Unos científicos comparan los efectos económicos que provocan las industrias con respecto a su valor en producción.
El pasado 29 de septiembre, tres científicos publicaron un paper titulado "Una estimación económica de los daños climáticos del Bitcoin acusa un mayor parecido al crudo digital que al oro digital", y en ese estudio ponen en balance los efectos medioambientales de las grandes industrias y el valor de mercado de los productos resultantes. Para ir a lo concreto, por cada dólar producido, el Bitcoin repercute en 0,35 dólares de daños medioambientales.
En ese artículo se considera que el BTC es insostenible por una simple razón: la minería de esta criptomoneda ha ido perdiendo en eficiencia con el tiempo, y no al revés. Normalmente, los marcados van ganando en sostenibilidad a medida que evolucionan, pero en este caso es al contrario. Durante los últimos cinco años, las emisiones producidas han pasado de 0,9 toneladas de CO2 por moneda en 2016 a 113 en 2021.
Al parecer, los efectos nocivos que se le asocian constituyen un 35% del valor de la criptodivisa, haciendo del Bitcoin un producto más peligroso para el medioambiente que las macrogranjas ganaderas, que presentan una proporción del 33%. En el caso de la gasolina y el petróleo, ya hablaríamos del 41%, frente al 46% de contaminación a raíz de la producción eléctrica proveniente del gas natural. De todas formas, ese 35% no fue siempre así: se trata de una media. Si miramos las cifras del estudio, esa proporción de daños medioambientales frente a los beneficios llega hasta el 82% en 2020, un año en el que por cada dólar producido se provocaban 1,56 dólares en daños.
En el propio artículo, los autores sugieren que la industria debería avanzar, pasando de una estructura de algoritmos Proof-of-Work a la de Proof-of-Stake. De esta forma se reduciría su huella medioambiental. Por otra parte, el uso de energías renovables también ayudaría, claro, pero el primer paso sería ese avance, como ocurrió con Ethereum y su Merge.
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