Tenía completamente olvidado ese momento en el que Sean Connery se lía a mamporros con un minotauro, espada en mano y con túnica real incluida. Pero han sido mis compañeros alemanes de Filmstarts quienes me lo han recordado La película se llama Los Héroes del tiempo (Time Bandits, 1981), y es una de esas rarezas fascinantes del cine fantástico ochentero. Una aventura delirante, con viajes en el tiempo, personajes históricos, enanos ladrones, y una criatura mitológica que le planta cara al mismísimo James Bond. Un filme que pudo haber sido un desastre mayúsculo, pero que acabó convertido en un clásico de culto. Y todo, gracias en parte a Sean Connery, que literalmente salvó el proyecto.
Una fantasía desbordante y un poco de caos
Los Héroes del Tiempo es una creación del siempre peculiar Terry Gilliam, en colaboración con su compañero de los Monty Python, Michael Palin. Incapaz de sacar adelante Brazil, Gilliam propuso hacer una película para toda la familia, pero claro, a su manera. Lo que salió fue una odisea a través del tiempo protagonizada por un niño, Kevin, que escapa de sus padres obsesionados con la teletienda y se une a una pandilla de enanos que poseen un mapa para saltar entre épocas históricas. Su plan: robar a los grandes personajes del pasado y hacerse ricos.
La película no escatima en locura: hay una versión muy particular de Napoleón, un Robin Hood con la cara de John Cleese, titanes marinos, naves espaciales, castillos en el desierto y, cómo no, un villano peculiar villano interpretado por David Warner que quiere reescribir la realidad. Todo bañado en el surrealismo visual característico de Gilliam, con cámaras bajas, escenarios grandilocuentes y efectos especiales que hoy tienen ese encanto artesanal de la época.
Un héroe inesperado dentro y fuera de pantalla
Lo más surrealista de Los Héroes del Tiempo, sin embargo, no está en su guion, sino en su reparto. Porque sí, Sean Connery aparece como el rey Agamenón... y no por casualidad. En el libreto original, Gilliam y Palin escribieron la escena del monarca griego venciendo al minotauro con una broma interna: "Se quita el casco y revela ser Sean Connery, o un actor de igual o menor salario". Ni en sus sueños más salvajes creían que el actor aceptaría.
Pero Denis O’Brien, productor y manager del ex-Beatle George Harrison (cuyo sello HandMade Films financió la película), jugaba al golf con Connery. Le habló del proyecto, y resultó que el actor era fan de los Python. Aceptó el papel a cambio de un porcentaje de los beneficios, sin cobrar un salario inicial. Y no solo se metió en la piel de Agamenón, también se remangó y ayudó a Gilliam a mantener el rodaje a flote.
En Marruecos, con temperaturas infernales, Connery tomó el mando, muy a su estilo: Reescribió escenas, descartó storyboards innecesarios y guio a Gilliam con su experiencia. El propio director lo resumió así: "Literalmente me salvó el culo. Gracias a su pragmatismo y no a mi ambición conseguimos terminar esa jornada de rodaje".
Un héroe mitológico... con sentido del espectáculo
La secuencia del combate entre Agamenón y el minotauro es breve, pero intensa. Connery destila autoridad y calidez, y construye un personaje que representa justo lo que el pequeño Kevin no tiene en casa: un adulto que le escucha, lo respeta y quiere adoptarlo. Agamenón es el padre ideal en una película que, bajo su humor y pirotecnia visual, habla de crecer, elegir, y de lo mucho que echamos de menos cuando no lo tenemos.
Connery incluso sugirió pequeños detalles para humanizar más a su personaje, como hacer un truco de magia para Kevin o evitar subir al caballo tras la batalla, porque "iba a quedar ridículo". Y no se quedó ahí. Cuando el rodaje terminó y su escena final aún no se había grabado, Connery, por entonces de paso por Londres para hablar con su contable (curiosamente) aceptó reaparecer vestido de bombero en la última escena. Ese guiño final, misterioso y casi mágico, no estaba en el plan inicial. Fue una idea suya.
Un clásico que sobrevivió al desastre (pero no a Taika Waititi)
Los Héroes del Tiempo costó cinco millones de dólares y recaudó más de 42. Se convirtió en un éxito inesperado, un clásico instantáneo para muchos, y la primera entrega de la llamada "Trilogía de la Imaginación"de Gilliam, junto con Brazil y Las aventuras del Barón Munchausen. Pero lo curioso es que, a pesar de todo, es una película que muchos han olvidado. Tal vez por lo inclasificable de su propuesta, o porque su rareza no encaja en ningún molde actual. Aun así, su legado ha seguido vivo. El mismísimo Richard Garriott se inspiró en ella para crear Ultima II, con sus propias "puertas temporales" en forma de mapa, según recoge The Dot Eaters.
Y, por supuesto, hubo quien intentó resucitar su espíritu. Taika Waititi, director de Thor: Ragnarok, lideró una adaptación en formato serie para Apple TV+. El proyecto, sin embargo, no logró conectar con el público. Cancelada tras una sola temporada, ni siquiera la mezcla de humor absurdo y mitología pop pudo salvarla esta vez. Nadie pudo salvar Los Héroes del Tiempo dos veces. Hoy puedes ver la película de Gilliam en Prime Video.
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