Hablaremos de Rocket League cuando recordemos la hornada de juegos de la presente generación en el futuro, estoy convencido. La idea, digna de una noche de borrachera grotesca, ha convertido en millonarios a Psyonix, que ha sabido reinventar la fórmula con cada nueva opción añadida a su creación de coches y balones. Tras conquistar PlayStation 4, Xbox One y PC se lanza en Nintendo Switch con el objetivo de llevar la diversión a las calles, con una versión portátil ejemplar. Análisis
Todo lo que os diga de Rocket League a día de hoy es poco. Es uno de los ejercicios más adictivos que se han desarrollado en los últimos años, y el éxito del videojuego se ha saldado con más de 35 millones de juegos vendidos y una reciente compra de la marca por parte del gigante Warner Bros. El desembarco en Nintendo Switch fue celebrado enormemente en el pasado E3 y con razón: pocos son los títulos que se podrían acomodar mejor a las bondades híbridas de la nueva consola de los japoneses, y el poder tener un juego como el presente al alcance de tu mano es una muy grata noticia.
El concepto es simple y os lo contó mi compañero Álvaro Castellano en su análisis de Rocket League: es el producto de una noche loca de sexo sin protección entre un juego de carreras y uno de fútbol. Puede sonar raro o que nunca funcionaría, pero la realidad es que se ha convertido en un éxito como no se ha visto en mucho tiempo. La cuestión no acaba ahí: Psyonix, sus creadores, han sido capaces de cambiar elementos como el balón o las porterías, adaptándose a deportes como el hockey hielo o el baloncesto con el mismo éxito, lo que convierte a Rocket, encima, en una experiencia más que polivalente que aún puede dar más de sí.
La versión lanzada en Nintendo Switch no tiene otro objetivo que intentar llevar todas esas bondades al territorio híbrido, por lo que mantiene todos los elementos que se han lanzado para el título hasta ahora (coches, adornos, arenas o modos de juego) y mantiene el producto inalterado con respecto a iteraciones ya vistas en otras máquinas. El port ha sido desarrollado por Panic Button, expertos en llevar producciones domésticas a portátiles. Trabajos como el reciente Doom de Switch o Injustice y Disney Infinity en PS Vita no hacen más que corroborar su buena labor con cada proyecto en el que trabajan.
Chicharros híbridos
El sacrificio que ha tenido que hacer Panic Button para llevar Rocket League a Nintendo Switch ha estado en el apartado visual, muy desmejorado si no lo conectamos a la base de la consola, con respecto a lo visto en PlayStation 4, Xbox One o un PC de gama media. El disgusto se te pasará rápido cuando veas que la fluidez del juego no se ha perdido, y que toda la acción se ha mantenido para estar a la altura de todas las versiones estrenadas hasta el momento. Los encargados del port han prometido mejorar lo visual en las próximas semanas, por lo que restará esperar un futurible parche por parte del equipo de Texas.
Una vez conectada la consola a la base de Switch todo mejora. Eso sí: accedemos, probablemente, a la versión más modesta de Rocket League de todas las lanzadas hasta ahora, pero la realidad es que aguanta el tipo sin problemas. La estabilidad on-line, de momento, es estupenda, y la presente (tras Minecraft) es compatible entre jugadores de PC, Xbox One y Nintendo Switch, lo que amplía fronteras de forma enorme a la hora de encontrar partidas o compartirlas con usuarios de otros sistemas. Sony, como ya sabéis, se ha cerrado en banda en el presente campo: tocará esperar que recapacite y se una a la fiesta.
El control es óptimo en todas sus formas: lo hemos jugado con los Joycon acoplados a Nintendo Switch, con un solo Joycon compartiendo juego a pantalla partida o con el mando Pro, que es, probablemente, la mejor opción para disfrutar del videojuego. Como no podía ser de otra forma, jugar a dobles en el propio sistema es una opción magnífica para echar partidos con otros amigos que tengan Switch, ya que con tres consolas se puede disfrutar del modo principal en cualquier parte. Son cosas así las que justifican la llegada de Rocket League a la nueva consola de Nintendo.
Rocket League ha mantenido todas sus virtudes jugables en Switch
El desembarco en Rocket League en Switch se ha cerrado con algunos vehículos y objetos especiales. Puede que sea una solución algo simple y se podría haber añadido más elementos, pero dado que la presente es una de las principales fuentes de ingreso emergente del equipo, no sería extraño que en el futuro se añadan nuevos objetos a la lista. Por supuesto, prácticamente todo Rocket League pivota en el modo multijugador, tanto en local en línea, limitando el juego en solitario a sus trabajados entrenamientos y a las partidas contra la máquina. En todo caso, si no estás dispuesto a jugar online y anotar goles a desconocidos, puede que no sea de tu agrado.
Jugabilidad a prueba de bombas
Lo principal del presente port es que Rocket League ha mantenido todas sus virtudes en Switch. Son ahora los jugadores de la marca de Kioto los que pueden disfrutar de la auténtica experiencia de Psyonix para comprobar el secreto tras una de las obras más frescas de los últimos tiempos. Un nuevo producto más para la plataforma híbrida, que desde su estreno en el pasado marzo no ha dejado de sumar grandísimas producciones propias y ajenas en su cada vez más extenso catálogo. A pocas semanas de acabar el año, no es descabellado decir que 2017 ha sido el año de Switch, pero tampoco es raro decir que ha cambiado la concepción portátil de Nintendo a la fuerza.
Si no lo conectamos a la base de la consola pierde visualmente
Nintendo 3DS, una magnífica plataforma de gran potencia, se independizó de sus hermanas mayores para aportar nuevas cosas al ecosistema jugable. Switch ha devuelto a las editoras a los tiempos locos en los que creía que las versiones domésticas de Donkey Kong Country o Killer Instinct se podían llevar de Super Nintendo a Game Boy. La diferencia ahora es radicalmente distinta a la de los ejemplos citados: ejemplos como Doom, Skyrim o el presente Rocket League nos demuestran que, ahora, dicho pensamiento son verdaderamente realizables. Y no exagero si os digo que el que mejor se adapta a las bondades del juego portátil es el de Psyonix.
Psyonix tocó el cielo con Rocket League. El juego pedía a gritos el paso a una consola portátil y la versión de Nintendo Switch, a pesar de su bajón gráfico, ha sabido estar a la altura de los elementos que caracterizan al exitoso videojuego competitivo con un precio muy ajustado. Sabe sacar partido al cross-network con PC y Xbox One. Se podría haber aprovechado el debut en una consola de Nintendo para lanzar referencias y elementos más allá de los coches y adornos incluidos, pero resulta difícil pedir mucho más a un port muy notable.
Comprar Rocket League- Un port que adapta las principales bondades de Rocket League en Switch
- Una experiencia que sigue garantizando diversión sin complejos
- Aprovecha todo el añadido lanzado en el juego en los últimos meses
- Meritoria estabilidad del cross-network en Nintendo Switch
- En modo tableta pierde bastante visualmente
- No le habría venido mal añadir algún extra para un jugador
- Más allá de coches y adornos made in Nintendo, no se diferencia de otros ports
