A principios de febrero de 2019 se realizaba una subasta en la ciudad de Nueva York que atrajo a coleccionistas de todo el globo. Entre las grandes piezas sobre las que se iban a pujar estaba una moneda de oro de 5 guineas de la reina Ana de Gran Bretaña, una de las monedas más raras y valiosas de la historia. La subasta se saldó con una puja de más de 1 millón de dólares. 1.080.000 dólares, para ser exactos.
La razón por la que es una moneda tan codiciada está en que apenas se conocen menos de veinte monedas de este estilo con tres variantes distintas. Y esta en concreto, la de oro de 5 guineas (una antigua moneda inglesa llamada guinea por estar hecha con oro africano y que terminó desapareciendo en favor de la libra) es la más extraña de todas. ¿Pero realmente no había más monedas? ¿A santo de qué se acuñaría una moneda con una tirada de apenas veinte piezas? La clave está en la palabra que podemos encontrar bajo el busto de Ana de Gran Bretaña: VIGO.
El origen de las monedas Vigo de oro
Tras perder la oportunidad de hacerse con la ciudad de Cádiz, el ejército inglés que participó en la Guerra de Sucesión española volvía a casa con la cabeza gacha. Sin embargo, por el camino se les alertó de que una flota española con tesoros del Nuevo Mundo estaba escondida en la bahía de Vigo, así que desataron toda su furia sobre la zona para intentar hacerse con el botín.
Tras apenas día y medio de batalla, los ingleses se hicieron con la victoria, pero entre los barcos perdidos y lo que ya se había descargado a tierra firme, el botín fue más bien escaso. Lo que debía ser un tesoro que luego se convertiría en la inspiración para 20.000 Leguas de Viaje Submarino, se quedó según los historiadores en 4.500 libras de plata, poco más de 2 toneladas, y apenas 7 libras de oro, que equivalen a unos 3 kg.
Pero ya sabéis cómo funciona aquello de "los vencedores son los que escriben la historia". La pequeña cantidad de oro se utilizó para acuñar una moneda que, por mandato real de la reina Ana, debía llevar la marca VIGO para que quedase en la posteridad "el recuerdo de esa gloriosa acción" en la bahía de Vigo, convirtiendo así a lo que hoy en día sería una moneda de unos 5 euros, en algo capaz de superar el millón en una subasta.
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