Hay pocas formas mejores de acabar el año que la mía: terminando Baldur's Gate 3. Sí, porque aunque llevaba en torno a 100 horas de partida haciendo hasta el último encargo y explorando cada píxel, me negué a terminar el juego hasta estar preparado para despedirme de este mundo y esos personajes. Y el momento ideal fue final de año.
Más allá de lo épico del tramo final y de lo satisfecho que estoy con mis elecciones (Karlach, siempre contigo), me gustaría hablar de una novedad relativamente reciente. A finales del pasado mes de noviembre se publicó el quinto parche del juego por parte de Larian y, además de añadir un nuevo modo de dificultad, llegó un epílogo a la historia original del juego.
No esperé a propósito, pero fue un aliciente más para poner punto y final a mi aventura en las Tierras Olvidadas. Según comentaba el estudio dirigido por Swen Vincke, sería "un adiós final" con 3589 nuevas líneas de diálogo y ubicado 6 meses después del final de Baldur's Gate 3. Pintaba bien, ¿no?
Un epílogo mucho más ambicioso de lo que parece
No sé si fue por el subidón emocional que es la batalla final y el cierre de la historia, pero este epílogo me golpeó con mucha fuerza. Sí, tal y como decía Larian es una fiesta 6 meses después en la que los héroes se reúnen frente al fuego y unas bebidas para cerrar la historia. Esa despedida es incluso más para nosotros que para ellos, permitiéndonos acabar con un momento amable y cercano con quienes compartieron decenas de horas con nosotros. Evidentemente, puede aparecer algún spoiler a partir de aquí.
No hay una misión principal, o una tarea importante a conseguir en este epílogo. Simplemente volvemos al campamiento tras ser llamados por Mustio, y ahí acuden todos los protagonistas del juego. Desde nuestro avatar, obviamente, a todos los héroes que hayamos reclutado durante la aventura, incluido algún que otro visitante ocasional del campamento.
Lo verdaderamente increíble de este añadido es la obra de orfebrería narrativa que realiza
Lo verdaderamente increíble de este añadido es la obra de orfebrería narrativa que realiza. Quizás pueda parecer simple, pero la cantidad de variables que se tienen en cuenta en términos de quién debe aparecer, su aspecto físico, su actitud frente a nosotros o multitud de factores más, es abrumadora.
En mi caso, volví de Averno con Karlach, ya que su motor infernal estaba a punto de explotar y no quería perderla, por lo que decidí "mudarme" a este lugar. Y ahí me esperaba desde Rasca, el perro que salvé en el primer acto, pasando por Volo o un héroe que desbloquee en mis últimas horas de partida como es Minsc. Sus diálogos, además, cierran sus tramas y sirven para decirte qué ha sido de ellos durante todo este tiempo.
Larian ha tenido en cuenta todo para darnos una despedida a la altura emocional del genial juego que es Baldur's Gate 3. Este epílogo me recuerda quizás a God of War Ragnarok Valhalla: no era necesario, pero es una declaración de amor de los desarrolladores a sus personajes y a la comunidad.
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