Chema Mansilla
Editor - Cine y TVTodos los amantes del cine tenemos una deuda con Steven Spielberg. Una deuda colosal. Porque si hoy hablamos de blockbusters, de fenómenos cinematográficos que revientan la taquilla y se instalan en el imaginario colectivo durante generaciones, es gracias a Tiburón. Su estreno en 1975 marcó un antes y un después en la historia del cine, convirtiendo lo que podría haber sido una modesta película de serie B en un hito de la gran pantalla.
Lo irónico es que Tiburón casi se hunde antes de zarpar. Las limitaciones técnicas del tiburón mecánico, al que Spielberg bautizó como Bruce, obligaron al director a reinventar el lenguaje del suspense. En lugar de mostrar a la criatura, la sugería. Y esa elección forzada se convirtió en una de las decisiones estéticas más brillantes del cine de género. El agua, el silencio, la música de John Williams… todo construía una tensión casi insoportable. Fue una clase magistral de economía narrativa que, paradójicamente, elevó el cine comercial a un nuevo nivel artístico.
Spielberg bebió del suspense de Hitchcock, del pulso épico de John Ford, del nervio visual de los seriales y el cine de aventuras clásico. Tiburón fue la alquimia perfecta: el espíritu rebelde del cine de serie B fusionado con la ambición y el control de un autor que, con apenas 27 años, ya estaba moldeando el futuro de Hollywood.
Mondo se lanza al agua para celebrar el 50 aniversario
Han pasado 50 años desde aquel baño de masas (y de sangre) en la ficticia Amity Island. Medio siglo desde que el gran blanco dejó de ser un simple escualo para convertirse en icono del terror y la cultura pop. Y como no podía ser de otra manera, la celebración está siendo a lo grande. La firma Mondo, especialista en arte, coleccionismo y ediciones limitadas, ha lanzado una cápsula conmemorativa digna del camarote del mismísimo capitán Quint. Esta colección, disponible solo durante cuatro semanas a partir del 20 de junio, incluye un póster ilustrado por Danny Haas, ediciones especiales en vinilo de la mítica banda sonora de John Williams —tanto su versión completa remasterizada en doble LP como una edición exclusiva con tomas alternativas inéditas— y, la joya de la corona: una figura de vinilo de Tiburón diseñada por James Groman.
Ni espacio ni presupuesto, pero mucho amor por Tiburón
Como bien resume Peter Santa-Maria, director creativo de arte en Mondo, "afrontar un proyecto como este fue como cazar un tiburón de 8 metros con un barco destartalado y medio depósito de gasolina". Pero el resultado final, lleno de mimo, nostalgia y detalles pensados por y para fans, es un tributo visual y emocional a uno de los mayores logros del séptimo arte. Y aquí es donde empiezo a mirar mi estantería con resignación. Porque lo de la figura de vinilo de Tiburón no es una figura cualquiera. Es un monstruo. Literalmente. La pieza diseñada por Groman mide 16 pulgadas (unos 40 cm de longitud) y viene equipada con una colección de accesorios que parecen sacados directamente del rodaje: una jaula para tiburones, barriles flotantes con cuerda, un tanque de oxígeno, una pierna mutilada, un trozo de balsa, la cabeza de Ben Gardner (sí, esa escena traumática) y hasta una cabeza alternativa como extra exclusivo. A ver dónde calzo yo eso en casa.
¿Su precio? 275 dólares. 240 lereles, esa es otra. ¿Su impacto visual? Brutal. Este no es solo un tiburón. Es EL TIBURÓN. Una reinterpretación artística que mantiene la esencia de la criatura original pero con el toque grotesco, monstruoso y cargado de detalle que caracteriza la obra de Groman. Vamos, que es muy chulo, ¿verdad? El tipo de pieza que no solo decorará tu salón, sino que probablemente iniciará cierta cantidad de drama con tu cuenta bancaria.
James Groman: un aartista de criaturas
Para los entendidos en diseño, ilustración y cultura pop, el nombre de James Groman no es precisamente nuevo. Groman lleva décadas dando vida a criaturas imposibles. Empezó su carrera en American Greetings desarrollando marcas como Care Bears, Popples, My Pet Monster o Madballs. Pero su talento pronto le llevó a colaborar con gigantes del entretenimiento como Hasbro, Kenner, Galoob, o Lucasfilm. Ha trabajado en productos inspirados en Star Wars, Harry Potter, Godzilla, G.I. Joe, DC Comics, Marvel y un sinfín de propiedades más. Incluso fue parte del desarrollo visual de El Hobbit: Un viaje inesperado junto al equipo de Weta Workshop en Nueva Zelanda.
Su figura King Korpse ganó el premio a Juguete del Año en los Designer Toy Awards en 2017. Y ahora, con esta versión deluxe de Tiburón, vuelve a demostrar por qué es uno de los artistas más celebrados del panorama del coleccionismo. Su reinterpretación es excesiva, salvaje y completamente irresistible. Vamos, el tipo de producto que tanto gusta lanzar a Mondo para nuestro disgusto.
Un aniversario que muerde fuerte
Además de esta cápsula de Mondo, el 50 aniversario de Tiburón también se celebra con una nueva edición doméstica, una emisión especial en NBC con introducción inédita de Spielberg y, atención, el regreso de la película a salas de cine entre el 29 de agosto y el 4 de septiembre, al menos en Estados Unidos. Un motivo más para revivir esa tensión fundacional que tantos traumas acuáticos nos dejó. Y, si eres de los que todavía buscan el vinilo definitivo, la portada desplegable con aleta emergente del doble LP de la banda sonora de Williams, impreso en vinilo de 180 gramos "Blood and Water", puede que sea tu trofeo de caza más asequible. No es que por ser de colores se escuche mejor, pero es bien bonito.
En resumen, este aniversario me tiene atrapado. Es evidente que Tiburón sigue siendo tan relevante hoy como lo fue en 1975. No tengo espacio. No tengo dinero. Pero lo que sí tengo es un amor incondicional por esta película, por su monstruo invisible, por su música inolvidable y por ese cine que cambió el mundo a dentelladas. Quizá haya que hacer hueco en la estantería. Creo que voy a necesitar una estantería más grande.
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