Los autores de Assassin's Creed y Far Cry quieren mostrar "qué sucede en el mundo".
Introducir mensajes políticos en un videojuego es un asunto peliagudo en el sentido de que, al posicionarte sobre un tema concreto, lo más probable es que ofendas a un colectivo. Pero ocurre el caso contrario; molestar por no profundizar lo suficiente en temas específicos. Algo así ha ocurrido con algunas de las últimas producciones de Ubisoft.
"Veo que tenemos desafíos en la política", ha declarado uno de los máximos responsables de la compañía gala. "Me duele, porque sé que hay una desconexión entre qué queremos hacer con los videojuegos a lo largo de los años y qué es lo que hacemos en el día a día", añade Tommy François.
Al hablar de las críticas que el estudio ha recibido en los últimos años en cuanto al trato que reciben ciertos temas de actualidad, François asegura sentirse "molesto" por el hecho de que "no nos perdonaron por no ser perfectos. Lo sabemos. Sabemos que no estamos yendo lo suficientemente lejos", añade el directivo de Ubisoft. Un ejemplo reciente es el de Tom Clancy's Ghost Recon Wildlands.
Lo sabemos. Sabemos que no estamos yendo lo suficientemente lejos
"Muchos jugadores no entienden que la narrativa no es el tipo de guión apolítico y superficial que se les vendió", aseguró tiempo atrás uno de sus guionistas. "Muchos tratan de entender que a pesar de que algunos personajes son ridículos y hacen bromas, la historia en sí mismo no es una broma". François destaca que durante la investigación previa al desarrollo del juego descubrieron que muchas familias en Bolivia vendían droga a los narcos para alimentar a sus hijos. Con las fuerzas especiales de Estados Unidos como protagonistas, este tema solo se trataba de forma superficial en coleccionables y archivos sonoros.
"Creo que no logramos crear todos los mecanismos necesarios para comunicar a los jugadores el mensaje que queríamos hacerles llegar", explica el directivo. Obviamente el objetivo "no es sermonear" sobre ciertos temas de actualidad sino "mostrarlos". El prometedor Watch Dogs Legion sería un buen ejemplo del rumbo que quiere tomar Ubisoft a la hora de tratar cuestiones políticas en sus videojuegos.