La temporada de anime de Otoño ha sido histórica, de eso no hay duda. Con el estreno de grandes obras como Blue Lock o Chainsaw Man, poco nos podíamos quejar de la enorme cantidad de obras de calidad que han pasado a lo largo de estos últimos tres meses, siendo el Hombre Motosierra la que más ha destacado.
Sin embargo, hay un anime que si bien es famoso y nunca pasa desapercibido, con la llegada de tantos animes buenos parece que no ha destacado tanto entre el público general y que, a mi parecer, es el mejor anime que ha salido esta última temporada: Mob Psycho 100 III.
La tercera temporada de las aventuras de Shigeo Kageyama han redondeado una obra prácticamente perfecta. Si tengo que ponerle alguna pega sería su inestabilidad en el ritmo o que, al ser una tercera temporada, tienes que ver las dos partes anteriores para entender esta última. Fuera de eso, digo sin pelos en la lengua que ha sido de largo el mejor anime de la temporada de otoño.
Porque no sólo hablo de peleas espectaculares y una animación tremendamente buena, hablo también de la humanidad que tiene la obra en cada capítulo. Pocos animes consiguen que los momentos más tranquilos sean los más emocionantes, y si bien es cierto que las secuencias de lucha son de lo mejorcito del año, el peso narrativo y el desarrollo de los personajes también lo es.
Esta última temporada de la serie ha abordado de lleno temas muy necesarios como la aceptación o el rechazo de una manera tan humana que asusta. Porque Mob es un chico con poderes que destaca por encima del resto por esta misma particularidad, pero es algo que él mismo detesta y a la vez ama.
Durante los primeros episodios vemos que su orgullo crece y que utiliza a su favor estos poderes para ganarse la aceptación del público, pero la realidad es que esta aceptación es simplemente artificial, y lo único que quiere con su edad es ser un chico normal, con una vida normal y tener problemas banales pero necesarios.
El final de la serie refleja muchísimo esta faceta de Mob gracias sobre todo a su mentor Reigen, quien se sincera de una vez por todas y le dice a Shigeo que hay que aceptarse tal y como es una persona. No intentes ser una proyección de lo que la gente quiera, simplemente sé tú mismo.
Y como cualquier otro anime haría, el final podría haber sido un sueño utópico de Mob donde se queda con la chica que le gusta y acaba siendo una personalidad, pero la realidad es que no, el rechazo existe y debes aceptarlo cuando ocurre. El llanto de Shigeo cuando le dice a Reigen que ha sido rechazado por el amor de su vida es sincero, tan sincero que duele.
Los vínculos con otros personajes que no tienen nada en especial y simplemente están con Mob porque les cae bien me parecen espectaculares. Ellos no ven en Shigeo un superhéroe, ellos lo ven como una persona más, con sus sentimientos y problemas propios que le atormenta cada día como cualquier otro adolescente de instituto.
La escena final del cumpleaños de Reigen es la cúspide de toda esta obra. No ha hecho falta una pelea gigantesca con efectos especiales por doquier, sólo hemos necesitado ver a nuestro protagonista reírse de manera pura por primera vez en toda la obra. Eso es lo que buscaba Mob, una felicidad pura y transparente donde se acepta cómo es.
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