¿Que Monster Hunter no tiene rival? He jugado a Wild Hearts y estas son las claves de su acción RPG

¿Que Monster Hunter no tiene rival? He jugado a Wild Hearts y estas son las claves de su acción RPG

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Wild Hearts.

Ha pasado bastante tiempo, y puede que algunos no lo recordéis, pero hace unos años existió un notable RPG de acción desarrollado por Omega Force que se distanciaba bastante de los juegos estilo musou que ha llevado haciendo desde hace décadas. Se llamaba Toukiden, tuvo una secuela, y nació como una alternativa (para consolas PlayStation) de la reputadísima saga Monster Hunter. Tenía muchos aspectos en común, y aunque no llegaba a su grado de calidad, lo que de verdad limitó su alcance es que fuera de Japón resultara tan difícil de vender. Aunque el esquema jugable era bastante familiar, en lo temático y estético era muy japonés.

Es un sucesor espiritual de Toukiden, pero no quiere cometer sus mismos errores.

¿Por qué os cuento esto? Sencillo. El próximo proyecto de Omega Force es Wild Hearts, y tras probarlo puedo contaros que vuelve a ser japonés al cien por cien. La cultura del país del sol naciente impregna los paisajes, las construcciones, las criaturas, las armas… Después de unas horas de juego, he comprobado de primera mano que Koei Tecmo no ha renunciado a su identidad, y eso es formidable. Es más, la compañía japonesa cuenta esta vez con EA para vender su proyecto y lograr un mayor impacto en Occidente. Es un sucesor espiritual de Toukiden, pero no quiere cometer sus mismos errores. Y algo os digo: lo tiene todo para triunfar. Al menos, a mí ya me tiene expectante para cuando llegue su lanzamiento en febrero de 2023.

Voy a comenzar por uno de los aspectos que más me han sorprendido: su mundo. No es completamente abierto, pero la sensación es de gran entorno a explorar, con pocos tiempos de carga entre zonas. En total, hay cuatro regiones que lo curioso es que se corresponden con las estaciones: primavera, verano, otoño e invierno. Es literalmente como ver un Japón feudal con la belleza que otorga cada época del año, y esto confiere una extraordinaria variedad paisajística al videojuego. Pero es preguntaréis: ¿cómo es posible? Hay una justificación narrativa, por supuesto: las distintas estaciones se deben a monstruos (conocidos como kemono) que irrumpen para alterar el ciclo natural. Y claro, nosotros estaremos ahí para devolver todo a la normalidad.

Bajo este planteamiento tan simple pero potente se erige una aventura de acción RPG que tiene a la caza de los kemono como objetivo principal. El esquema es calcado al de Monster Hunter: caza, progresa y enfréntate cada vez a mayores desafíos. En este sentido, obtener elementos únicos de estos monstruos, así como del propio entorno, te permite craftear y mejorar tanto armas como equipamiento. Puedes asimismo levantar campamentos, cocinar y trasladarte de un punto a otro fácilmente a través de un sistema de teletransporte rápido y convincente. En definitiva, la base de Wild Hearts es sólida. Resulta muy conocida, pero también posee elementos únicos.

Karakuri: la gran diferencia de Wild Hearts

El principal aspecto que distingue a la creación de Omega Force es el karakuri, una tecnología ancestral que se manifiesta en ingeniosas y versátiles herramientas de caza que puedes invocar hasta agotar tu particular barra de magia. Una de las primeras que desbloqueas es la capacidad de impulsarte en el aire con una caja-trampolín. Puedes apilar incluso varias cajas para llegar más alto, protagonizar un gran salto y caer en picado sobre un enemigo para asestarle un brutal golpe de espada. Al principio creerás que no necesitas usar esta técnica para dar caza a los kemono, pero te sorprenderás de lo importante que es y la diferencia que hay con respecto a los combos de toda la vida (que también existen).

Wild Hearts.

El combate, por cierto, me ha sorprendido por lo tremendamente ágil que resulta. Los ataques son rápidos y esquivar es una maniobra fundamental. Será frecuente que tires de pócimas sanadoras, porque la dificultad está bien ajustada, aunque sin resultar agobiante. Ya lo decían los desarrolladores: quieren un juego para todo el mundo, pero sin que sea un paseo. Lo he podido comprobar. Los primeros kemono a los que me he enfrentado tenían su reto, porque al igual que en Monster Hunter, aquí también poseen distintas fases. Huirán a otra región, se volverán más fieros y emplearán nuevas técnicas para no caer derrotados.

Aunque en el mapa cazarás monstruos menores para hacer acopio de materiales, los kemono suponen la piedra angular de la experiencia. Son enormes, imponentes y suponen momentos épicos de la partida, al acompañarse de composiciones grandilocuentes (me han evocado a las sensaciones de Shadow of the Colossus). Jugué en solitario la mayor parte del tiempo -se puede- aunque también admite juego cooperativo para tres jugadores (hay juego cruzado), siendo esta última opción la recomendable para vivir las batallas en su máximo esplendor. Además, puede unirse cualquier usuario en cualquier momento. Es decir, no es necesario esperar hasta que se alcance una determinada parte del juego. Cuando varios jugadores juntan el poder de sus karakuri, el juego gana en dinamismo, haciendo las partidas todavía más fluidas y divertidas.

Wild Hearts.

De hecho, quiero insistir en que los karakuri marcan la diferencia. Con cada kemono derrotado, aprenderás una técnica nueva, que no solo podrás usar en batalla, sino en la exploración. ¿Recuerdas las tirolinas que conectan puntos desnivelados en Death Stranding? Pues aquí existe algo similar y en mi caso me permitió seguir a un kemono que se estaba escapando por la base de una montaña. También podrás invocar una paravela para planear al más puro estilo Zelda: Breath of the Wild, así como usar arcos, bombas y un largo etcétera. Por tanto, vislumbro muy buenas ideas, alejadas de lo típico que habíamos visto en estos particulares juegos de caza.

Tiene buenas alejadas de lo típico que habíamos visto en estos juegos

Ese toque de distinción es lo que ahora mismo destacaría en Wild Hearts, que promete cerca de 30 horas de juego, y eso sin tener en consideración todas las actividades disponibles. Sobre las intenciones postlanzamiento aún no se ha hablado nada, aunque sí que se ha comentado que habrá un endgame considerable. En suma: todo pinta muy bien, y no solo sobre el papel. Tras haberlo jugado, creo sinceramente que tenemos una clara alternativa a Monster Hunter, que apuesta en este caso más por lo japonés y algunas innovaciones que marcan la diferencia. Si te gusta la caza de monstruos, debes seguirle la pista.

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