Nintendo DS es la consola perfecta para poner como protagonista a una mascota de una compañía de teléfonos móviles japonesa. Docomodake es toda una celebridad en Japón que, tras estar representado en todo tipo de merchandising, se atreve ahora con los circuitos de la portátil de Nintendo.
NTT Docomo Group es una de las compañías de teléfonos móviles más famosas de Japón, y como es habitual en el país asiático, la mayoría de empresas están representadas por una mascota de lo más variopinta. Así que la función de Docomodake es representar a la empresa que la ha creado y también ayudar en el incremento de sus ventas. La mascota en sí es una seta, y es el padre de toda una familia que incluye a la madre, los abuelos y hasta tres niños, habiendo poca diferencia estética entre cada uno, sólo en el color y en el tamaño. Ellos mismos serán los protagonistas del nuevo juego de Nintendo DS, que veremos si ofrece algo más que una simple jugada “brillante” de promoción.
De excursión por el bosque
Para empezar contaremos con un argumento bastante sencillo y por consiguiente lineal. Su mayor función es la de divertir y la de hacer un título ideal para los más pequeños, aunque el juego en sí, como veremos posteriormente, no es tan sencillo. Simplemente deberemos ponernos en el papel salvador del papa Docomodake para salvar a los miembros de su familia que se han perdido en el bosque, y que iremos rescatando uno a uno para reunirlos para el festival del pueblo.
El planteamiento inicial puede decepcionar bastante, y para ello hay que adentrarse realmente en el juego para observar si hay vida tras el argumento. Tendremos un mapeado dividido a su vez en zonas, teniendo cada zona una media de 8 fases. Las fases son tremendamente sencillas, pudiendo ser superadas en apenas 2 minutos, con lo que superar una zona puede llevar escasamente 15 minutos.
Aquellos maravillosos años
Pero la gracia del juego radica en la esencia de esas propias fases, que recuerdan a los juegos de 8 bits que escondían tras de sí una exposición sencilla pero con una gran profundidad jugable; y es que no podían competir en otro campo por la limitación de la capacidad técnica de las consolas en las cuales corrían. En Boing! Docomodake tendremos algo parecido: un juego que no brilla en absoluto y que no aprovecha lo que ofrece Nintendo DS a excepción de su capacidad jugable.
Nuestro personaje tendrá la función de dividirse en otros tantos minis docomodakes para así ir sorteando las fases. Gracias a esta división, que mermará el tamaño del personaje, podremos por ejemplo hacer puentes, crear plataformas, pulsar interruptores o incluso atacar a enemigos. Todo ello en unos escenarios donde en más de una ocasión deberemos pensar el movimiento a seguir, obligándonos a repetir la fase de nuevo si hacemos algo incorrecto. Es muy difícil perder una vida en el juego, pero es común ir repitiendo fases por haber realizado un error insalvable.
Este planteamiento es mucho más interesante que el expuesto en el argumento, aunque no deja de ser bastante clásico. Y es que dejando a un lado la originalidad de la superación de las fases, no hay nada más que hacer en el juego. Quizás recoger monedas, quizás comprar dibujos en la tienda, o superar nuestros records de precocidad al acabar las fases, pero nada más.
Hay que destacar la gran función que tendrá el lápiz fácil, ya que es el mayor baluarte en el que se sustenta el juego. Y es que podremos manejar independientemente a cada mini arrastrándolo con el stylus, e incluso mover aparte al personaje inicial mientras con el lápiz jugamos con los otros creando vías nuevas de acceso. Este hecho da mucho juego, ya que por una parte deberemos preocuparnos de que el personaje principal llegue a la meta, y por otro en ir moviendo a los minis para no perderlos en las fases, ya que son totalmente necesarios para ciertos puntos dispersos en el mapa.
Boing! Docomodake es un juego muy sencillo que posee valores clásicos pero que queda muy lejos de la filosofía actual. Es un personaje famoso en Japón, pero desconocido fuera de sus fronteras, con lo que aquí puede pasar desapercibido. No destaca en ninguno de sus apartados técnicos, pero gracias a un uso inteligente y divertido del lápiz táctil conlleva cierto interés por la propuesta.
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