Lleva cuatro años funcionando muy bien en PC y ahora quiere dar el salto a las consolas. Valorant ya tiene una beta limitada en PS5 y Xbox Series con la que pretende demostrar que los shooters tácticos también se pueden jugar con mando. Es una misión en la que ha fracasado incluso Valve. Casi todos los hemos borrado de nuestra memoria, pero Counter-Strike: Global Offensive se estrenó en PS3 y Xbox 360. El resultado de aquello no fue precisamente positivo. Esas versiones no tardaron en dejar de actualizarse y hoy son solo una cápsula del tiempo para volver a escuchar el sonido que hacía antiguamente el AWP.
Riot Games desafía a las evidencias
Valorant es un shooter táctico y esta clase de juegos se caracterizan, entre otras cosas, porque la muerte llega de forma casi instantánea. Aquí, la Marshall (una de las armas más baratas de todas) puede reducir nuestro de vida a cero con solo un disparo a la cabeza. Gran parte del arsenal también puede asestar ese golpe fulminante y, si se que no nos atinan en el cráneo, cuatro o cinco tiros en el pecho sirven para aterrizarnos contra el suelo. Incluso el enfrentamiento más favorable se puede ganar cuando se tiene una gran precisión. El problema es que eso es, precisamente, lo más difícil de conseguir con un mando.
Los sistemas de control modifican la forma en la que nos relacionamos con un videojuego. Los manos tienen como punto fuerte ofrecer una sensación de movimiento fluido en 360 grados y por eso se utilizan tanto para disfrutar de un buen ARPG o en juegos deportivos al estilo EA Sports FC. La combinación de teclado y ratón, por su parte, ofrece precisión y rapidez. En menos de una décima de segundo podemos poner en el centro de la pantalla a un enemigo que apenas estábamos viendo con el rabillo del ojo. Es por eso que este 'combo' se utiliza tanto en shooters.
Los shooters se pueden jugar en consolas, pero hay grandes diferencias entre los que tiene éxito en estas plataformas y los que funcionan bien en PC. Uno de los ejemplos más evidentes es el de una saga Call of Duty a la que siempre se le ha resistido dar un paso más en ordenadores. En parte esto se debe a que se trata de un juego pensado para mandos. Lo poco importante de los tiros en la cabeza, la capacidad para moverse o saltar mientras disparamos y la asistencia de apuntado en consolas son un intento de dar más importancia a la movilidad (lo que hace bien un mando) que a la precisión (lo que hace bien el combo de teclado y ratón).
Juego en PC casi todo lo que puedo y estoy más que acostumbrado al teclado y el ratón, pero suelo elegir mando cuando se trata Call of Duty o el reciente XDefiant. Con Valorant, aun no teniendo problema con la idea de jugar en consola, no podría decir lo mismo. En el shooter de Riot Games todo lo que importa es la precisión. En este sentido, la versión para Xbox Series y PS5 es un conjunto de medidas que tratan de paliar el hecho de que estamos jugando con un método de control que no se adapta a nuestras necesidades. Con todo lo que hace bien el juego, simplemente, no creo que sea suficiente como para destacar.
Un trabajo imposible, pero perfecto
Con todos los problemas que hemos puesto sobre la mesa, uno podría pensar que la adaptación de Valorant a consolas ha sido mala, pero nada estaría más lejos de la realidad. Riot Games ha combinado todos los métodos conocidos para hacer que el mando se sienta más preciso y hasta ha creado algunos nuevos. Tenemos asistencia de apuntado en todas las armas y esta funciona en todos los modos de puntería. También, se han solucionado de forma notable posibles problemas con el esquema de control, que es perfectamente personalizable. El 'port' es inmejorable, pero la duda es si eso es suficiente.
La novedad más destacada es una mecánica llamada concentración. Al pulsar LT o L2 (controles por defecto) activamos un modo de apuntado especial que no existe en PC y que reduce de forma drástica nuestra sensibilidad. De este modo, nuestra mira se mueve más lento a cambio de un mayor grado de precisión. Junto con la ayuda de tiro (juraría que también hay ‘zoom snapping’) se vuelve relativamente sencillo acertar sobre los rivales. Hubo algunos momentos, sobre todo en duelo por equipos, en los que fui capaz de combinar unos cuantos ‘taps’ sobre cabezas enemigas que me generaron esas buenas sensaciones que solo este juego es capaz de transmitir.
Se trata de un sistema agradecido a la hora de jugar. De hecho, si hay un motivo por el que creo que puedo estar equivocado al mostrarme tan pesimista con respecto a Valorant en consolas es este. El problema es que se trata de un añadido no funciona al mismo nivel en todas las situaciones. Es perfecto cuando queremos cubrir una zona pequeña del escenario, pero no brilla cuando las áreas son más abiertas o hay que cubrir más de un ángulo. Quizá más horas de juego sirvan para acostumbrarse, pero nunca he sido fan de los juegos que se vuelven divertidos tras 'nosecuanto' tiempo de esfuerzo.
Nunca esperé de Valorant en consolas que me hiciera abandonar la versión de PC. Sin embargo, sí confiaba en que se situase entre los juegos más interesantes de estas plataformas. En el primer contacto, no me ha dado esa sensación. Por mucho que me guste el juego original y que esta me parezca una buena obra de ingeniería, no creo que produzca las sensaciones a la hora de jugar que debe producir un shooter táctico. Entiendo por qué Riot Games quiere entrar al mercado de las consolas, pero creo que esta era, con mucha diferencia, su peor carta de presentación.
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