La pandemia y su respectivo confinamiento llevó a muchas empresas a optar por un modelo de trabajo que diese a sus empleados la oportunidad de operar desde casa. Sin embargo, después de la vuelta a la normalidad, muchos han querido revertir dicha situación y han llevado a cabo métodos de todo tipo para propiciar este tipo de situación. Pero, para desgracia de una trabajadora de una empresa de seguros australiana, el excesivo control de sus jefes ha terminado traduciéndose en un despido después de 18 años en la empresa.
Como relata The New York Post en una reciente publicación, Suzie Cheiko era una empleada de Insurance Australia Group (IAG). Después de casi dos décadas en la firma, los cuáles ella describe como “un servicio leal”, Cheiko fue puesta a prueba por los directivos de la empresa. Al parecer, después de que sus jefes expresasen preocupación por su rendimiento, decidieron controlar durante 49 días el número de veces que Cheiko pulsaba las teclas de su PC. Y, después de analizar los resultados, decidieron que el rendimiento de la trabajadora estaba muy por debajo de lo esperado, un motivo que consideraron lo suficientemente flagrante como para cortar la relación laboral.
La trabajadora teme que ya nadie quiera ofrecerle trabajo
Según reporta el medio que ofrece la información, entre los motivos del despido se encuentran aspectos como ausencias del trabajo, conectarse demasiado tarde, terminar su jornada antes de tiempo y otro tipo de circunstancias. Sin embargo, Cheiko revela que algunas actividades requerían una “actividad de mecanografía muy baja”, un aspecto que considera que justifica la ausencia de mecanografía documentada durante 117 horas en octubre, 143 horas en noviembre y 60 horas en diciembre. Además, también indicó que en ocasiones utilizaba otros dispositivos cuando su PC tenía problemas.
Para desgracia de Cheiko, dicha defensa no ha servido para recuperar su trabajo. Según reveló, en sus 18 años de empresa solo ha recibido una amonestación, un ejemplo que comparte para mostrar su eficiencia laboral. No obstante, a raíz de lo viral que se ha vuelto la historia, Cheiko cree que ha perdido más de lo que ha ganado, ya que considera que nadie querrá contratarla en el futuro. Una vez más, el teletrabajo y el regreso escalonado a las oficinas ha vuelto a dejarnos una historia de lo más variopinta.
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