Resulta extraño que el sub-género de las "torres de defensa" haya abarcado contextos tan dispares como zombis atacando plantas -¡el horror, oh, el horror!- mientras que el campo de batalla ha permanecido prácticamente inexplorado. La desarrolladora Signal Studios ha decidido poner remedio al asunto con Toy Soldiers, una reconstrucción de la Primera Guerra Mundial protagonizada por soldaditos de plástico.
En teoría, el sub-género estratégico de las "torres de defensa" denota cierta restricción y contención, tópico que multitud de desarrolladoras se han encargado de asaltar durante la presente generación de consolas. Desde plantas con la cuestionable tarea de proteger a sus dueños de un ataque zombi hasta títulos que se han ganado un merecido bis -como el caso de PixelJunk Monsters Encore-, lo que podría haberse quedado en un nicho anecdótico ha ido ampliando miras para contentar a todos los públicos. No obstante, existía una audiencia determinada más acostumbrada a actuar que a planificar, que hasta la fecha había rechazado todas las propuestas... hasta que la guerra llamó a su puerta, cargándose el timbre durante el proceso.
Guerra de bolsillo
Toy Soldiers -desarrollado por Signal Studios- adapta la premisa del sub-género a una peculiar versión de la Primera Guerra Mundial que transcurre en el cuarto de un infante; los soldados, vehículos, defensas... son juguetes de plástico mientras que el campo de batalla es un diorama que rezuma nostalgia por sus cuatro costados. Recurrir al punto de vista de un niño no sólo sirve para simplificar la vertiente estratégica del título, sino también para homenajear a los predecesores de los videojuegos, concretamente de los juegos bélicos actuales.
La historia nunca sobrepasa la simpleza de las diapositivas con la que es contada, ya que lo realmente importante son las recreaciones de algunas de las batallas de la Gran Guerra. La mecánica es sencilla: los soldados del ejército del jugador se lanzarán a la carga para demostrar su futilidad y todo quedará en manos de las unidades defensivas, que deberán aguantar numerosas oleadas enemigas. Todas las acciones típicas de un título de estas características pueden encontrarse agazapadas en sus trincheras: reparaciones, mejoras, fondos que se acumulan con cada muerte del bando contrario, debilidades y fortalezas para cada unidad... El problema es que el tutorial no es todo lo pormenorizado que debería ser y los novatos tardarán un poco más en situarse que el resto.
Involucración directa en la batalla
Aquellos que crean que pueden apuntar mejor que la IA del juego sólo deben pulsar un botón para ponerse a los mandos de cualquier unidad defensiva. La mecánica no es un mero accesorio: el nivel de dificultad más elevado obliga a utilizarla ya que las torres no dispararán por iniciativa propia. Incluso existen modelos más ofensivos como tanques, aunque su uso ha sido regulado para evitar una victoria fácil. De este modo, los fanáticos de la acción se sentirán satisfechos de haber contribuido directamente en el resultado de la contienda, en lugar de contentarse con la función pasiva del estratega.
Quizá el único inconveniente del título es que intenta ser tan simple que su plantilla de unidades peca de brevedad extrema; hay seis tipos de "torres de defensa" y la mayoría permanecerán bloqueados durante el primer tercio de la guerra. A modo de anexo para este inconveniente, los controles de la cámara y de la mirilla no ofrecen la rapidez necesaria para asegurarse de que todos los engranajes de la guerra estén bien engrasados. Por suerte, estos detalles se ven solventados con verdaderos golpes de genialidad, como jefes finales gigantescos; juguetes cuyas cajas seguramente contendrían las palabras "edición especial" en letras bien gordas.
Refuerzos en forma de extras
Asimismo, Signal Studios ha invertido una loable dedicación a los extras de Toy Soldiers para que los soldaditos tarden bastante en volver a ser guardados en su baúl. Para empezar, al acabar la campaña se desbloqueará una nueva versión ampliada con más niveles, un modo de dificultad elevado y unidades alemanas. Cada mapa contiene su propio objetivo adicional -como conseguir un determinado combo o destruir cierta cantidad de refugios enemigos-, y una vitrina inicialmente vacía de recompensas lanzará el guante del desafío a todo aquel que tenga la valentía de recogerlo. Finalmente, el multijugador permite que dos aspirantes a comandantes se enzarcen en un duelo online o a pantalla partida donde enviar oleadas será tan importante como preparar las propias defensas.
Debido a su simpleza y a ciertos problemas con el control, Toy Soldiers sería aplastado cual juguete de plástico en una hipotética batalla contra sus camaradas "defensores". No obstante, su premisa atractiva, la posibilidad de sentir el fragor de la batalla y su excelsa duración -máxime teniendo en cuenta su naturaleza digital- lo hacen merecedor del más importante de todos los galardones: la medalla al honor.
