Análisis de Stars Wars Battlefront 2 2015. Regreso al Frente

El momento de la verdad ha llegado. Es hora de zanjar polémicas y de calibrar el valor real de lo que han presentado EA y DICE en su examen final. En este análisis de Star Wars Battlefront 2 vas a poder encontrar la opinión de 3DJuegos sobre uno de los lanzamientos estrella de este año. La idea era la de mejorar la oferta de la primera parte, ofreciendo campaña y regalando los DLC. ¿Ha estado todo en orden?

No importa de qué se trate, acertar a la primera no suele ser fácil. Incluso con la experiencia de DICE en el campo de la guerra online, 2015 nos dejó con un Battlefront que, aunque no estaba mal, se nos antojaba algo soso tanto mecánicamente como en cuanto a contenidos. Un par de años han bastado al estudio sueco para verse capaz de recopilar y atender las principales críticas y exigencias de la comunidad. Star Wars Battlefront II no ha estado exento de polémica, pero después de sumergirnos de lleno en su universo de ciencia ficción, podemos respirar tranquilos: sin ser perfecto, es un videojuego más completo que el original. ¿Es también más redondo? Esa respuesta tiene algo más de complejidad.

Gráficos de infarto, batallas multitudinarias y mucho cariño por el universo Star Wars son ya marcas de la casa, y podemos traducir esta entrega en un "más y mejor" que recoge personajes de todas las eras, mayor variedad de modos incluyendo una campaña en solitario y, para la alegría de muchos, un modelo de negocio que incorporará nuevos contenidos con el tiempo dejando atrás los DLC y pases de temporada en favor de un sistema de cajas de botín menos nocivo del que se planteaba hace meses y que trataremos en profundidad más adelante.

Sobre la mesa, Star Wars: Battlefront 2 es todo lo que pedían los aficionados al punto de parecer un juego hecho a la carta. Sin embargo, si nos limitamos a dar lo que nos piden sin más, evidentemente encontraremos numerosos fallos aquí y allá. Como suele decirse, quien mucho abarca, poco aprieta. Se trata de un juego sobradamente satisfactorio en cuanto a contenidos, sí, pero nos hubiera gustado ver algo más de trabajo en algunos aspectos de los modos debutantes como son la campaña y Asalto de Cazas Estelares. Como decía el maestro Yoda, "hazlo, o no lo hagas, pero no lo intentes". En algunas partes se nos queda en efecto algo cojo, como si buscara dar lo que pedíamos a la carta, sin más. Con todo, la gracia del juego es más bien recrear grandes batallas del universo Star Wars, y en ese sentido cumple todo lo que se espera de él.

Vídeo Análisis

La Fuerza es Intensa en Ti

El nombre de Star Wars había estado tradicionalmente vinculado a unos modos historia bastante estimables (algunos de ellos brillantes como los de KOTOR, por poner sólo un ejemplo), y llamó la atención que para la primera gran producción de La Guerra de las Galaxias en manos de Electronic Arts se renunciara por completo a contar con esta alternativa. Con la continuación rápidamente, y con intención de luchar contra la predisposición negativa de los aficionados, se decidió eliminar de un plumazo cualquier género de duda y anunciar ya desde el comienzo que Star Wars Battlefront 2 tendría una campaña propiamente dicha y, de hecho, buena parte de la fase promocional se centró en dar a conocer a su protagonista: Iden Versio.

La líder del Escuadrón Infernal es un personaje interesante de cara a ver cómo se desarrolla una figura desde un bando algo menos habitual en cuanto a la frecuencia de su aparición en Star Wars: El Imperio. El título tiene intención de dotar de cierta profundidad y tridimensionalidad a su figura al dejarla a la sombra de Garrick Versio, su padre y un conocido almirante, y también por contar con la compañía de Hask y Meeko, sus escoltas en el escuadrón. La cosa es que, como imaginábamos todos, el viaje de Versio es uno de descubrimiento personal puesto que es una figura que se hace preguntas y que está cargada de dudas sobre su rol en la galaxia.

A nivel argumental en un shooter todo lo que sea una historia medianamente bien tratada me parece una sorpresa tras tantos años de toparme con argumentos que rozan lo cómico y que están al servicio de la acción pura y dura, así que el de SW: Battlefront 2 me parece que demuestra el interés que hay tanto en EA como en Disney por tener todo atado y bien atado. Hay tantas cosas al servicio del guiño al fan como esperaba, pero éstas no parecen metidas con calzador y ayudan a engordar la narrativa y a sentir algo que me parecía muy importante: El universo de La Guerra de las Galaxias está bien aprovechado. Eso sí, no todo es positivo, claro, y algunas cosas admitían mejora como, por ejemplo, que el desarrollo de personajes parece cortado abruptamente por un final algo brusco cuando las cosas se ponían interesantes de veras. En este sentido no hay mucha culpa que echar a los guionistas sino más bien al propio concepto de campaña planteado, puesto que al fin y al cabo las cuatro o cinco horas que se han propuesto como modo historia dan para lo que dan y no se puede conseguir mucho más en tiempo récord.

En lo jugable no hay tantas buenas noticias para la parte off-line, y lo mejor que se puede decir del juego es que intenta lograr cierta variedad en su ritmo. Para ello alterna con mediana habilidad algunas fases en las que se nos anima a utilizar el sigilo, con otras de acción pura y dura y secciones en las que pilotamos naves espaciales. El caso es que ninguna de ellas tiene mucha profundidad, puesto que al fin y al cabo se trata sencillamente de tener una parte que sirva como elegante puesta en escena de los mapas que visitaremos en el multijugador y de sus mecánicas. Y desde luego la cosa funciona en cuanto a ofrecer secciones muy espectaculares y hacernos sentir dentro del mundo, pero la implementación directa de un estilo de acción algo sencillo como es el del on-line y el tener una IA enemiga tan ineficaz provoca resultados francamente irregulares.

Así la cosa es divertida cuando hay batallas galácticas, aunque no demasiado profunda claro. Por otra parte baja notablemente cuando nos obliga a ir del punto A al B arrasando con todo, porque ni las localizaciones parecen especialmente ideadas para sacarles partido en solitario ni se ofrecen las dinámicas necesarias para mantener el interés. Y tampoco funcionan adecuadamente las secciones en las que se nos anima a abrirnos paso sin hacer un escándalo, puesto que el sigilo es tan rudimentario como cabía esperar de un videojuego focalizado con tanta fuerza en ser el shooter on-line de moda. Como en 3DJuegos nos gusta terminar en positivo, querríamos quedarnos con algunas secciones realmente increíbles para el fan, partes que no se apoyan tanto en lo jugable y donde la espectacularidad y la impecable recreación de su mundo que hace el videojueto brillan con luz propia.

De Soldados y Héroes

Actualmente, el mundillo de los videojuegos pasa por una tendencia de absolutismo. En los foros, se suele leer que LawBreakers o Battleborn no triunfaron porque entraban en un espacio que sólo podía abarcar Overwatch, y con los MOBA pasa más o menos lo mismo. Gigantic o For Honor ponían ideas interesantes sobre la mesa, pero que no acabaron de cuajar en cuanto a popularidad en un género que ya dominaban DOTA 2, League of Legends o Heroes of the Storm. Y si entramos en un entorno repartido entre Call of Duty y Battlefield, ¿dónde queda este título de Star Wars? Tal vez sea demasiado pronto para decirlo, pero tenemos la sensación de que Star Wars Battlefront 2 es todo un paso adelante en esta búsqueda de la personalidad.

Nos explicamos. Siempre ha estado claro que Battlefront quería tener un sistema de cartas y permitirte jugar con héroes y villanos de la franquicia, pero a la hora de ponerlo en práctica se traducía en una confusa amalgama de potenciadores, gestión de cartas y una jugabilidad cruzada entre CoD y Battlefield que en la primera toma de contacto se podía hacer más bien obtusa. ¿Aparezco en puntos aleatorios… con mi escuadra? ¿Qué rol desempeño en el campo de batalla? Battlefront 2 afronta todos estos problemas, y si bien el conjunto no es satisfactorio al cien por cien, al menos sí que logra dar en el clavo a la hora de construir una jugabilidad sólida y bien definida.

Y sólo podemos definirlo con esos dos adjetivos porque nunca podríamos utilizar las palabras complejo o profundo. El juego se resuelve en tiroteos relativamente simples en primera instancia que, sin embargo, ganan en fuerza y ritmo si nos esforzamos por aprovechar el potencial de las distintas habilidades personalizables que tenemos, tanto en el rol de soldados como de héroes, así como de un movimiento de evasión que suma algo de chicha y que gana en utilidad controlando a esos personajes destacados de la saga. Es necesario adquirir práctica con cada una del relativamente escaso arsenal de las principales clases de personaje, puesto que ya no hay disparos escaneados y es necesario prestar atención a la dispersión de las balas y al retroceso, así como medir la distancia respecto al objetivo antes de abrir fuego. En conjunto, ofrece una curva de dificultad y maestría que sin ser la panacea sí que recompensan a los jugadores más expertos con la posibilidad de desplegar antes a las mejores unidades disponibles.

Aquí, encontramos una razonable variedad de personajes con los que jugar conforme avancemos en la partida, cada uno de ellos con habilidades mejorables. Nunca llegamos a ver el nivel de complejidad ni variedad de un ‘hero arena’ como Overwatch o Paladins, claro; pero muchos de ellos sí que logran sentirse diferentes y únicos a los mandos. De esta forma, Leia y Han Solo se parecen entre sí tanto como Kylo Ren y Darth Vader, pero todos cuentan con habilidades exclusivas que justifican con mayor o menor acierto su presencia dentro del juego. Así, por ejemplo, encontramos que Rey puede invertir los controles de sus rivales, Luke Skywalker puede empujarlos con la Fuerza, Kylo Ren puede congelar en el tiempo a varios soldados a su alcance y Palpatine puede encadenar rayos entre varios soldados al mismo tiempo.

Pero, por muy espectaculares que sean los héroes, la clave de todo sigue residiendo en las Cartas Estelares, que sirven para modificar el comportamiento de las habilidades de todas las unidades que podemos desplegar, incluyendo naves y héroes, y que nos parece que le dan al juego el plus de complejidad y variedad necesario para tener su personalidad. La novedad aquí es que a diferencia del primer Star Wars Battlefront, tanto las naves como los soldados a pie se dividen en clases. Heredadas directamente de Battlefield —si bien los suecos nunca han definido por completo cada una de ellas— encontramos al soldado de asalto (daño), pesado (tanque), oficial (apoyo) y especialista (francotirador) en todos los enfrentamientos a pie del multijugador, y otras tres diferentes en las batallas espaciales. Eligiendo con cuidado nuestra baraja, es posible darle a nuestros soldados nuevas habilidades pasivas, cambiar las que tiene por otras nuevas, o mejorar cualquiera de ellas. Si somos capaces de congeniar con su azaroso sentido de la progresión, encontraremos aquí muchas horas pegados a la pantalla para mejorar a nuestros soldados. Si no es el caso, entonces probablemente viviremos unas amargas primeras andadas.

La Progresión de la Discordia

Este ritmo, este equilibrio, este balance entre desplegar unidades y mantener la tensión entre puntos se consigue implementando una serie de mejoras en el planteamiento de la partida en sí. Por ejemplo, todo lo que haces, desde herir a los enemigos hasta conseguir bajas, interactuar con el objetivo o ayudar a un compañero, se valora en puntos acumulativos que sólo puedes usar dentro de la propia partida y que invertirás en el despliegue de la unidad que prefieras una vez hayas muerto.

Se trata de una alternativa al sistema de power-ups que se nos antoja más justa para todos, aunque trae consigo una serie de nuevas carencias sobre la mesa: para desplegar un héroe, primero debes desbloquearlo. Aunque la mayoría de ellos ya están disponibles desde el principio, para los más atractivos hay que pagar una cierta cantidad de créditos que originalmente oscilaba en torno a 40.000, con casos extremos como el de Luke Skywalker o Darth Vader que alcanzaban los escalofriantes 60.000, y que recientemente se ha rebajado hasta los 10.000 o 15.000 en la mayoría de los casos. Son cifras mucho más razonables, claro, aunque hay que dejar claro que el análisis no puede estar sujeto a estas modificaciones porque si no cada cambio en la tasación de los personajes nos obligaría a revisar la nota de forma constante. Si se valora algo es más una noción general sobre el modelo de negocio que emplea el título y, además, sobre la idea que asume sobre éste.

Es fácil adquirir estos créditos, pero el proceso es lento y tedioso. Se pueden conseguir como recompensa al final de una partida, así como completando desafíos internos del juego y dentro de cajas de botín que contienen no sólo esta moneda in-game sino también diferentes bonus jugables, gestos o cambios estéticos. Atendiendo al hecho de que la mayoría de estas "loot boxes" se compran con los propios créditos, es duro renunciar a una gran fuente de Cartas Estelares y cosméticos por un tiempo para hacernos con ese héroe que tanto nos gusta, aunque con el actual ajuste de precios insistimos en que nos movemos en márgenes mucho más sensatos, lógicos y, por fin, no abusivos. El problema más grave de este sistema de desbloqueo es, probablemente, el planteamiento que tuvo en primer lugar.

Toquemos brevemente aquella polémica de las cajas de botín, ¿de acuerdo? Tal y como estaban ideadas originalmente, era posible obtener armas, Cartas Estelares de todo tipo y demás elementos coleccionables dentro de ellas. A todas luces, es lo que comúnmente se llama 'pay to win'. Después de que DICE atendiera a las críticas y preocupaciones de una comunidad que no tardó en posicionarse radicalmente en contra al probar la beta, el mecanismo se arregló para bloquear los objetos más raros detrás de desafíos. El resultado final es el siguiente. Imagina que las cajas de botín son un agujero negro. Ahora todo el sistema de progresión sigue orbitando en torno a ese agujero negro pero se esfuerza por no caer en él. ¿Te gusta jugar como oficial y quieres nuevas armas? Pues te toca limitarte a una sola hasta que completes desafíos de matar 50, 100. Y no valen asistencias.

No nos malinterpretes: no es algo del todo malo. Dar opciones a los jugadores está bien, y siempre hay algo de encanto en ese pique sano que se produce cuando dices "vale, hoy no me levanto de la silla hasta que me haga tal desafío con esta clase de personaje". Pero está claro que tampoco es del todo bueno, porque durante las primeras horas, hasta que logras amasar suficientes Cartas Estelares, héroes y armas, estás bastante limitado. Sin embargo, cuando empiezas a acumular en tu poder varias figuras importantes y una baraja de potenciadores útiles, las cosas comienzan a ponerse interesantes. Todo girando, como siempre, alrededor de esos puntos que obtenemos dentro de las propias partidas y que acaban convirtiéndose en algo tan capaz de desequilibrar partidas como lo son las rachas de Call of Duty, por ejemplo.

¿Existe un balance detrás de esta locura? Se trata de una cuestión de perspectiva. Si has acumulado un montón de puntos en una partida, tienes la oportunidad de jugar como tu héroe o heroína favoritos y, si lo haces bien, mejorar tu balance entre muertes y bajas a una velocidad pasmosa. El otro punto de vista es el del novato en la piel del soldado que, sin comerlo ni beberlo, se encuentra de bruces con un héroe y no tiene la oportunidad ni de buscar otro camino antes de ser vapuleado.

Es por ello que había fuerte preocupación en ciertos círculos por lo que determinados usuarios pudieran conseguir pagando a la hora de romper el equilibrio de las partidas. Más que eso, que también es algo que nos molesta, lo que de veras es delicado es el componente aleatorio de todo el asunto. De acuerdo, los héroes se consiguen pagando con créditos in-game, pero como la posibilidad de fabricar las cartas se revela inútil a las pocas horas de juego, lo demás es algo enteramente sometido al azar con los cofres. Es decir, abres una caja pagando unos créditos (o según el caso, unos euros) y no sabes si en ella encontrarás algo útil para potenciar tu clase o tu héroe favoritos o una tontería cosmética para un personaje que ni siquiera te interesa. ¿Qué supone esto? Que salvo las cajas de héroes y algunos otros detalles, pocas veces estás controlando tu progresión, lo que unido al hecho de que los precios de estas cajas son altos provoca que abrirlas te vaya a deparar más disgustos que alegrías.

Así que el juego nunca te permite especializarte porque rara vez te va a dar lo que deseas para tu clase favorita, y la sensación general no es muy positiva porque no es que te de la opción de ser un todoterreno para sacarle algún partido a muchas de las cartas… es que directamente lo convierte en una obligación. Pero, en definitiva, nuevamente nos encontramos con el mismo caso de los héroes: no podemos juzgar la valoración del título por los precios porque si mañana EA decide ajustar el coste de las cajas tendríamos que cambiar la calificación numérica del análisis y también las sensaciones del texto. Lo que juzgamos aquí es la mecánica del sistema de progresión y, aliente el uso de las microtransacciones o no, nos ha parecido que éste no le hace ningún favor al juego ni a la comunidad. Al final las mecánicas de progresión en los shooters multijugador nacieron para premiar al jugador, y aquí no sucede.

Nuevos Terrenos de Juego

En cuanto a modalidades y alternativas jugables, hay algunas frescas y otras que se reciclan pero, en líneas generales, supone el generoso abanico de opciones y alternativas que es clásico de EA a la hora de mantenernos pegados a la pantalla. Asalto Galáctico es, sin duda, el modo estrella del videojuego merced a las épicas batallas que generan sus excelentemente bien medidas confrontaciones para 40 jugadores. De forma similar a lo que Conquista significa para los fans de Battlefield, los fans de Star Wars pueden encontrar aquí una propuesta divertida, variada y rejugable. Cada mapa se traduce en un pequeño entramado de objetivos que avanzan de forma lineal para concebir una historia bastante simple. No se trata de ninguna revolución en el género ni es algo que DICE no haya hecho ya en varios juegos en el pasado, incluyendo el propio Battlefront de 2015, pero es sin duda aquí donde se desenvuelve con más gracia e interés. La estructura lineal de los mapas, la variedad de éstos y la composición de personajes y vehículos bailan una espectacular coreografía de destrucción a la que pocas pegas le podríamos poner. Podríamos pedir objetivos algo más originales, o tal vez algún escenario impactante que recordemos con cariño de alguna película, pero donde Star Wars Battlefront 2 se siente más auténtico es aquí.

Por otra parte, la gran novedad en la propuesta es Asalto de Cazas Estelares, que es una respuesta a los fans que querían ver la guerra en el espacio. Controlar naves en Battlefront no es nada nuevo, pero sí lo son los cinco mapas abiertos que Criterion se ha encargado de desarrollar en paralelo para volar a nuestras anchas. El nuevo modo satisfará a aquellos que quieran explorar a fondo las posibilidades de las naves sin restricciones por medio, y lo cierto es que la experiencia no es mala en absoluto: nos intercambian objetivos de forma habitual, y los mapas están bastante bien diferenciados entre sí. A veces tendremos que aminorar la marcha para sortear escombros que flotan lentamente en el espacio, y en otro mapa tendremos que maniobrar con pericia para destruir objetivos dentro de una enorme nave. Y también hay héroes disponibles en este modo: es totalmente posible pilotar el Halcón Milenario como Rey y Chewbacca, por ejemplo. Nos ha parecido que ofrece persecuciones satisfactorias, intensas, y explosivas y, como siempre en estos casos, es de agradecer que se haya escuchado a la comunidad.

Merece la pena recalcar, eso sí, que si nos centramos demasiado en este modo tal vez nos cansemos de él más pronto que tarde: desde que comienza la partida, los mapas son invariables y, por supuesto, más limitados que los de que visitamos a pie. Nuevamente, nos encontramos con una propuesta testimonial que hace los deberes, pero que nos deja un poco con la miel en los labios. Algo más de ambición y movimiento en la pantalla lo hubieran convertido en algo más memorable. Atendiendo a la política del juego como servicio, es probable que en el futuro veamos naves y localizaciones grandes y espectaculares, o al menos más móviles.

Por otra parte también tenemos Héroes y Villanos, una alternativa cuyo nombre es bastante autoexplicativo: enfrenta a dos equipos de cuatro jugadores donde se marca a un objetivo de cada bando periódicamente. Sin duda es una buena forma de probar a los personajes que tal vez no te dé tiempo a sacar en el multijugador, aunque existen limitaciones en este respecto. No puedes jugar con personajes que no hayas desbloqueado, ni tampoco se pueden usar dos héroes iguales. Se trata de un modo limitado en posibilidades y sin demasiado interés por tener la situación balanceada, pero sin duda es lo suficientemente divertido como para hacernos desconectar de las batallas más intensas.

Menos interesantes nos parecen los modos Ataque y Estallido, que equivalen al duelo a muerte y asalto de toda la vida, orientados para quienes deseen jugar a menor escala y en modos más tradicionales. El modo Arcade es algo más novedoso. Como su propio nombre indica, nos anima a mejorar nuestras puntuaciones de numerosos retos para ambos lados de la Fuerza. La IA no resulta especialmente inteligente en ninguno de los tres modos de dificultad en los que se puede configurar, aunque sí que aumenta considerablemente su precisión y tiempo de respuesta en los más altos. Lo cierto es que los propios desarrolladores ofertan los desafíos más fáciles como una forma para familiarizarse con el juego antes de entrar al multijugador. Hay que reconocer, sin embargo, que el cooperativo a pantalla partida en las versiones de PS4 y Xbox One le dan un plus a este modo, y que se puede configurar una partida personalizada con bastantes opciones. Puestos a pedir, le habría sentado bien un editor de niveles más completo, porque más allá de algún "pique" espontáneo para completar desafíos o jugar con alguien en consola tampoco ofrece mucho más.

Hay algunas otras partes de menor interés como el Arcade, que nos invita a luchar en solitario contra soldados dirigidos por la IA y que nos permite luchar con héroes del Lado Luminoso u Oscuro en distintos escenarios con el aliciente de enfrentarnos a desafíos específicos o a otros enteramente personalizados. Como hemos dicho antes, abriendo este apartado del análisis, al final Star Wars Battlefront 2 nos brinda muchos cauces para destinar horas y horas de entretenimiento y, por si esto fuera poco, esta vez incluye todos los DLC de carácter gratuito para el futuro, así que se intuyen unos próximos meses cargados de contenidos con los que seguir alimentando su propuesta.

Dentro de la Película

Desde un punto de vista técnico, el juego presenta un acabado audiovisual envidiable, y se cuenta entre los títulos más avanzados que se pueden ver en estos momentos. El buen hacer del motor Frostbite nos deja bellísimas estampas, modelados perfectamente detallados y un nivel de optimización extraordinario para la edición de ordenador pero un buen rendimiento en consola. Aunque también hay algunas partes algo irregulares, y determinados tramos de la campaña, por ejemplo, no están a la altura del resto de facetas del programa y algunas animaciones que admiten algo más de trabajo para igualar el realismo de las bellísimas estampas que las rodean. Por ejemplo las armaduras o los efectos presentan un aspecto de una veracidad pasmosa, sin embargo como suele suceder en casos de proyectos tan grandes no todo está a la misma altura y, por ejemplo, el retrato de los rostros es sorprendentemente pobre.

Esto no sucede siempre, pero esta vez hemos tenido la oportunidad de probar el título en todas las plataformas en las que sale a la venta. Por ejemplo, el equipo que hemos usado para la versión de PC tenía instalada una GTX 1080 Ti acompañada de un i7 4790 3,6GHz y 16GB de RAM, y nos ha permitido movernos en preconfiguraciones altas en torno a las 80 imágenes por segundo al ejecutar el programa en resolución 4K y unos 65 grados de campo de visión. Quienes sean más hábiles serán capaces de mantener el juego por encima de los 60 cuadros en 2160p sacrificando algunos elementos de post procesado, calidad de sombras u oclusión ambiental en favor de mejores texturas e iluminación, mientras que la misma GPU nos permite superar fácilmente las 100 imágenes por segundo al bajar el programa a 1440p configurando los gráficos en ultra.

Por supuesto, no es necesario contar con una tarjeta tan potente para mover el juego: como era de esperar, las GTX 1060, 1070 y similares son capaces de desenvolverse bien para ejecutarlo en calidad alta a 1080p y 1440p, respectivamente. Lo que sí parece claro es que, si bien el programa es muy estable y fluido, lo cierto es que las cinemáticas de la campaña muestran irregularidades en su fluidez en PC, algo que contrasta con su asombroso acabado. Las versiones de consola, eso sí, son tan fluidas como cabía esperar con unos 60 frames por segundo como objetivo, pero a expensas de un análisis más minucioso para comprobar si éste es tan rotundo y estable como parece a simple vista.

Este tipo de cosas generan que los escenarios como el palacio de Naboo o las vivas calles de Tatooine queden ya grabadas para el recuerdo, aunque si algo es capaz de igualar la fidelidad visual de Star Wars: Battlefront 2 es su apartado sonoro. DICE lleva bastantes años manteniendo un listón altísimo en este aspecto, y en esta entrega no han perdido un ápice de calidad. Cualquier fan acérrimo de Star Wars podría identificar sin problema el sonido de los motores de cada nave y el rugido de cada cañón, y en más de una ocasión nos hemos quedado perplejos también al sentirnos familiarizado desde el primer momento con el sonido que hacen las naves al cruzarnos con ellas. Si tienes algo de experiencia en la saga cinematográfica, entonces es muy probable que te sientas como en casa en su mundo de ciencia ficción. Por supuesto, el juego tiene sus carencias, pero no deja de mostrar un exquisito respeto a la hora de recrear cada elemento.

Una extraordinaria banda sonora y un estupendo doblaje a nuestro idioma redondean un apartado sonoro de sobresaliente. Lo que nos ha llamado la atención también es la cantidad de faltas de ortografía que hay en la traducción al español en los textos. Errores que suponemos se arreglarán con alguna actualización.