Antes de empezar estas líneas quiero decir que no soy un fan "hardcore" del mundo de los ralis. No negaré que es un género de carreras y conducción que me atrae por su espectacularidad , peligrosidad, y el faraónico trabajo de equipo que supone para las escuderías realizar sus pruebas en entornos mucho más imprevisibles que los de otras grandes competiciones a motor de la Fórmula 1. Pero sinceramente, más allá del "gustillo" que tiene todo aficionado a los videojuegos de poder realizar una actividad que en la vida real no me atrevería a hacer, poco puedo decir de esta competición; al menos a nivel avanzado o experto.
No obstante, tras un reciente viaje a Umea, en el norte de Suecia, para poder presenciar su Rally (la competición más importante del año en el país), y viendo todo lo que hay detrás de una sola de estas pruebas del campeonato mundial de esta categoría del "motorsport", estoy pasmado por la falta de oferta más allá de la que puede ofrecer la FIA WRC.
El Rally de nieve más popular del mundo
Por cortesía de EA Sports fui invitado a asistir como VIP y Prensa al Rally de Suecia, y menuda experiencia. Durante varios días pude presenciar de primera mano lo que es para un equipo profesional y del más alto nivel el tomar parte en una de las pruebas más desafiantes de la competición de rallies del año: el de Umea en pleno invierno. Las condiciones de la prueba son de las más extremas de todo el calendario, y hay tal cantidad de factores a enumerar aquí que me faltaría espacio para poder hacerles justicia. Pero si tengo que quedarme con algo, fue con la electrizante experiencia no sólo de ver a los coches de escuderías como Hyundai, Ford o Toyota, sino del poderío tecnológico del que hacen gala sus coches, de la habilidad y los reflejos de sus pilotos y copilotos, y del inmenso despliegue de medios que supone el dar cobertura una prueba como esta y a las otras que componen el Campeonato Mundial.
Pero yo soy periodista de videojuegos, y aunque fue abrumador y embriagador a partes iguales estar viviendo aquello en directo e "in situ", como ya os he dicho al principio no soy alguien autorizado para valorar a nivel profundo lo que vi. Sí que puedo al menos extrapolarlo a mi terreno, y para ello pude contar con la atención de Cyril Abiteboul, Team Principal de Hyundai en la WRC.
El ex director de la división de Fórmula 1 de Renault estuvo charlando con nosotros sobre varios temas concernientes a la competición. Uno de ellos precisamente fue la popularidad de los juegos oficiales de la WRC. Pese a que monsieur Abiteboul reconoce y alaba las grandes sagas como Gran Turismo, Fórmula 1 o los propios juegos de la WRC de cara a introducir a más aficionados al "motorsport", sostiene que es necesario que la competición oficial de ralis debe seguir construyendo nuevo contenido: de conexión con la naturaleza, de las características de las carreras, de la experiencia que vive todo piloto primerizo cuando ha de aprender las condiciones del trazado y sus condiciones cambiantes, y que los videojuegos hoy pueden ofrecer y desarrollar. Huelga decir que indirectamente me sentí identificado con estas declaraciones, y más tras haber visitado la escudería, comprobado el trabajo de sus pilotos y equipo, y por la prueba de habilidad y valor que supone correr en un rally.
Precisamente son unas valoraciones que compartían muchos de mis compañeros asistentes al evento. Uno de ellos, Guillem Serna (Barcelona, corredor profesional de rallies y creador de contenido en Youtube), considera que es cierto que falta esa innovación de la que hablaba Abiteboul. Pero en su caso, va más allá y añade que lo que también hace falta es contenido y mecánicas que sepan enganchar a los noveles; mucha gente se echa para atrás a la hora de querer meterse en el mundo de los rallies porque muy pocos juegos se han atrevido a explicar con cierta profundidad sus mecánicas. O si lo han hecho, eran demasiado técnicas, y mientras que es algo que los aficionados duros valoran, al neófito le suena a chino y puede llegar a desanimarse o pensar que es muy complicado. Lo es, pero ya hemos visto como otros juegos de simulación sabían traducir esa parte y han acabado encontrando su lugar entre el fandom.
Revisitando los videojuegos de rallies
A mi vuelta del país escandinavo me faltó tiempo para empezar a darle vueltas al tema, y una de las primeras cosas que pensé fue en intentar replicar la experiencia que había visto los últimos días en el WRC Generations, pero como piloto virtual. Creo que soy bastante malo en mi profesión, porque incluso ahora no consigo encontrar las palabras para poder describir cómo ha sido volver a coger uno de estos juegos y tratar de emular a los hombres y mujeres que compitieron en Suecia. El último título de la licencia oficial, desarrollado por KT Racing, sin duda consigue transmitir buena parte de lo que percibí en Umea, tanto como espectador como persona privilegiada al poder compartir espacio con pilotos, mecánicos, y responsables de los distintos equipos participantes.
Me sigue faltando lo que veo en juegos como DiRT
Los juegos de rallies, pese a que empezaron siendo experiencias más cercanas "a lo arcade" que a la simulación que ofrecen ahora (con juegos como RallySport Challenge o Collin McRae por mencionar algunos) parece que requieran de una precisión y unos reflejos felinos para jugarse a altos niveles. Es más, y que me perdonen los aficionados a la Formula 1 -que también encuentro apasionante-, diría que es incluso más exigente. Si bien es cierto que la competición principal de la FIA es de altísimo octanaje y requiere de una precisión casi sobrehumana en su manejo, se hace en un entorno totalmente controlado como lo es un circuito. Obviamente responde a unas cuestiones de seguridad, pero es que incluso en los videojuegos, no puedo evitar sentirme algo constreñido al conducir coches en juegos como Formula 1, los Gran Turismo, e incluso los recientes Forza Horizon. Con los juegos de Rallis, tratar de apurar la frenada, aprender a dominar la grava, fundirte con la nieve o dominar el asfalto es como bailar un tango, mientras que la Fórmula 1 es como bailar un vals; milimétrico, preciso, y bello cuando es bien ejecutado, pero poco dado a la improvisación, la pasión, o la impronta de los bailarines.
Metáforas aparte, soy consciente de que hay muchos juegos de conducción y con niveles de realismo y representación que se acercan muchísimo a la realidad (ahí está iRacing por ejemplo). Pero me sigue faltando lo que veo en juegos como DiRT, Generations, e incluso los clásicos del pasado como Sega Rally o V-Rally 3 pese a lo primitivos que se han quedado. Me falta esa tensión de saber cuando aplicar el freno de mano; el depender de mi copiloto para saber qué tipo de curva viene y cómo debo adaptar la potencia del coche para tomarla bien; el decidir qué neumáticos llevar y jugármela si llueve; el valorar qué partes del coche reparo para el siguiente tramo...
Hace falta darle la importancia que se merece a esta competición
Son cosas que no he conseguido encontrar en otros videojuegos del género de la conducción virtual, y esto lo dice un aficionado "casual", no puedo siquiera ni imaginar cómo estarán los auténticos expertos y aficionados a los rallyes, con añadidos tan interesantes -y necesarios para una verdadera experiencia- como el poder disponer de pedales y volantes con force feedback para una representación casi 1:1 de la experiencia. Entiendo lo expresado por Abiteboul y por Serna: hace falta darle la importancia que se merece a esta competición y seguir mejorando un género que creo que está algo infrarrepresentado en el mundo del motorsport virtual comparado con otras experiencias.
De cara al futuro y después de esta experiencia, tengo curiosidad por ver qué puede ofrecer EA Sports ahora que se ha hecho con la licencia de la WRC para sus juegos. Generations tiene el listón a una buena altura, pero respetuosamente considero que es posible superarlo, y más sabiendo que los creadores de algunos de los más emblemáticos juegos de carreras de rallies que he mencionado en este artículo, como Codemasters, ahora están bajo su paraguas y podrían estar preparando algo especial. Y no sé vosotros, pero yo quiero más.
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