Los aficionados nipones dejaron las grandes ciudades prácticamente sin monedas de 100 yenes.
A finales de los años 70 la incipiente industria de los videojuegos vivía sus primeros grandes éxitos como un fenómeno social, que se vivía los espacios públicos de las grandes ciudades, y no en los hogares. En 1978, y mientra Atari luchaba por establecer su consola Atari 2600 en el mercado doméstico, los salones recreativos eran el principal campo de batalla en una guerra en el que las desarrolladoras norteamericanas llevaban una tremenda ventaja al resto de competidores de todo el mundo. Y entonces, un diseñador de la japonesa Taito creó un juego revolucionario inspirado por la versión cinematográfica de 1953 de "La Guerra de los Mundos”, de H. G. Wells: Space Invaders.
Toshihiro Nishikado tenía la difícil tarea de crear un juego de recreativa que pudiera competir con los productos norteamericanos, más populares, en el circuito de recreativas de 1978. Pero Taito no le puso las cosas fáciles a Nishikado, que no pudo utilizar figuras humanas en su juego, por lo que debió utilizar alienígenas como blancos de los jugadores. Tratando de emular el éxito y la tecnología de Gun fight y Western Gun, Nishikado buscó inspiración en el sistema de juego del Breakout de Atari. En este clásico el jugador debía romper una serie de bloques de colores haciendo rebotar una pelota utilizando una raqueta situada en la parte inferior de la pantalla. Este diseñador japonés quiso añadir emoción a su propuesta haciendo que el jugador tuviera que destruir objetivos móviles que, además, también le disparaban.
Los aficionados, acostumbrados a las mecánicas de Pong o Tank se enfrentaban ahora a una acción adrenalínica, más exigente e intimidante
La propuesta de Space Invaders conquistó Japón. Los aficionados, acostumbrados a las mecánicas de Pong o Tank se enfrentaban ahora a una acción adrenalínica, más exigente e intimidante. Niños y adultos acudían a los locales que contaban con una de las recreativas de Space Invaders. Los salones de pachinco e incluso las tiendas de alimentación japonesas comenzaron a instalar las máquinas de Taito tratando de satisfacer la imparable demanda de los jugadores. Tal como explica Tristan Donovan en su libro "Replay", el éxito de Space Invaders fue tal que en menos de tres meses desde su lanzamiento, el juego "había logrado recaudar tantas monedas de cien yenes que Japón se paralizó, impidiendo que la gente comprara billetes de metro o que usara cabinas telefónicas". La falta de monedas en circulación fue tal que el Banco de Japón abrió una investigación oficial a Taito.
Esta anécdota sirve para hacernos una idea de la repercusión social real que los videojuegos tenían en el día a día de los aficionados a finales de la década de los 70. Cuando Space Invaders llegó al mercado estadounidense, sus desarrolladoras sufrieron un fuerte golpe en sus ingresos, ya que todo el mundo quería jugar a Space Invaders, dejando de lado las propuestas autóctonas. Solo Atari supo reaccionar a tiempo, y dado el éxito que su competidor había tenido en el terreno de las recreativas, compró los derechos de Space Invaders a Taito y, en enero de 1980, lanzó una versión doméstica del juego de Nishikado para su Atari 2600. Este movimiento hizo que la plataforma de Atari se impusiera a sus competidores, logrando vender dos millones en consolas en los siguientes dos años. Con el tiempo este juego ha sido editado prácticamente en cualquier plataforma existente, con revisiones y actualizaciones cada cierto tiempo. La última de ellas, en febrero de 2018 de la mano de la propia Taito, con Space Invaders Extreme para PC, Xbox 360, PSP y Nintendo DS. Space Invaders además forma parte de los 120 juegos clásicos incluidos en la consola Atari Flashback 8 Gold.