Chema Mansilla
Editor - Cine y TVNo es nostalgia, es una advertencia disfrazada de anime: El anuncio de Warner Bros. Japan de una nueva adaptación de Hokuto no Ken, conocida en España como El Puño de la Estrella del Norte, con estreno previsto para 2026, ha sido recibido con entusiasmo por parte del fandom. Es fácil pensar que se trata de un simple homenaje a uno de los mangas más icónicos de los años 80. Pero la realidad es mucho más incómoda. Esta serie, que nació en un Japón devastado por la ansiedad nuclear y las desigualdades sociales, vuelve ahora como un espejo: refleja un presente en el que las mismas amenazas vuelven a tomar forma. Y quizá por eso vuelve Kenshiro, el hombre de los siete puntos mortales, no como un héroe de ayer, sino como una figura preocupantemente contemporánea.
1983: cuando el miedo era real y se llamaba apocalipsis
El mundo de El Puño de la Estrella del Norte nace del trauma. En 1983, Japón todavía vivía con la sombra alargada de Hiroshima y Nagasaki. La Guerra Fría estaba en su punto más gélido. Reagan y Andrópov jugaban al ajedrez nuclear sobre el tablero europeo, y Japón, aún en reconstrucción emocional, sentía que el fin podía llegar en cualquier momento.
Que El Puño de la Estrella del Norte regrese en 2026 no es una casualidad. Es un reflejo de nuestra fragilidad colectiva, de nuestras crisis sin resolver
Este clima se colaba en la ficción. La economía, aunque aparentemente boyante tras el "milagro japonés", empezaba a mostrar fracturas. Mientras Tokio se llenaba de luces de neón y tecnología, las periferias urbanas se deterioraban. La desigualdad social generaba frustración, y ese resentimiento alimentó a autores como Buronson y Tetsuo Hara para imaginar un mundo donde solo la violencia podía restablecer el orden. El manga, convertido en serie de televisión por Toei Animation en 1984, explotó una brutalidad gráfica sin precedentes. No era gratuita. Era catártica. Era una válvula de escape para una juventud que sentía que el colapso estaba cerca, y que ninguna institución iba a protegerla.
©Buronson&Tetsuo Hara/Coamix, HOKUTO Committee
2025: el fin vuelve a estar de moda
Cuatro décadas después, EL Puño de la Estrella del Norte regresa. Y lo hace cuando el contexto social y político mundial vuelve a parecerse peligrosamente al que lo vio nacer. En todo el mundo, los discursos de corte autoritario y nacionalista están ganando terreno, señalando enemigos internos y externos con una facilidad aterradora. Las tensiones geopolíticas escalan sin freno y los recursos naturales empiezan a ser motivo de guerra en vez de cooperación de la mano de un consumismo desbocado. Todo ello aderezado por una crisis climática que ya no es teórica: incendios, sequías, migraciones masivas. El cóctel es inquietantemente familiar para los fans de Mad Max.
La nueva serie de El Puño de la Estrella del Norte no es ajena a esto. Su sinopsis es la misma de siempre: un mundo arrasado, una humanidad sin esperanza, y un hombre solitario que impone justicia a base de puñetazos. Pero ahora resuena con una intensidad renovada. ¿Estamos de nuevo ante la necesidad de un salvador?
Kenshiro: vigilante, redentor... ¿o síntoma?
Kenshiro, el silencioso heredero de la técnica de lucha Hokuto Shinken, vuelve a caminar por un mundo sin ley. Y lo hace en un momento en el que, en la vida real, también parecen reaparecer figuras que prometen salvación a través de la fuerza. El mensaje del héroe hiperviolento tiene más audiencia que nunca. Las redes sociales, las crisis institucionales y la desconfianza generalizada en los sistemas democráticos empujan a parte de la sociedad a buscar mesías, aunque estos vengan con puños en lugar de programas.
Esta fascinación por el "hombre fuerte" es peligrosa. Porque en ese culto al salvador también se esconde el germen del autoritarismo. En el universo de Kenshiro, la violencia es redentora, pero en nuestro mundo real, esa narrativa es el camino más directo hacia la descomposición democrática.
Una oportunidad entre los escombros
El regreso de Hokuto no Ken no tiene por qué ser un presagio fatalista. Puede ser también una oportunidad para mirar al pasado y reconocer los signos. En su momento, la serie fue una advertencia disfrazada de pulp. Hoy puede volver a serlo, si decidimos leer entre líneas. Porque cada estallido de violencia en el manga, con intestinos, ojos y trocitos de hueso saltando por los aires, venía acompañado de un grito desesperado por justicia. Y esa desesperación sigue siendo legítima. Lo que debemos evitar es que la respuesta pase solo por más violencia.
Tal como informa Bleeding Cool, este nuevo anime, que se presentará en Anime Expo 2025 con tráiler y reparto, tiene el potencial de volver a marcar una generación. Pero todo dependerá de cómo lo leamos. ¿Como un simple homenaje a tiempos más simples? ¿O como una llamada de socorro disfrazada de dibujos animados? Que El Puño de la Estrella del Norte regrese en 2026 no es una casualidad. Es un reflejo de nuestra fragilidad colectiva, de nuestras crisis sin resolver y de nuestro deseo de creer en salvadores imposibles. Si de verdad queremos evitar vivir en la distopía que el manga representa, toca actuar antes de que los escombros de ficción se conviertan en ruinas reales. Kenshiro vuelve. Y con él, la pregunta de siempre: ¿estamos ya muertos y no lo sabemos?
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