Quería ser el más grande, el más épico, el mejor y más variado juego de ciencia ficción que se hubiera creado hasta la fecha. Fue tan al límite que prometió un millón de dólares al primer jugador que encontrara todos sus secretos (y tuvo que recular). Apuntaba tan alto, que hasta llegó a anunciarse en cines durante la emisión del Episodio 3 de Star Wars. Pero este exceso de ambición, estas ganas de crear algo tan inmenso que serían necesarios tres juegos para contar su historia al completo, acabó pasándole factura a Advent Rising. Tal fue su batacazo en ventas y tibias las críticas que recibió por parte de la prensa especializada, que esa gran epopeya espacial nacida de la pluma de uno de los escritores más reconocidos de la época acabó con todas las esperanzas de continuar las aventuras de Gideon.
19 años después, he saldado una pequeña deuda pendiente que tenía con mi yo adolescente, que en aquel momento se moría de ganas por adentrarse en ese colorido universo de ciencia ficción creado entre otros por el autor de El juego de Ender, Orson Scott Card. Lo hacía temiendo lo peor por todas estas críticas, claro, y lo cierto es que el arranque de esta aventura es espantoso, con una pelea de bar atroz. Pero no negaré que he acabado disfrutando la experiencia hasta tal punto que ahora soy uno de tantos a los que les habría encantado continuar este viaje. Los fallos están ahí. El exceso de ambición le lastra a todas horas. Pero tras estas imperfecciones se oculta una aventura de acción por momentos bastante épica, con una banda sonora espectacular, y un universo de ciencia ficción que tiene su aquel con todas esas similitudes con Star Wars, Halo o la muchas veces injustamente olvidada Titan A.E.
El exceso de ambición le lastra a todas horas. Pero tras estas imperfecciones se oculta una aventura de acción por momentos bastante épica
Hablo expresamente de su universo, del trasfondo argumental, porque la historia como tal es bastante floja e incluye algunos diálogos sonrojantes, con unos personajes a los que no se les da la oportunidad de brillar en ningún momento. Pero, ¿qué tiene de especial Advent Rising? Bueno, de entrada, que en su primera hora de juego lo hace saltar todos por los aires enfrentándote casi a la extinción de la humanidad en una sucesión de batallas y huidas imposibles que, a su manera, son emocionantes. Y basta jugar unas pocas horas para darse cuenta de que hay buenas ideas en este festival de tiros y explosiones, que bien trabajadas, y con una mejor tecnología, podrían haber dado muchísimo más de sí.
Una guerra por la supervivencia de la humanidad
Tan fácil es sacar a relucir los fallos de Advent Rising, como ver también el potencial no explotado de esta aventura de acción y ciencia ficción que va camino de cumplir los 20 años. De entrada, nuestro héroe, puede usar simultáneamente dos armas totalmente opuestas entre sí para provocar el caos a su alrededor; y a medida que las usa, estas ganan poder y nuevas formas de disparo para aumentar el daño y la destrucción, al estilo de RPG como los de la saga The Elder Scrolls. ¡No está nada mal! Con 11 armas entre las que elegir y varios tipos de granada, los tiroteos funcionan y divierten porque la acción es muy Halo, en el sentido de que hay épica y batallas multitudinarias con incluso vehículos de por medio. No esperes eso sí la finura y precisión que ofrecen los tiroteos protagonizados por el Jefe Maestro, porque no hay color; ahí el juego de Bungie gana por goleada.
Hasta llegó a anunciarse en cines durante la emisión del Episodio 3 de Star Wars.
Para darle más chispa a la acción y evitar que caiga en lo reiterativo, Advent Rising no solo cambia radicalmente de escenarios llevándote a pelear por distintos planetas, e incluso sobre la cubierta de una nave espacial, sino que también introduce superpoderes al estilo de la telequinesis, ondas de choque y demás para hacerte sentir como un auténtico dios. Si eres fan del género y llevas tiempo en esto, seguramente andes pensando en otros juegos de la época como Psi-Ops o Second Sight, porque en su afán por ser el más grande, el más variado y el mejor entre todos, Advent Rising tuvo muchos juegos en los que fijarse. Hay un problema, claro, y es que en los cara a cara, por lo general, siempre sale perdiendo. Y como trató de hacer tantas cosas a la vez, al final rara vez profundiza en ninguna de sus mecánicas de juego. Incluso a veces, el juego "se rompe" y pierde la gracia. Me explico.
Mientras peleas solo con armas la acción es divertida y bastante intensa, pero una vez te dan tus poderes especiales y estos suben de nivel, las pistolas casi que ya no te sirven de nada pues acabas antes masacrando enemigos con tus poderes telequinéticos. Al principio no molesta porque es muy vistoso. Vaya, que no hay nada mejor que coger a un dinosaurio alienígena para estamparlo contra una pared, explosión incluida. Pero llega un momento en la aventura en el que la acción se vuelve demasiado fácil y pierde ese punto de emoción que sí encuentras al principio, cuando como decía, el mundo que te rodea está inmerso en un auténtico infierno. Y pese a todo, una vez más, sigue siendo un juego que se deja querer; con el que puedes pasar muy buenos momentos.
Hay escenas de acción a bordo de vehículos blindados como los Warthog de Halo, o también escenas de combate en el espacio que rompen con la monotonía y aportan algo de emoción extra a los tiroteos. Y luego está la historia, que sin ser rompedora, al menos a mí me ha hecho querer saber más sobre este universo de ciencia ficción que llegó a contar con algunos cómics a modo de precuela, y planteó incluso la escritura de una novela. Además Advent Rising pone fácil que puedas usar todo tu poder destructivo sin demasiadas complicaciones, a pesar del masivo número de oponentes que tienes ante ti. Combinar armas de fuego con habilidades propias de un dios es un espectáculo divertido incluso hoy, después de tantos años.
Uno de los mayores fracasos de la ciencia ficción en videojuegos
Estrenado originalmente en la primera Xbox, Advent Rising se enfrentó desde el principio a duras críticas por su deficiente apartado técnico; algo que se mejoró tiempo después con su adaptación a PC. Pero obviamente las ralentizaciones no fueron el principal problema de esta aventura de acción. Sus tiroteos, si bien eran divertidos, poco podían hacer frente a las batallas de otros grandes shooters de la época. Lo decía antes: quería hacer demasiadas cosas. El juego estaba plagado de micro ideas muy potentes pero casi nunca les sacaba partido, como por ejemplo el tiempo bala tan propio de Matrix, el uso de los vehículos, el combate cuerpo a cuerpo… y un largo etcétera.
La IA de los aliados y enemigos también palidecía frente a la de otros coetáneos, y para más inri, el juego no siempre te explica muy bien a dónde debes ir o qué se supone que tienes que hacer, lo que puede tenerte un buen rato peleando contra hordas infinitas de alienígenas… hasta que descubres que tienes que ir por la puerta menos visible del escenario para acabar con esa batalla interminable. En este sentido el diseño de niveles es poco intuitivo. Es fácil ver las inspiraciones en otros juegos pero incluso cuando trata de ser épico, y lo es, se le notan mucho las costuras. En definitiva, Advent Rising es capaz de lo mejor y de lo peor con apenas unos minutos de diferencia. La historia tiene diálogos terribles, y la estética combina estampas aún hoy muy vistosas con decisiones artísticas muy cuestionables, como el desproporcionado diseño de los humanos. Donde no falla en absoluto es en su apartado musical, con una banda sonora, que es un espectáculo. Y es lógico, pues en su afán por alcanzar la excelencia, se recurrió a tres músicos de prestigio para dotar de vida este universo de ciencia ficción.
De nada le sirvió. Advent Rising debía ser el salvador de una débil Majesco que ya encadenaba unos cuantos fracasos financieros, incluyendo el del formidable Psychonauts, y sin embargo, su estreno en las tiendas fue tremendamente decepcionante. Ni toda la inversión en marketing ni los grandes nombres que figuraban en su portada sirvieron para llamar la atención del gran público. El desastre se había consumado. Majesco canceló de inmediato sus planes de crear esa trilogía de Advent Rising, entre otros proyectos, y los autores de esta aventura espacial junto a muchos otros terminaron cayendo por el camino.
En un momento actual en el que la industria del videojuego vive una de sus mayores crisis, jugar a un título como Advent Rising me ha hecho recordar aquella época no tan lejana en la que, por lo general, las compañías de videojuegos no tenían miedo a experimentar y crear de la nada nuevas marcas con unos valores de producción altísimos. Es verdad que esta aventura de acción no da -ni dio- la talla, pero sigue teniendo ese encanto especial que tanto se echa de menos hoy en día. Soñar con el resurgir de la marca es pura fantasía, y sin embargo, hay jugadores que casi 20 años después lo siguen haciendo. No fue el mejor juego de acción y aventuras de su época, y a pesar de todo, dejó huella.
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