A finales de los años 70 el cine de ciencia ficción experimentó una revolución impulsada por éxitos como 2001: Una Odisea en el Espacio y la primera entrega de la Saga Star Wars. Walt Disney Productions, conocido por sus películas familiares, decidió sumarse a esta tendencia y competir con la galaxia muy, muy lejana de George Lucas y llevarse al plato su proia porción del pastel de los taquillazos galácticos. Así nació El Abismo Negro, una superproducción que buscaba combinar la magia Disney con la épica espacial. Sin embargo, esta incursión en las profundidades del universo de 20 millones de dólares resultó en un fracaso cósmico en taquilla y hoy en día pocos recuerdan su existencia.
En 1979, Disney se aventuró con esta película que, en términos económicos, pretendía rivalizar con los éxitos cinematográficos del momento dedicados al género espacial. La inversión superaba en varios millones de dólares los 13 millones destinados a la primera entrega de Star Wars, pero apenas ha logrado una recaudación de 35 millones. Todo un descalabro en la época para una película que no reparó en gastos en efectos especiales o en un reparto estelar. La trama de El Abismo Negro se sitúa en el año 2130, cuando la nave espacial Palomino (sí, eso mismo) regresa a la Tierra después de una misión en busca de vida por el universo remoto. Así la tripulación descubre la Cygnus, una nave perdida veinte años antes, orbitando alrededor de un agujero negro. A partir de este punto, la historia se adentra en un territorio oscuro y desconocido para el estudio en aquellos años, con referencias a 20.000 Leguas de Viaje Submarino y elementos del horror cósmico, en un intento de emular a 2001.
El reparto incluye a destacados actores como Maximilian Schell, Anthony Perkins, Ernest Borgnine, Robert Forster e Yvette Mimieux. A pesar de sus actuaciones, la película no logró conectar con la audiencia, y su combinación de elementos Disney, ciencia ficción y horror cósmico resultó ser un cóctel difícil de digerir para el público. Y es que Abismo Negro no llegó a comprender dónde reside el encanto de Star Wars y se quedó en los anecdóticos y amigables robots y a los villanos enmascarados aficionados a las capas y demás ropajes acortinados.
Un esfuerzo técnico que no impresionó al público
Disney apostó por la tecnología y los efectos especiales, incluso desarrollando su propia cámara dirigida por ordenador, que aunque primitiva, suponía un salto de calidad significativo respecto a anteriores producciones de acción real de Disney, además de una significativa inversión. Y aunque los logros técnicos fueron notables, con dos nominaciones en los Premios de la Academia de aquel año en ese apartado, la película no logró convencer al público ni a la crítica. La fusión de géneros, desde el cine familiar hasta el horror cósmico, generó una narrativa desigual y confusa. La recepción en su estreno fue tibia, y El Abismo Negro se desvaneció rápidamente en la memoria cinematográfica. A su rescate acusió el cine doméstico, ya que abismo Negro logró cierta notoriedad entres el público infantil en su llegada a los videoclubs, si bien no logró la misma popularidad que otras producciones. ¿Qué chaval querría pilotar La Palomino pudiendo pilotar el Halcón Milenario?
A día de hoy, El Abismo Negro vive en el limbo del olvido cinematográfico. La película, disponible en Disney+, disfruta de cierta fama entre los nostálgicos que buscan revivir una época de experimentación cinematográfica de Disney. Sin embargo, su fracaso inicial supuso un tropiezo del que no logró remontar y pocos la consideran una joya perdida del cine de ciencia ficción. Con todo en 2009, Disney anunció planes para un remake de El Abismo Negro, aunque las últimas noticias apuntan a una posible producción destinada al catálogo de Disney+. Sin embargo, este proyecto parece haber caído en el olvido, posiblemente eclipsado por la adquisición de la franquicia Star Wars en 2012. La entrada de Disney en el universo de George Lucas pudo haber desviado una vez más la atención de la odisea espacial que fue El Abismo Negro.
En 3Djuegos | Tras disfrutar de Fundación, ahora el resto de la ciencia-ficción me parece un poco peor
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