La espectacularidad al más puro estilo Hollywood en carreras para Xbox 360 y PlayStation 3 ya está entre nosotros. Los creadores del brillante Pure se fijan en los más aparatosos taquillazos de Hollywood para su siguiente proyecto. Premisa simple pero buena diversión para un videojuego rotundo en todos los sentidos.
Tras el lanzamiento del brillante Pure de manos de los chicos de Black Rock Studio, ardíamos en deseos de conocer a qué nuevo proyecto dedicaría su atención este siempre prometedor estudio de Disney. Así pues en marzo de 2009 se revelaba que su siguiente videojuego sería Split Second: Velocity, un nuevo título de velocidad que, en esta ocasión, tendría un prisma completamente diferente.
A pesar de su indudable aparatosidad nada tiene que ver este acertadamente llamado Velocity con Burnout o tan siquiera con Motorstorm, otros lanzamientos de conducción marcados por la furia más arcade. Split Second entra por los ojos con su aparatosa propuesta y su brillante apartado gráfico, pero tiene mucho más del clásico Mario Kart en cuanto a mecánicas jugables que de los mencionados juegos de carreras, aunque no bebe tanto del clásico de Nintendo como puede hacerlo el inminente Blur.
Hermano Arcade
En un mundo de los videojuegos de conducción en el que el realismo y la apuesta por la simulación mandan, es especialmente llamativa la apuesta de Black Rock Studio nuevamente por un arcade sin mayores contemplaciones, que tiene más referencias en clásicos arcades de conducción los 90 que en videojuegos de la actual generación de videoconsolas. Así pues lo que tenemos entre manos es una suerte de Mario Kart sofisticadísimo e hipervitaminado, repleto de explosiones, acción y adrenalina: sacando todo el partido de la Next-Gen para crear un mundo apasionante y con gancho.
Es un videojuego estimulante, fuertemente potenciado por un estilo de Taquillazo Hollywoodiense que enriquece mucho algunos de los niveles con situaciones verdaderamente impactantes que hacen que los circuitos estén llenos de sorpresas. La campaña individual, de hecho, está estructurada como si de un Reality Show televisivo se tratara, y todos los tics del videojuego apuntan a ello. Las carreras están limitadas para ocho usuarios, e incluyen algunos modos adicionales como los de eliminación o superviviente, todos ellos muy descriptivos con su propio nombre y francamente simples en términos generales. Los dos que pivotan en torno a los helicópteros son los más sorprendentes, con una serie de pruebas en las que debemos evitar el fuego desde las alturas de estos pájaros de acero; aunque el del camión que lanza barriles explosivos también es ciertamente poderoso.
Por lo que respecta a las carreras el juego se mueve en todo momento como un arcade de velocidad normal y corriente, aunque con la notabilísima inclusión de un sistema de power-ups para reventar a nuestros rivales (literalmente) siempre que lo deseemos. Los puntos para cargarlos están hábilmente colocados en el escenario, y hacen que la carrera sea tan impredecible para el que marcha en cabeza –que puede perecer en cualquier momento-, como para el último que puede arrasar a los rivales con mayor facilidad que el resto si va convenientemente armado. Podemos desde hacer volar por los aires vehículos aparcados, como situar velozmente trampas o destruir partes del escenario para llevarnos por delante a nuestros oponentes. Algunas de las mecánicas, las menos, son complicadas y requieren de cierta maestría o podrán volverse contra nosotros con impensables consecuencias.
El multijugador incluye soporte on-line, así como la posibilidad de competir contra un amigo en la misma consola por medio de la clásica pantalla dividida. Lo más positivo de esta posibilidad es la alternativa de contar con rivales humanos más efectivos al volante que una no demasiado brillante IA. Las modalidades para ocho jugadores a través de internet son discretas y llama la atención el hecho de que sólo podamos jugar con los bólidos desbloqueados en el modo individual, sin embargo es un añadido más que aceptable.
¿Si todo esto suena tan bien dónde está el problema para que el juego no haya alcanzado el sobresaliente? Split Second no deja de ser un título notable, sin embargo para consolidar su propuesta como memorable le han faltado una serie de puntos bastante importantes.
La mecánica de los ítems y los potenciadores es bastante plana y puede resultar algo cargante a medio plazo por puramente repetitiva, y es que no dejaremos de hacer lo mismo en todo momento. Es un juego de carreras y no podemos pedirle que reinvente la rueda, está claro, pero buscando elementos tan icónicos como el de los Power-ups o las situaciones tan llamativas que se suceden, quizá al título le hace falta algo más de variedad de posibilidades o contextos para no pecar de parecer algo reiterativo a medio plazo. Por otra parte el recorrer los escenarios del juego en primera instancia es apasionante, fresco y sorprendente; sin embargo sólo hay 11 y, con este número respetable pero algo limitado, rápidamente nos aprenderemos de memoria los ambientes, sorpresas, etcétera.
Blockbuster
Visualmente el videojuego es increíblemente poderoso, especialmente por lo que respecta a su apartado tecnológico. El título puede no ser el que ofrezca los modelados de vehículos y escenarios más realistas, eso queda claro, pero sí es un videojuego que saca un extraordinario partido de las posibilidades de hardware de las videoconsolas y PCs de la actualidad. ¿Cómo lo logra? Primeramente con una tasa de imágenes por segundo muy estable, y lo suficientemente alta como para colmar las aspiraciones de sensación de velocidad de cualquier aficionado al género.
Por si fuera poco las explosiones y la destrucción que se genera a nuestro alrededor es formidable e impactante, tanto por su impecable ejecución como por su épica dirección artística. Observado al detalle quizá puede dar la sensación de no ser tan sobresaliente como parece, sin embargo es un punto atribuible a la vasta mayoría de los juegos de velocidad y, en movimiento, Split Second es sencillamente fenomenal.
La iluminación, por si fuera poco, cubre las escasas deficiencias que el videojuego pudiera tener en este campo; con unos tonos terriblemente exagerados pero francamente vistosos para un título de estas características. El juego de Black Rock Studio trata de ser un taquillazo hollywoodiense al más puro estilo de las producciones de Jerry Bruckheimer –La Roca, Armageddon, La Isla-, y estéticamente consigue ese efecto con rotundo éxito.
Por lo que respecta al audio, poco que comentar. La banda sonora es adecuada, aunque excesivamente deudora del tipo de cine aparatoso y vacuo que hemos comentado, lo que acaba mermando ligeramente su calidad compositiva. El doblaje es aceptable y sus efectos de audio formidables, aparatosos y definitivos.
Split Second: Velocity es un muy buen juego de carreras, aunque su carácter de título de consumo rápido –circuitos, música, mecánicas…- le resta algunos puntos. Por espectacularidad y por unas primeras horas a sus mandos sencillamente colosales merece la pena probarlo.
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