Análisis de Need for Speed Undercover

Análisis de Need for Speed Undercover
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¿Central? Aquí coche 22: Un potente Lamborghini amarillo intenta salir de la ciudad a más de 200km/h por la autopista. Aquí Central: A todas las unidades establezcan controles en las salidas e intenten detenerlo como sea... Vuelve Need For Speed.

Como cada fin de año, la saga Need for Speed nos presenta su candidatura al podio en los juegos de carreras de coches. Undercover llega a Wii, una consola en la que no sobran precisamente este tipo de juegos. A pesar de empezar bastante bien, el juego termina convertido en un aceptable arcade de coches, y es que el ritmo de mantener una entrega anual de resultado sobresaliente y capaz de mostrar una clara innovación, es casi imposible para las desarrolladoras. Nos encontramos ante otra mítica saga en la que su insaciable “voracidad” está terminando poco a poco con su gran reputación conseguida a la largo de los años.

El comienzo es frenético. Undercover empieza con un guiño directo a Most Wanted, uno de las mejores versiones de la saga, dando comienzo con nuestro personaje protagonista huyendo de la policía en una espectacular persecución policial que homenajea al final del título de 2005.

A continuación, nos enteramos más o menos de que va esto. Chico y chica del FBI se tienen que introducir en una peligrosa banda dedicada supuestamente al contrabando de vehículos y narcotráfico. Ella lo tiene fácil, cuenta con sus “armas de mujer” -que por cierto no le faltan a Maggie Q, protagonista femenina de este año-; pero nosotros lo tenemos más complicado, tendremos que hacernos un nombre en el mundillo de las carreras callejeras para poco a poco ir subiendo y conociendo a los jefes. Así pues, como tantas otras veces nos encontramos en una ciudad desconocida y con un cochecillo casi de feria con el que empezar a quemar rueda. Por cierto, y a todo esto, la operación es tan secreta que ni siquiera la policía de Tri-City sabe nada, y por eso imagino que comprenderéis lo que va a significar cuando nos vean correr a tope por sus preciosas (y anticipo que desoladas) autopistas.

Tri-City, la ciudad de las tres islas
Sobra decir que como de costumbre al principio únicamente podremos circular libremente por una de sus partes, la zona industrial. Buscaremos carreras y... casi con total seguridad, nos liaremos a hacer un poco el gamberro hasta que aparezca la poli para echarles una persecución. Tras unas cuantas vueltas nos percataremos de que cada isla es realmente pequeña y que requiere muy poca exploración, una sensación que parecen compartir sus habitantes, porque el tráfico es realmente escaso en cualquier momento o carretera.

Las mejores marcas prestan sus más espectaculares vehículos a la causa con juguetes como el Audi R8, BMW, Mercedes, Lexus o Lamborguini.
Las mejores marcas prestan sus más espectaculares vehículos a la causa con juguetes como el Audi R8, BMW, Mercedes, Lexus o Lamborguini.

Aunque hay que destacar la gran producción que lleva detrás Undercover, consabido aunque interesante argumento, impresionantes videos, localización completa de textos y voces con espectaculares y conseguidos diálogos; poco a poco todo se va diluyendo gradualmente hasta convertirse en un sencillo juego de conducción que se limita a correr una carrera tras otra, casi sin alicientes, y que deriva en una frágil jugabilidad.

Las pruebas a las que nos enfrentaremos son de sobra conocidas por todos los seguidores de la saga. Circuito, Sprint, Contrarreloj o Cabinas de peaje, no merecen más explicación. También tenemos pruebas de persecución y/o distanciamiento de un rival que suelen coincidir con los miembros más importantes de la banda y, en todas ellas, podremos contar además con la aparición por sorpresa de la policía.

Sólo comentar un par de detalles bastante negativos de casi todas las pruebas. Por una parte la dificultad general del juego, como ya se ha comentado en el resto de versiones, es bastante moderada, y además el estilo de conducción abandona el interesante modo empleado el año pasado en ProStreet para tratar de volver a los títulos más arcades de la saga. Los rivales no suelen ponernos en muchos problemas y no tienen precisamente mucha “mala leche” que se diga, lo mismo que sucede con la policía, muy indulgente, por lo que no nos costará demasiado huir de masivas persecuciones. Si a esto le añadimos que algunos circuitos llegan incluso a ser un simple cuadrado en algunas pruebas de circuito, y el escaso tráfico presente ya mencionado, no nos supondrá mucho esfuerzo ganar una carrera tras otra en el primer intento.

Otro detalle no muy positivo es que si bien Tri-City parece una ciudad abierta por la que poder circular, en cuanto empecemos una carrera todos los cruces y posibles desvíos se bloquean convirtiendo cada prueba en un mero circuito sin posibilidad de atajos o cambios de rutas. Todos estos detalles malignos ya han sido ampliamente corregidos y superados en títulos como el fabuloso Midnight Club: Los Angeles o Burnout Paradise, aunque también es cierto que no hemos tenido versión Wii de ninguno de ambos con la que poder comparar.

En la grande de Nintendo undercover muestra unas texturas muy simples y frecuentes efectos de popping que ya suponíamos extinguidos.
En la grande de Nintendo undercover muestra unas texturas muy simples y frecuentes efectos de popping que ya suponíamos extinguidos.

Cada carrera superada nos proporcionará puntos de experiencia en distintos aspectos de la conducción, aceleración, frenada, etc., que serán los que nos posibilitarán el acceso a mejores vehículos. También tendremos que ir rellenando un indicador de trazada perfecta que hará que nuestro nitroso se recuperé más rápidamente y que contemos con más segundos de ralentización de la acción, efecto éste que se repite ya en muchos juegos de carreras.

Por supuesto, no podía faltar el tuning que dio origen al resurgimiento de esta saga. Multitud de opciones de personalización tanto mecánicas como visuales, incluyendo el famoso sistema de auto-diseño de piezas, Autosculpt. Aun así no hay ninguna novedad, es más, se echan de menos algunas posibilidades de otras versiones.

Existe vida aparte de las bandas
Fuera del modo historia también tenemos otras opciones de juego. Carrera rápida, que nos permitirá volver a repetir cualquiera de las ya superadas en el modo historia; y Desafío, una serie de pruebas consistentes en una o varias carreras con unas condiciones predeterminadas y que de superarlas nos desbloquearán otros circuitos, coches o dinero en metálico que añadir a nuestra cuenta.

También en este apartado tenemos que hablar del modo multijugador, concretamente en la misma consola, pues carece de modo online. Las pruebas podrán ser de 2 a 4 jugadores en pantalla partida y con una gran variedad de modos: sprint, circuito, robo, huida, o el divertido policías y ladrones..

Pero si jugablemente Need for Speed Undercover se resiente, a nivel técnico sucede lo mismo. Texturas muy simples, los vehículos generales, edificios, los alrededores, el asfalto… por si fuera poco las vallas, elementos del decorado o hasta los vehículos, aparecen de la nada cuando estamos en carrera, apenas unos metros delante de nosotros. Los únicos que se salvan de parecer de cartón son nuestro vehículo y los demás participantes en la carrera. Por otra parte la sensación de velocidad al conducir es bastante “justita”, salvándose aquellos momentos en que usemos los nitrosos, ésta sí realmente conseguida.

Pese a contar con una gran producción detrás en forma de videos, música o diálogos, el desarrollo del juego se queda bastante flojo, limitándose prácticamente a ir carrera tras carrera.
Pese a contar con una gran producción detrás en forma de videos, música o diálogos, el desarrollo del juego se queda bastante flojo, limitándose prácticamente a ir carrera tras carrera.

El sonoro es el único apartado que no defrauda en absoluto, y que precisamente atesora todo lo bueno que cualquier producción de Electronic Arts brinda habitualmente en este campo. La banda sonora está repleta de temas licenciados de artistas como Nine Inch Nails, Tricky, Tyga y unos sorprendentes Ojos de Brujo.

El de los efectos de audio también es otro factor que brilla con luz propia con unos vehículos que rugen con fiereza, y unos sonidos para las colisiones espectaculares. Las voces por su parte cumplen su cometido con sobrada solvencia.

Conduciendo una Wii
En lo que sí destaca esta versión es en sus particulares y variados métodos de control. Por defecto, usaremos el wiimote como volante colocándolo de forma horizontal para simular el movimiento de giro del volante. Este método aunque podría ser tremendamente divertido, peca de impreciso y difícil de controlar, no siendo muy recomendable para pruebas medianamente complicadas.

También podemos acoplar el nunchuck, utilizando su joystick para girar y el botón Z para frenar, y el botón B del wiimote para acelerar, quizás siendo esta la forma más precisa. O si disponemos de ellos también encontraremos configuraciones personalizadas para el mando clásico, el mando de Game Boy o el volante Speed Force de Logitech para que cada uno encuentre su opción.

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Sin sello

Need for Speed Undercover

Por: El equipo de 3DJuegos
Sin sello

Need for Speed: Undercover es una ocasión perdida para haber creado un título memorable de conducción en Wii, un género bastante olvidado en esta consola. Como en el resto de versiones, es un título facilón que no destaca precisamente por su despliegue técnico y visual, siendo lo más impresionante el magnífico garaje de vehículos que podemos ir desbloqueando y conduciendo con los peculiares controles de la Wii.

Comprar Need for Speed Undercover
Jugadores: 1-4
Idioma: Textos en castellano, voces en castellano y manual en castellano
Duración:
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VÍDEO ESPECIAL

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