A diferencia de ese mundo antiguo que muchos nos imaginamos en la cabeza al pensar en la civilización egipcia y sus pirámides, casi cercano a la perfección de una fantasía orquestada por Hollywood, lo cierto es que civilizaciones como la del antiguo Egipto gozaban de la misma diversidad genética que podemos encontrar hoy en día. Digamos que no debería sorprender a nadie que entre los escritos en los que se habla del día a día de los egipcios se cite a los enanos del faraón.
Pese a que el término, y nuestra predisposición a ponernos siempre en el peor escenario puedan llevar a hacernos pensar que estamos ante una sociedad arcaica y retrógrada, que utilizaba las personas con acondroplasia como esclavos o fuente de entretenimiento (tal y como nuestra sociedad hizo durante cientos de años a posteriori.), lo cierto es que la idea no podría estar más alejada de la realidad. Este no era en absoluto uno de esos casos.
La historia de los enanos del faraón
Había enanos esclavos con oficios variados como la joyería o la asistencia personal, y de la misma forma también había enanos entre la nobleza, tal y como han demostrado las múltiples tumbas de aristócratas egipcios con una condición que, a falta de confirmación, puede relacionarse con relativa facilidad con la acondroplasia.
Algunas se han encontrado rellenadas de joyas y objetos que dejaban muy clara su condición dentro de las clases altas del antiguo Egipto. Otras, incluso demuestran aún más el estatus social de sus miembros con su cercanía a las pirámides.
Pese a que son menos conocidos que los clásicos dioses con cabeza de animal que se han hecho un hueco en nuestra cultura popular, en realidad los egipcios contaban con dos deidades enanas. Por un lado estaba Bes, que era dios de los sueños, el nacimiento, la suerte y la danza, además de protector del hogar. Por el otro, Ptah, que era dios del arte, la artesanía y la creatividad.
Precisamente ese último punto nos ayuda aún más a comprender mejor el término de los enanos del faraón, y es que en ciertas dinastías los Miu, que así era como se llamaban, se encargaban del cuidado de los animales domésticos reales y gozaban de un gran protagonismo en el servicio de comida, ropa y joyería del soberano. Un papel mucho más importante del que, por mero sesgo y prejuicios, se suele dar por sentado.
Imagen | Maxtod77 en Midjourney
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