Análisis de Fuel

Análisis de Fuel
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Pocos mundos vamos a encontrar tan abiertos y descomunales como el que propone Fuel. Con la friolera de 8.000 kilómetros cuadrados de extensión por recorrer, al título de Asobo Studios quizá le acaba pesando de alguna manera su tamaño. Un lugar maravilloso y gigantesco que recorrer, aunque al que le han faltado un plus de cosas por ofrecer al jugador.

Con mucha expectación recibíamos en la redacción de 3DJuegos las primeras copias de Fuel para llevar a cabo la review. Llamarlo proyecto ambicioso seguramente sería quedarse muy corto, y es que las intenciones de Codemasters con este título eran la de que fuera un lanzamiento con un gancho tan titánico como las cifras que han rodeado su producción desde su anuncio.

Sin embargo Fuel transmite sensaciones encontradas. El juego funciona de forma notable a todos los niveles -jugabilidad, gráficos, innovación…-, sin embargo le falta algo complicado de lograr por mucho que se invierta en números, estadísticas y tamaño; es la chispa. Con mimbres para ser uno de los títulos de conducción más impactantes del mercado, lo nuevo de Asobo Studios queda reducido a un buen juego a secas, debido fundamentalmente a que las carreras en sí mismas no son tan divertidas y adictivas como deberían.

Más de 70 vehículos encontraremos disponibles para disputar los centenares de pruebas de Fuel. Sin embargo si hablamos de números estamos obligados a hacerlo para referirnos a los miles de kilómetros cuadrados de su superficie.
Más de 70 vehículos encontraremos disponibles para disputar los centenares de pruebas de Fuel. Sin embargo si hablamos de números estamos obligados a hacerlo para referirnos a los miles de kilómetros cuadrados de su superficie.

En primera instancia Fuel resulta fascinante, su mundo atrayente, y su desbloqueo de pruebas muy interesante… Sin embargo no pasará demasiado tiempo antes de que comencemos a darnos cuenta de que la oposición del rival es excesiva, también de que el mapa es demasiado grande para las ofertas de diversión real que ofrece y, por último, que a medio plazo quizá un segmento de los aficionados no encuentren demasiadas razones para volver a tomar el mando y sumergirse en un mundo tan sugestivo como podría haber sido el suyo. En definitiva un notable que deja un mal sabor de boca, puesto que el juego olía a sobresaliente desde la distancia.

Velocidad Expansiva
Si has seguido los diferentes avances que hemos ido publicando estos últimos meses sobre Fuel estarás al tanto de que el videojuego plantea un planeta tierra futurista y azotado por los desastres medioambientales. América está devastada y el calentamiento global está haciendo de las suyas, creando impactantes tsunamis, peligrosos incendios y majestuosos tornados.

En estas condiciones huelga decir que los Estados Unidos de América se han convertido en una zona imposible de habitar, lo que ha supuesto que la mayoría de los ciudadanos hayan emigrado a otros continentes donde las condiciones sean menos inhóspitas. Sin embargo unos pocos han quedado dentro los confines de la antigua Norteamérica, unos auténticos yonkis de la velocidad que sostienen que estas condiciones extremas son las ideales para organizar la liga más gigantesca y salvaje de la historia de la conducción.

El oponente no es que sea muy inteligente, pero incomprensiblemente se las apaña para correr más que el usuario. Más le vale estar avispado al jugador, puesto que el segundo puesto no vale nada en Fuel.
El oponente no es que sea muy inteligente, pero incomprensiblemente se las apaña para correr más que el usuario. Más le vale estar avispado al jugador, puesto que el segundo puesto no vale nada en Fuel.

Con esta genial premisa da comienzo Fuel, presentándonos un universo desolado que es, precisamente, la gran virtud del título. El videojuego, de hecho, adopta una estructura de mundo libre que es una de las primeras aproximaciones del género de la velocidad a algo semejante. En este lugar de pesadilla donde las condiciones climáticas son inquietantes e impredecibles encontramos desde las zonas boscosas que nos rodearán en nuestro punto de partida, hasta las desérticas o incluso nevadas que hallaremos más alejadas.

El mundo está dividido en sectores que iremos desbloqueando, y según vayamos obteniendo estrellas liberaremos el acceso a otros campamentos desde los que partir para tener opción de participar en nuevas pruebas y torneos. De hecho hay cientos de desafíos que acometer en el vasto universo del videojuego, y con el territorio que hay para jugar es normal que nunca repitan trazado. Sin embargo las superficies se reciclan tanto que constantemente tendremos una sensación de “déjà vu” al recorrerlas, sensación acentuada debido a lo similar de los desafíos.

Si tu coche lleva a cabo esta maniobra de salto tienes muchas posibilidades de no caer de pie. Si, en cambio, la misma acción la lleva a cabo la IA da por seguro que seguirá su camino con total naturalidad.
Si tu coche lleva a cabo esta maniobra de salto tienes muchas posibilidades de no caer de pie. Si, en cambio, la misma acción la lleva a cabo la IA da por seguro que seguirá su camino con total naturalidad.

Por otra parte la exploración es uno de los principales reclamos de Fuel, especialmente teniendo en cuenta lo trabajado que está su mundo. Sin embargo por empeño que hayan puesto en Asobo Studios por diseñar un mundo lo suficientemente variado, 8.000 kilómetros cuadrados son una auténtica barbaridad, y cuesta mucho encontrar zonas con algo que merezca la pena ver. En este sentido el título propone recompensas por alcanzar determinados lugares del mapa en el modo libre, sin embargo éstas están totalmente desniveladas con el esfuerzo que conlleva alcanzarlas. Por ejemplo obtener ropa extra para el piloto o pintura nueva para el coche pueden sonar a insultante después de haber recorrido cientos de kilómetros para dar con ellos.

Fuego, Nieve y Tornados…
Fuel saca partido de su tamaño ofreciendo no sólo libertad a la ahora de explorar los terrenos como lo deseemos en el modo libre, sino también al ofrecer unas carreras con unos circuitos que podremos recorrer como deseemos. Obviamente hay unos marcadores en forma de flechas que nos dirán cuál es el trazado idóneo para recorrer el escenario, sin embargo el título premia al jugador arriesgado, y basa en los atajos buena parte de las posibilidades de salir triunfal de sus pruebas.

Deberemos usar todas nuestras técnicas, puesto que si bien las leyes de la gravedad y la física se aplican con total realismo a nuestro vehículo, la IA no parece sujeta a ellas. Por un lado su nivel es obviamente bajo, no son demasiado rápidos y no son capaces de salirse ni un ápice del territorio marcado aunque las ventajas de un atajo sean obvias, sin embargo el evitarlos a toda costa debe estar apuntado con letras de molde en nuestro manual, puesto que en un choque, un salto o cualquier otra circunstancia ellos tienen las de ganar en el 100% de las ocasiones.

Algunos usuarios seguramente acusarán a la IA de cometer trampas, quizá esta apreciación sea excesiva, pero a menudo nuestros trazados serán perfectos, a una velocidad impecable y aún así seremos superados por un enemigo para el que los vehículos sencillamente rinden de una forma diferente a la nuestra.

En ocasiones el escenario puede resultar algo confuso, pero para ello contamos con un GPS que nos informará de forma clara y diáfana de hacia dónde girar la próxima curva.
En ocasiones el escenario puede resultar algo confuso, pero para ello contamos con un GPS que nos informará de forma clara y diáfana de hacia dónde girar la próxima curva.

Si el contar con una inteligencia artificial equilibrada es un elemento primordial en cualquier título de conducción, no lo es menos el transmitir una sensación de velocidad adecuada. A menudo miraremos el disco de velocidad sorprendidos pensando que no podemos ir a más de 80 kilómetros por hora, cuando en realidad éste marca más de 120. Un fallo difícil de comprender en un título que lleva la espectacularidad por bandera y que estropea buena parte del impacto que causan los escenarios con este hecho.

Lo que sí impacta son los efectos del clima sobre las carreras, uno de los mayores triunfos de Fuel. Los tornados se meten en mitad de una prueba inundando todo de polvo y elementos, las tormentas se despliegan con total naturalidad… Se echa en falta una mayor solidez en los frames por segundo, y también hubiéramos preferido que se prescindiera de unos eventos basados en scripts que resultan algo predecibles, pero en líneas generales es una adición sensacional y única.

Por otra parte, al margen del Modo Carrera que puede prolongarse casi hasta el infinito dado el tamaño del escenario y la abundancia de coleccionables, contamos con la posibilidad de conectarnos a Internet para disputar partidas junto a otros 15 usuarios. Hay algo de lag, pero es una opción agradable para luchar contra la, en ocasiones, molesta IA del juego junto a otros seres humanos en pruebas concretas o en exploración del escenario en la modalidad libre.

A Gran Escala
El aspecto visual de Fuel es uno de sus principales reclamos. Sus creadores se han encargado de publicitar de forma constante que el juego cuenta con una distancia de visionado de 40 kilómetros, verdaderamente impresionante, lo que se traduce en unos escenarios que transmiten la sensación de masividad que se deseaba comunicar al aficionado.

Los efectos climáticos le dan a Fuel el toque impredecible que necesita. Un espectáculo de la naturaleza que brilla con luz propia.
Los efectos climáticos le dan a Fuel el toque impredecible que necesita. Un espectáculo de la naturaleza que brilla con luz propia.

Esto, sin embargo, tiene sus precios. Algunas texturas de baja resolución son sonrojantes, y en líneas generales los escenarios no acaban de tener la personalidad y el trabajo a sus espaldas que cabría esperar de ellos. A nivel técnico es impresionante el mérito que tiene el motor gráfico al mover semejantes decorados sin tiempos de carga, y así lo refleja la nota final de la tecnología, sin embargo también debe resaltarse que el popping es un problema serio, puesto que hará que la mayoría de objetos surjan demasiado cerca de la cámara.

En el lado positivo están los vehículos y personajes, todos ellos cuentan con un trabajo a sus espaldas francamente bueno. Sin embargo si hay que hablar de aparatosidad y espectáculo hay que hacerlo para referirse a los efectos de la climatología extrema, un auténtico placer visual. No obstante también hay que reconocer que en determinados momentos la tasa de imágenes por segundo puede volverse algo caprichosa cuando éstos elementos muestran toda su furia.

Los amaneceres y atardeceres son uno de los mejores momentos de Fuel. El título tiene un ciclo de día-noche algo apresurado pero muy cuidado.
Los amaneceres y atardeceres son uno de los mejores momentos de Fuel. El título tiene un ciclo de día-noche algo apresurado pero muy cuidado.

Por último hay que reseñar que en lo que se refiere al audio tenemos que dejar claro que se trata de un apartado cargado de luces y sombras. Por un lado es indudable que la música es adecuada y que algunos efectos rayan a gran nivel, sin embargo algunos otros FX del audio no se corresponden en absoluto con lo que veremos en pantalla.

Interesante

Sin sello
Sin sello

Sin olvidar que Fuel es un buen juego de conducción, éste deja la sensación de que con unos objetivos algo menos ambiciosos podríamos haber visto un juego superior. Con menos superficie de mapa pero más intensidad en las pruebas la jugabilidad mejoraría, y con un control de los vehículos más preciso y una IA más realista estaríamos ante un título mucho más divertido. Quienes hayan seguido su desarrollo quedarán algo decepcionados, quienes no sepan nada de él disfrutarán con un título divertido.

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