¿Cómo definir brevemente al usuario lo que le aportará Onechanbara? Emplearemos concretamente dos palabras: Absolutamente Nada. Morbo barato, pésimos gráficos y una jugabilidad irrisoriamente anacrónica. Onechanbara en Xbox 360 es un ejemplo a evitar.
Chicas en bikini y zombies, combinación ganadora, ¿no? Tamsoft y D3 tienen la respuesta con uno de los peores videojuegos que han pasado por la redacción de 3DJuegos en tiempo. “¿Qué demonios es esto?” será la frase que más repita el usuario jugando a Onechanbara: Un aburrimiento de proporciones bíblicas al que, como era de esperar, no salvan las chicas en paños menores.
Sólo diremos una cosa como advertencia al lector: Cuando Microsoft permitió borrar los juegos de nuestro perfil con la última actualización de Xbox 360, seguramente estaba pensando en cómo hacerles un favor a los incautos compradores de Onechanbara: Bikini Samurai Squad. Tener este juego en la colección no es algo de lo que uno pueda sentirse orgulloso, la verdad.
Hasta Russ Meyer lo Hubiera Hecho Mejor…
Onechanbara: Bikini Samurai Squad es un gigantesco monumento al mal gusto, a la jugabilidad aplatanada, mediocre y soporífera, y a la más rancia tradición que establece que una chica con poca ropa en la portada de un videojuego vende.
Describir el grotesco argumento del título que nos ocupa sería perder un tiempo valiosísimo que no estamos dispuestos a tirar a la basura, y del que de hecho podríamos sacar más provecho pasando un par de horas mirando a la pared. Así pues nos limitaremos a reflejar que es fácil encontrar películas pornográficas con un guión más trabajado que el de Bikini Samurai Squad. Con eso queda dicho todo…
Tras una escueta cinemática en el que presenciaremos a través del telediario una infección zombie que asola la ciudad saltaremos al campo de batalla, no sin antes haber presenciado la inevitable escena de ducha de nuestra protagonista -¡Oh! Talento e inventiva de sus imaginativos guionistas-.
Lo que presenciamos desde ese momento hasta el final del videojuego es un incomprensible, estomagante e indigesto machacabotones de baja estofa capaz de atragantar al más pintado. Avanzaremos por interminables niveles con torpes mapeados que mezclan pasillos con arenas, y en los que la única premisa será la de avanzar de un punto a otro arrasando con todos los zombies que salgan a nuestro paso. Controlaremos a las hermanas Aya y Saki en un salvaje espectáculo de mutilaciones que no resulta divertido ni con los litros y litros de sangre que inundan la pantalla.
La presencia de las dos protagonistas facilita un cooperativo que nos permite superar la práctica totalidad de la aventura en modalidad local a pantalla dividida, sin opción de hacerlo a través de Internet. Algunos niveles no permiten usar dos jugadores y otros sí, lo cual resulta muy desconcertante e impide tener una experiencia de juego acompañado continuada. Honestamente la ausencia del modo on-line y la torpe experiencia interrumpida no nos han parecido factores demasiado relevantes puesto que nos cuesta creer que alguien sea capaz de castigar a un amigo obligándole a jugar con él a Bikini Samurai Squad.
Los controles, por si fuera poco, no dejan lugar a la diversión. Son lentos, les falta velocidad de respuesta, y cuesta encadenar los combos como los deseemos. Por suerte los chicos de Tamsoft han tenido la deferencia de hacer de los zombies uno de los enemigos más estúpidos que hemos tenido oportunidad de ver en Xbox 360. Estos no muertos que vagan, literalmente, como almas en pena por los escenarios tienen el escaso cerebro que se les presume, pero incluso los jefes finales no suponen desafío alguno siendo a todas luces excesivamente sencillos de matar sin importar el nivel de dificultad escogido. Hay algunas modalidades aparte de la campaña para matar más y más zombies en arenas en solitario, pero para ser sinceros dada la calidad del modo historia no merece la pena comentarlas.
Masacre Bikini
Terrible, Terrible… Si la jugabilidad de Onechanbara es un fracaso total y absoluto, los aspectos técnicos y de sonido no pueden ni deben quedarse atrás, y los desarrolladores del videojuego se han propuesto crear un título muy compacto en todos los sentidos donde nada desafine llegando al aprobado.
En estos tiempos se abusa de la palabra lamentable, pero para juegos como el que nos ocupa no encontramos una forma mejor de definirlos. Bikini Samurai Squad es aterradoramente feo, y denota una falta de buen gusto verdaderamente pasmosa. Las cinemáticas están bastante cuidadas, aunque incluso ahí ya podemos presenciar algunos problemas impensables en una CGI como falta de sincronía vertical, por ejemplo. El videojuego en tiempo real resulta pavoroso, con unas animaciones imperdonables, un modelado de criaturas atroz, y unos escenarios que no sólo son penosos a nivel de mapeado, sino que en términos artísticos y técnicos son igualmente casposos.
Texturas de bajísima resolución, sombras irrisorias, nula interacción con el entorno… El listado de horrores tecnológicos de Onechanbara es interminable, aunque rescataremos por último que el modelado de las chicas es lo menos malo de todo el conjunto, y lo que hace que el juego alcance el 3 en gráficos. No obstante si empezamos a rememorar el pésimo encadenado de sus animaciones y algunos movimientos de chiste, quizá deberíamos cambiar de idea y bajar algún punto más.
La música es rigurosamente insoportable, el videojuego llega a nuestro país sin una sola línea o texto traducidos a nuestro idioma, y hemos escuchado efectos de sonido más veraces en teatrillos de colegio de primaria.
¿Algo más? Esperamos no habernos dejado nada. En definitiva una atrocidad exclusiva de Xbox 360 cuya presencia desearemos borrar de nuestro GamerTag para que la gente no nos indique con el dedo por la calle.
Onechanbara es un formidable posavasos: Redondo, brillante, y con dos caras a elegir, una de superficie reflectante y la otra con una chica en bikini serigrafiada. ¿Qué tal como videojuego? Una lástima de principio a fin. Grosero, técnicamente aberrante y con una jugabilidad y un control soporíferos, Bikini Samurai Squad es con diferencia el más infame juego de lo que llevamos de 2009. No querrás regalárselo ni a tu peor enemigo… bueno, pensándolo bien quizá a él sí.
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