Es un día como otro cualquiera, pero hay algo distinto. Hoy te has levantado con una idea de marketing revolucionaria. Una que, por apenas un puñado de dólares, va a conseguir que tu restaurante se llene hasta los topes de familias deseando gastar en tu local, y para nada va a ser como ese desastre ocurrido hace apenas unos meses en Glasgow con la Willy Wonka Experience. Vas a hacer un evento sobre Bluey para niños con un montón de actividades gratuitas.
Pero para sorpresa de nadie que hubiese estado en ese minucioso plan sin fisuras desde el principio, en realidad ocurrió justo lo que todo el mundo habría previsto. Fue exactamente igual de desastroso que en la Willy Wonka Experience, con cientos de padres enfadados y niños llorando incluidos en el pack.
La Willy Wonka Experience en versión Bluey
Ocurrió en el restaurante Dirt Dog de Las Vegas, el típico local con aspecto de bar rudo en el que la especialidad son los perritos calientes y que, hasta hace unos días, gozaba de buenas reseñas en Google Maps porque es uno de esos sitios que no va a cambiarte la vida, pero es cumplidor con la comida y la atención al cliente.
Según comentaba su gerente tras la debacle, suelen realizar eventos similares cada cierto tiempo que atraen a su clientela habitual mientras, en un ambiente familiar en el que la gente se disfraza y abraza lo humilde de la situación, pasan un buen rato de forma tematizada. Pero si en esos casos suelen acudir unas 50 o 60 personas, en el caso del evento de Bluey, dada la fiebre por el personaje de Disney+, fueron cientos de familias las que se asomaron por el local.
Un señor disfrazado con el traje más barato que pudieron encontrar, un puñado de pegatinas, y unos muffins con una galleta de forma de hueso, era todo lo que Dirt Dog tenía para ofrecer a unos niños que esperaban pasar la tarde conociendo a Bluey y sus amigos. Y como era de esperar al toparse con ese panorama, la cosa se torció.
Se quedaron sin comida al poco de empezar, la mitad de las actividades propuestas no estaban preparadas, Bluey resultó ser un señor en vez de una mujer (sí, suele ser un error muy común lo de confundir de género a Bluey) y, lo peor de todo, enfadaron a uno de los fandom más locos que nos ha dado la televisión de los últimos años. Ni siquiera la disculpa en redes ha conseguido frenar la ola de odio que los fans de la serie han vertido sobre el restaurante.
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