexto post-apocalíptico, pero Ellie ha sido obligada a madurar tan rápido, que sigue guardando aspectos de su personalidad propios de una niña.
Todo cambia en esta escena
Lo que acaba por desbloquear esta situación es evidente. Que Ellie use la pistola para defender a Joel, que por una vez un fallo suyo no vaya a condenar a nadie porque alguien le ayuda ahora; eso rompe los esquemas del tejano. Esa escena en la que no sabe explicar porqué está mal lo que ha hecho a pesar de que les haya salvado, es el punto de cambio. Ellie ya no es mercancía.
Por cierto, siento repetirme, pero el capítulo empieza con una Ellie al estilo Taxi Driver que vuelve a dejarnos claro el camino de este personaje en la adaptación y su destino en Parte II. Y se ejemplifica con esa devoción por las armas, en entender que la violencia es buena si es para defender a alguien querido.
También es muy interesante la ampliación de los rebeldes de Kansas City. Kathleen es una líder de un frágil miniestado militarista a la que se le acumulan los problemas. Es una de estas ampliaciones en la trama hechas por Mazin y Druckmann que hasta ahora han salido tan bien, así que hay ganas de ver su desarrollo.
Ahora nos queda prepararnos para Henry y Sam, que los que hemos jugado a The Last of Us sabemos que es un momento que va a volver a destruirnos desde dentro.
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