Chema Mansilla
Editor - Cine y TVLa situación es insostenible. No quiero ponerme muy neomalthusiano con vosotros, pero hay más gente que recursos. No salen las cuentas lo mires como lo mires. A no ser que la gente lo considere un recurso, que entonces la cosa cambia. Ya lo hace el capitalismo, ¿no? ¿Por qué no también el sector alimentario? Tampoco quiero ponerme en plan Armie Hammer, así que os voy a decirlo ya: comer gente está feo, especialmente sin preguntar o pedir permiso antes. La antropofagia siempre ha tenido una difícil relación con la civilización, y eso que no hace tantos miles de años que nos merendábamos los unos a los otros tanto por necesidad como por ritualismo. De ahí que a nuestra sensibilidad actual le resulten tan fascinantes historias como Hasta los Huesos o situaciones tan extremas como el accidente del vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya. ¿Recordáis el impacto del estreno de La Sociedad de la Nieve? La ciencia ficción ha tratado el tema, claro, y os confieso que no lo tenía muy claro. Pero ha llegado John Cena y ahora lo tengo mucho más clarito.
Aviso de spoilers: Este artículo contiene detalles del sexto episodio de la serie Pluribus, imprescindible para contextualizar la perspectiva contemporánea sobre la antropofagia en la ficción.
Metáforas de escasez y desigualdad
El canibalismo en la ciencia ficción funciona como una metáfora potente, que permite explorar escasez ecológica, mercantilización del cuerpo y deshumanización social. Películas como Cuando el destino nos alcance (Soylent Green ¡1973) mostraban un mundo donde la sobrepoblación, la contaminación y la escasez de alimentos empujaban a la sociedad a extremos inimaginables. La icónica sorpresa final de la peli sigue siendo una de las imágenes más poderosas del cine de los años 70, anticipando un debate que hoy parece más vigente que nunca, como bien señala un artículo de Medium. Yo, además de la peli, os recomiendo la novela en la que se basa, ¡Hagan sitio!, ¡hagan sitio! de Harry Harrison.
En esta línea, la literatura contemporánea ha seguido explorando estos escenarios. Obras como Cadáver exquisito de Agustina Bazterrica trasladan el motivo a un contexto distópico en el que un virus ha eliminado toda la carne animal, legalizando la industrialización de carne humana. Marcos, el protagonista, se ve atrapado en un sistema que convierte el cuerpo humano en un recurso, obligando al lector a confrontar los límites de la ética y la supervivencia. Aquí, el canibalismo no es solo horror, sino crítica social: cuestiona la explotación, la desigualdad y la mercantilización del ser humano como extensión de la lógica capitalista. No os quedéis con el glaseado que la idea de comer carne humana aporta al género y metedle diente al bizcocho conceptual que hay en la idea de comernos unos a otros, en cómo culturalmente afrontamos uno de los mayores tabúes de nuestra civilización.
"Cuando hay hambre, no hay pan duro"
Desde ¡Hagan sitio! ¡Hagan sitio! (1966) hasta Hasta Los Huesos (2015) pasando por 2024 Apocalipsis Nuclear (Un Chico y su Perro) (1975), el cine distópico postapocalíptico a lo Mad Max o Bone Tomahawk (2025), la ciencia ficción ha utilizado la carne humana como recurso narrativo para examinar colapsos sociales y ecológicos. La Carretera o Snowpiercer emplean el motivo de la antropofagia para mostrar la fragilidad ética ante desastres ecológicos y sociales, generando un paralelismo inquietante entre lo que consumimos y cómo sobrevivimos,haciendo bueno el refrán de "cuando hay hambre, no hay pan duro".
No podemos obviar episodios reales de canibalismo por supervivencia, ofreciendo un contraste ético y dramático frente a la ficción especulativa. Estas narrativas permiten a los autores y cineastas explorar dilemas morales extremos y plantear preguntas sobre la humanidad, la necesidad y la legalidad del consumo humano en circunstancias límite. La literatura moderna, de Chelsea G. Summers a Ottessa Moshfegh, incorpora el tema de forma metafórica o grotesca, mezclando crítica social con transgresión, y dejando claro que la fascinación por el canibalismo no es un capricho reciente, sino una constante en la exploración cultural de los límites humanos.
Pluribus muestra cómo la antropofagia puede concebirse como recurso alimentario en un mundo en crisis, dentro un marco moral
lLa tendencia global actual nos lleva a un punto de ruptura del equilibrio que resulta preocupante: sigue aumentando la población y los recursos no dejan de menguar. Esto nos lleva a terribles escenarios de hambruna y miseria y a un impacto ecológico del que el planeta tardará décadas en recuperarse. No es algo hipotético o una amenaza potencial, es el mundo que vivimos hoy en día, y por desgracia una situación que rinde a agravarse. De ahí que la ciencia ficción, siempre preocupada por dar respuestas a los problemas de nuestros días, haya logrado encontrar en el escenario que aúna superpoblación y escasez de alimentos una solución para los dos problemas, resolviéndose el uno al otro.
John Cena y Pluribus: una explicación inesperada
Y entonces llegó John Cena. Sí, habéis leído bien. En el episodio 6 de Pluribus, titulado "HDP", acrónimo de human-derived protein, Cena aparece para explicar, con su habitual simpatía y credibilidad, por qué la población de un mundo controlado por una mente colmena depende de la carne humana para sobrevivir. Lo hace de forma directa: la colectividad en la que se ha convertido la humanidad en la serie no puede dañar a los vivos ni interferir con la vida humana de manera activa, así que aprovecha los fallecimientos naturales para producir un alimento estable. La explicación es perturbadora, pero también racional dentro del universo de la serie: se trata de supervivencia y gestión ética de los recursos, no de depredación o violencia gratuita.
Este cameo de Cena no solo divierte, sino que redefine la percepción del tema de los recursos. Es divertido, es que además está muy bien explicado. La serie muestra cómo la antropofagia puede concebirse como recurso alimentario en un mundo en crisis, dentro un marco moral. La combinación de humor, familiaridad del actor y claridad narrativa consigue que algo tan tabú se presente como un problema logístico más que como un horror absoluto, trasladando la discusión al terreno de la reflexión social y ética.
La antropofagia como crítica social y ecológica
Estudios recientes sitúan el canibalismo en la ciencia ficción dentro de las ansiedades del Antropoceno, una nueva época geológica donde las actividades humanas se han convertido en la principal fuerza que transforma el planeta, afectando profundamente los sistemas terrestres, marinos y atmosféricos, y dejando una marca duradera en el registro geológico. Tyler Austin Harper, en Cannibal Nihilism: Meat and Meaninglessness in the Anthropocene Imaginary (2022), vincula la aparición de la antropofagia en la ficción especulativa con la crisis ecológica y el autocanibalismo social. La lectura crítica de ¡Hagan sitio! ¡HaganSitio! o Cadáver exquisito confirma que la carne humana funciona como metáfora de la explotación de recursos, desigualdad y colapsos sistémicos, más allá del mero horror.
To Serve Man
De manera similar, Damon Knight y su cuento To Serve Man (1950), que aparece adaptado en En los límites de la realidad, presenta el consumo humano como sátira de la instrumentalización de la humanidad. En la literatura y el cine, el motivo aparece asociado a la industrialización de la alimentación, la deshumanización y la jerarquización social. Incluso en textos más recientes y polémicos, como El Mapa de las Nubes, se utiliza como herramienta narrativa para explorar deseo, marginalidad y la otredad, ofreciendo una lectura crítica del capitalismo y la sociedad contemporánea. De aquí se puede dar un salto fácil al Body Horror, un género dentro del terror que vuelve a estar de moda.
Comprender las metáforas detrás de la carne humana nos ayuda a entender mejor las crisis actuales
Con todo, comer gente sigue siendo un tema incómodo, de ahí que este episodio de Pluribus resulte tan inteligente y tan divertido. Pero el uso de este tema va más allá del escándalo: la antropofagia se ha utilizado para explorar temas culturales, religiosos, sociales, económicos y ecológicos. John Cena, con todo su musculado carisma, nos ha dado una manera de acercarnos a este concepto sin miedo, mostrándonos que incluso lo más tabú puede servir como espejo de nuestra sociedad y nuestras decisiones éticas. Y es que, nos guste o no, hay que buscar soluciones.
Como lectores y espectadores, debemos reconocer que estas historias funcionan como advertencias: la ficción especulativa nos permite imaginar futuros extremos, cuestionar nuestras normas y repensar la relación entre recursos, ética y supervivencia. Y, aunque me resulte difícil no pensar que vamos a convertirnos en protagonistas de una distopía real, comprender las metáforas detrás de la carne humana nos ayuda a entender mejor las crisis actuales de desigualdad, consumo y sostenibilidad.
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