En os noventa la televisión estaba viviendo una época dorada de la ciencia ficción. Con éxitos como Star Trek: La Nueva Generación y Expediente X, el género volvía a estar de moda. Y en medio de la fiebre espacial y extraterrestre, una serie de televisión con el sello de Steven Spileberg decidió aventurarse en las profundidades oceánicas de la Tierra. SeaQuest DSV, conocida en España como SeaQuest DSV: Los vigilantes del fondo del mar, se convirtió en un pequeño fenómeno ofreciendo un escenario único que prometía explorar los misterios de los océanos y concienciar sobre la importancia de conservar nuestros mares. Pero tras la fachada de emocionantes aventuras de ciencia ficción, se escondían conflictos, problemas de producción y tragedias personales que dejaron una marca imborrable en la serie.
SeaQuest DSV, que significa SeaQuest Deep Submersible Vehicle (Vehículo Submarino Profundo SeaQuest), se desarrolla en el futuro cercano (de aquella época, claro) de 2018. La serie nos transporta a un escenario en el que la humanidad casi ha agotado los recursos naturales de la Tierra, excepto los fondos marinos y los océanos. Bajo la autoridad de la Organización de Océanos Unidos de la Tierra (UEO), la nave submarina SeaQuest DSV 4600 es la encargada de patrullar y mantener la paz en las colonias submarinas. Imaginad algo como Star Trek y su USS Enterprise, pero debajo del mar. La trama principal se inicia cuando el veterano comandante Nathan Bridger, interpretado por Roy Scheider (sí, el de Tiburón), es retirado de su jubilación para liderar la nave, a pesar de su resistencia debido a la pérdida de su hijo en una acción militar.
SeaQuest. Imagen: Amblin
La serie fue concebida como una mezcla de entretenimiento y concienciación ecológica, con mensajes sobre la importancia de conservar los océanos. Cada episodio estaba acompañado de comentarios científicos del Dr. Robert Ballard (un popular oceanógrafo y especialista en la historia del Titanic), reforzando la educación en temas ambientales. Durante la primera temporada, SeaQuest abordó problemas medioambientales y políticos en un contexto oceanográfico, manteniendo en el centro narrativo la camaradería entre los miembros de la tripulación. El reparto incluía a Jonathan Brandis como el joven genio informático Lucas Wolenczak, Stephanie Beacham como la Dra. Kristin Westphalen y Ted Raimi como el Teniente Timothy O'Neill.
SeaQuest DSV logró un éxito considerable en sus primeras temporadas, consolidando a una base de fans leales que más tarde se verían decepcionados. A pesar de las críticas mixtas y los delfines parlantes que completan el reparto, la serie encontró su público. Uno de los aspectos más llamativos de la serie fue la inclusión del delfín parlanchín del que os hablaba antes, llamado Darwin, que tenía la capacidad de comunicarse con Lucas gracias a un dispositivo digital. Esta relación aportó una dinámica única a la serie y fue un elemento destacado para muchos espectadores más jóvenes que encontraron en esta simpática amistad inter-especie su punto de entrada a la serie.
Las turbulentas aguas de los problemas
Sin embargo, tras las cámaras, SeaQuest DSV enfrentó una serie de problemas de producción que finalmente llevaron a su abrupta cancelación. La serie no dejaba de generar discusiones entre productores, la cadena en la que se emitía, cambios en el reparto y una producción técnica (incluyendo algunos efectos digitales) muy cara. Para colmo de males muchos episodios se emitieron de manera desordenada, haciendo que personajes que habían fallecido aparecieran como si nada en las televisiones de todo los seguidores de SeaQuest sin mayor explicación.
La segunda temporada sufrió inesperados cambios en el reparto que no lograron encontrar una explicación satisfactoria en los guiones, y un cambio hacia una dirección más orientada a la ciencia ficción tradicional, con episodios que presentaban alienígenas, viajes en el tiempo y criaturas genéticamente modificadas. Un cacao que incomodaba al reparto, que muchas veces no entendía hacía dónde se dirigía la serie.
SeaQuest. Imagen: Amblin
Roy Scheider expresó su descontento con la nueva dirección de la serie, lamentando que se hubiera alejado de la visión original. Scheider dejó la serie al final de la segunda temporada, aunque se vio obligado contractualmente a regresar para realizar algunas apariciones especiales. Su ausencia marcó un punto de ruptura en la serie, que había perdido su rumbo argumental, tirando por la borda lo que la hacía especial y dejando atrás a sus fans en busca de una audiencia mayor afín a temas más tradicionales del género.
Al parecer el final de producción de la segunda temporada fue tremendamente complicado y el ambiente durante los rodajes muy desagradable. La rivalidad entre los showrunners Patrick Hasburgh y David Burke empeoró las cosas: tramas confusas, como dos episodios sobre posesiones demoníacas seguidos. Scheider despreció públicamente la nueva dirección de la serie, calificándola como "basura infantil". A pesar de todo, la cancelación fue evitada in extremis por NBC, que buscaba ya un sustituto adecuado en su parrilla.
La militarización del SeaQuest
La serie fue renombrada como SeaQuest 2032 y se ambientó quince años después de la segunda temporada. El reboot, ignorando los eventos extravagantes de la temporada anterior, llevó al submarino y su tripulación protagonista al futuro y la colocó en medio de un conflicto armado entre la UEO y la autoritaria Alianza Macronesia. El capitán Bridger fue reemplazado por el autoritario Capitán Oliver Hudson (Michael Ironside). Con Hudson se añadió a la serie un tono más pesimista e historias más serializadas centradas en enfrentamientos contra la Alianza Macronesia.
SeaQuest. Imagen: Amblin
Este nuevo enfoque en los personajes y la trama pareció revitalizar la serie, aunque no fue suficiente para evitar su cancelación después de solo una temporada. El claro mensaje ecológico inicial sufrió un abrumador giro militarista en su tercera temporada. La nueva dirección no logró rescatarla de su declive, y fue cancelada después de nueve episodios, sin que se emitieran los restantes que ya estaban en producción.
Uno de los aspectos más tristes de la historia de SeaQuest DSV es la trágica desaparición del actor Jonathan Brandis, quien interpretaba al joven Lucas Wolenczak y que muchos aficionados identificaban con el corazón de la trama y el único elemento de esperanza que le quedaba a la serie frente a la deriva hacia temas más oscuros. A pesar de su éxito en la serie, Brandis luchó con una carrera profesional que no terminaba de arrancar y a la edad de 27 años, se suicidó en 2003.
Scheider y Spielberg juntos de nuevo en una imagen promocional de SeaQuest
La Sombra de Steven Spielberg y Ambilm
SeaQuest DSV llevaba el sello de Steven Spielberg como productor ejecutivo, pero demostró que incluso un nombre tan grande no garantiza el éxito. La serie se unió a la lista de proyectos televisivos que no lograron mantenerse a flote a pesar de la inversión y el prestigio detrás de escena. Ambilm, la productora de Spielberg, había tenido grandes éxitos en el cine, pero la televisión demostró ser un terreno más complicado de lo esperado, en el que sus abultadas inversiones no lograban el apoyo suficiente de los espectadores como para justificar su renovación.
SeaQuest. Imagen: Amblin
Yo recuerdo con mucho cariño aquellas mañanas de verano en las que se emitía SeaQuest en la televisión pública. Por muy fan de las propuestas siderales de series como Star Trek que pueda ser, la idea de una ciencia ficción que se desarrollaba en profundidades oceánicas de la Tierra me enganchó. No tanto el delfín parlante. El cambio de tono de la serie fue tan brusco que me desconcertó, y todavía recuerdo aquel cambio ligado a la sensación de haberme perdido alguna parte fundamental de la trama. Con todo, la recuerdo con un tremendo cariño, y aunque SeaQuest DSV no logró convertirse en un fenómeno masivo de la ciencia ficción televisiva, todavía hoy algunos nostálgicos del género nos animamos a hablar de ella.
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